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Jueves 13 de Diciembre de 2001

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LOS DISEÑADORES QUE QUIEREN HACER DE LA CIUDAD UN LABORATORIO

Autora de la interferencia a Locomotion (¡herejes: estaba por empezar “South Park”!), la agrupación Doma pretende distorsionar los canales de información visual echando mano a ciertos conceptos estéticos del situacionismo, concebidos cuatro décadas atrás. Adornados de un aura de clandestinidad “guerrillera”, hablan tres integrantes del grupo que quiere cambiar el sentido de las cosas... “un poco”. Sólo un poco.

POR MERCEDES URQUIZA

El viernes 5 de julio, año 01, un satélite pirata interfiere la señal del canal de cable Locomotion, con sede en Miami. Pantalla roja, interferencias y, de repente, un cortometraje de animación digital reivindicado por un tal grupo Doma. La toma se extiende por 24 minutos y frustra el estreno de un capítulo de “South Park”. Durante la semana siguiente, la web de Locomotion se satura de e-mails de los televidentes y, por las calles de Miami, corren murmullos de preocupación. Un rumor persistente sostiene que el misterioso grupo Doma es... argentino.
Luego de un largo rastreo, el No logró conseguir algunas pistas certeras: los integrantes de Doma son efectivamente compatriotas, diseñadores y presumen de rebeldes libertarios. Luego vino el recorrido por escuelas de cine y animación, aulas y baños de la Facultad de Diseño de la UBA, fiestas electrónicas, locales de moda y demás. A fines de octubre, ya hartos de fracasos, una fuente anónima en los pasillos de Ciudad Universitaria nos pasó el teléfono de un “verdadero” (hubo muchos falsos) integrante de Doma. Así se concretó la entrevista en un bar de Palermo, con tres miembros de la agrupación a los que en adelante llamaremos X, Y y Z. El primer contacto visual produce cierta desilusión: más que guerrilleros, los Doma ostentan la moderna bohemia estilo Palermo, ese tipo de muchachos que a los ocho años debían ir a escuelita de tenis. La historia empieza a fines de 1998, en una unión surgida mayoritariamente de vínculos universitarios: diseñadores gráficos, videastas, ilustradores y un músico que completó el septeto. La premisa era y es trabajar desde la experimentación en diferentes soportes: mails animados, calcomanías, afiches, stencil, cortos de animación y más. Su manifiesto dice: “Entender la sociedad como un gran laboratorio permite detectar su reacción frente a distintos estímulos. En la actualidad, la polución visual y el caudal de información alcanzan niveles muy altos, exponiéndose en todos los medios. Doma intenta lograr una interferencia en estos canales. Esta actitud surge conceptualmente como una mirada crítica al sistema en el que vivimos, caracterizado por el control, la inducción, la tecnología y las megacorporaciones”.
Ahora bien, ¿con qué se mete este grupo de anarco-disainers en concreto? Con las señales de tránsito, con esos carteles que indican lo que está permitido y lo que no, que ordenan y advierten para vivir en una sociedad “organizada”. Tomaron el lenguaje de la señalética, se lo apropiaron, lo transformaron y lo intervinieron con la intención de cambiar el mensaje.
“El primer impulso de bronca-energía-rebelde y revolucionaria fue salir a la calle, pero no a pintar el típico graffiti sino con stencils y haciendo mierda señales de tránsito en puentes, paradas de colectivo y subtes. Cambiando el sentido a las cosas... un poco”, cuenta X, entusiasmado como un niño tenista que acaba de ganar su primer set. La idea continuó y se alternó con una serie de mails animados, que “para alguna gente fue insoportable y para otra, divertido; la mayoría decía: ‘Paren de mandar’”.
Una de las primeras intervenciones fue en el subte, en el pasaje que está debajo del Obelisco. “Una ocasión especial”, según los Doma. “Estábamos pintando vacas, muchas vacas, como las de los carteles que hay en la ruta, y se nos acercó un policía que nos dice: ‘Che, qué lindo eso, ¿qué es?’. ‘Nada’, le contestamos, y empezamos a decirle cualquiera, como para despistar. Resumiendo, la escena terminó con el cana probando un stencil contra la pared del subte. Una imagen alentadora, ¿no?” El comando de diseño con pretensiones terroristas trabaja rápido y, por lo general, de noche, ya que los lugares que toma para expresarse están reservados para otro tipo de mensajes. “Nos agarraron un par de veces, pero todo bien. Pasa que si nos cazan, no entienden bien qué estamos haciendo, porque no pintamos ‘yuta puta’. Estamos pintando unas vaquitas. El mensaje no es directo ni claramente ofensivo. Se lo puede defender desde el ladoartístico”, considera X. Otra de las operaciones nocturnas de Doma fue pegar calcos en los tachos de basura porteños, con el típico icono del tipo que tira la basura, pero puesto en situaciones más ridículas (tirándose a sí mismo al tacho, tirando la basura a la calle o con el tacho en la cabeza).
–¿De qué trata el “Corto 01”, con el que intervinieron la señal de Locomotion?
X: –Es lo mismo, pero en otro medio, un mensaje que se completa. Ese corto es una especie de autobiografía Doma: se ven tipos vestidos todos iguales que van por la calle caminando como autómatas. Aparecen las vacas, también los hombrecitos con la cabeza en llamas. Cuanto más crezca el universo Doma, más completo va a ser el mensaje y más divertido va a ser meter piezas en ese sistema.
–¿Y cómo le cayó a Locomotion?
Z: –Bien, muy bien. Además, uno de nosotros está trabajando dentro del canal. Está laburando la imagen nueva de Locomotion, re-groso. Está con constantes propuestas de trabajo que podemos hacer nosotros y proponerles. A ellos les gustó lo nuestro.
–¿Siguen ligados a la facultad?
Y: –Sí, tenemos docentes en filas. Estamos dando clase y estuvimos dando una teórica en una cátedra que hace dos años sólo les mostraban a los pibes afiches rusos y les hablaban de la Bauhaus. Ahora se les da la posibilidad de ver cosas que se están generando acá y que quizás tienen más nivel que lo de afuera. Para los chicos eso es muy bueno porque, hoy por hoy, el nivel de la facu es espantoso y aburrido. Ver cosas que hace un grupo de jóvenes de acá los motiva.
X: –En la facultad le estás hablando a gente que a la que le podés cambiar la vida. La responsabilidad de comunicador es enorme. Imaginate que todos los comunicadores que transmiten a las masas nacieron y se criaron jugando al Pac Man. Hoy, toda la juventud está corriendo por pasillos oscuros comiendo pastillitas y escuchando música electrónica. ¡Es el Pac Man!