El ex juez y actual ministro   de Justicia de Brasil, Sergio Moro, afirmó ayer que las supuestas conversaciones divulgadas por el sitio The Intercept Brasil, entre él y fiscales de la Operación Lava Jato constituían un ataque sensacionalista hacia su trabajo. Frente a la Comisión de Constitución y Justicia del Senado, afirmó, además, que dichos diálogos no ponen en cuestión su imparcialidad al frente de la operación Lava Jato, al tiempo que no desechó la idea de dejar su cargo en el gobierno si se demuestra que actuó de forma parcial. 

“Se intenta crear una situación de escándalo que en el fondo es inexistente”, declaró el ministro, uno de los hombres de confianza del presidente Jair Bolsonaro, líder de la ultraderecha brasileña. Moro, además, calificó a la publicación del sitio dirigido por el periodista Glenn Greenwald de revanchismo. “Pensé que saliendo de la magistratura y al asumir una posición de ministro, ese revanchismo, esos ataques a mi trabajo como juez que enfrentó la corrupción aplicando la ley, se acabarían. Pero por lo visto, me equivoqué”, afirmó Moro en su comparecencia ante el Senado.

“Hubo una invasión criminal [de teléfonos celulares] por parte de un grupo organizado con el objetivo de invalidar condenas por corrupción y lavado de dinero u obstruir investigaciones en curso, que pueden afectar a personas poderosas, o simplemente atacar las instituciones brasileñas”, agregó el ministro, quien no reconoce la autenticidad de los mensajes, pero asegura que, de ser verdaderos, no muestran ninguna actitud incorrecta de su parte. 

En este sentido, el ex juez calificó, asimismo, al sitio The Intercept de sensacionalista. “Aunque no reconozca que los mensajes son auténticos o que puedan haber sido parcial o totalmente adulterados, muchas personas no identificaron, contrariando el sensacionalismo del sitio, ilícitos ni cualquier especie de desvío ético”, agregó. 

Greenwald, estadounidense pero radicado en Brasil, rebatió a través de su cuenta de la red social Twitter las declaraciones del ministro. “Nadie alegó jamás, y mucho    menos probó, que cualquier cosa que publicásemos fuese alterada. Es porque todos –especialmente Moro y los miembros de Lava Jato– saben que son auténticos”, escribió el periodista. The Intercept Brasil asegura que esa fue apenas una primera tanda, ya que dispone de más mensajes en espera de divulgación. “Ya empezamos a trabajar con otros periódicos, revistas y periodistas en esos materiales”, agregó Greenwald, cuyo sitio ha ido divulgado las revelaciones con cuentagotas.

La primera tanda de filtraciones de presuntos mensajes  –según The Intercept, obtenidos con un hacker anónimo– entre Moro y fiscales de Lava Jato, principalmente con el fiscal Deltan Dallagnol, apuntaron a la imparcialidad del exjuez y sugieren que pudo haber conspirado para mantener al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva fuera de la carrera presidencial de 2018. Según The Intercept, los mensajes “muestran, entre otros elementos, que los fiscales de Lava Jato hablaban abiertamente sobre su deseo de impedir la victoria electoral del Partido de los Trabajadores (PT)” y que “el juez Sergio Moro colaboró de forma secreta y antiética con los fiscales de la operación para ayudar a montar la acusación contra Lula”. 

Moro volvió a negar que hubiera acordado acciones de la Lava Jato con los fiscales del Ministerio Público, aunque admitió que conversaba con ellos sobre la marcha de los procesos, así como dijo que lo hacía con los abogados responsables de la defensa de todos los acusados. “Eso es normal en la tradición jurídica de Brasil y de otros países”, afirmó. Aunque el ex juez defienda que esas conversaciones son comunes, en los mensajes publicados Moro sugiere al Ministerio Público Federal cambiar el orden de las fases de la Lava Jato, insta a la realización de nuevas operaciones, da consejos y pistas, anticipa por lo menos una decisión judicial y propone a los fiscales una acción en contra de lo que llamó el “showcito” de la defensa de Lula, recordó el periódico brasileño Folha de San Pablo. 

El ex presidente fue condenado   –sin pruebas materiales– por Moro en 2017 a 9 años y medio de cárcel por supuesta corrupción pasiva y lavado de dinero. Dicha condena fue confirmada por un tribunal de apelaciones y fue detenido en abril de 2018. La Justicia Electoral, por su parte, impugnó su candidatura a las elecciones presidenciales del año pasado. La carrera por la presidencia la ganó en segunda vuelta el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien designó a Moro como ministro de Justicia. No obstante. frente al escándalo que se desató después de la publicación de los mensajes, el mandatario guardó silencio durante tres días para luego despegarse de Moro.  El sábado pasado, el ex capitán del Ejército afirmó que no tenía total confianza en el ex juez. “Mi padre me decía: confiá al 100 por ciento sólo en mí y en tu mamá”. 

Ayer, al ser preguntado por un senador del Partido de los Trabajadores sobre la posibilidad de dejar su cargo para que se garantice la imparcialidad en la investigación sobre su papel como juez en la operación Lava Jato, Moro no descargó el renunciar a su puesto. “No tengo ningún apego al cargo en sí. Si hubiese habido alguna regularidad de mi parte, salgo”, dijo Moro. 

Las conversaciones entre Moro y los fiscales de Lava Jato también provocaron reacciones en el Supremo Tribunal Federal, informó Folha. El próximo martes será tratado en ese tribunal un pedido presentado por los abogados de Lula para anular el proceso conocido como el del Tríplex de Guarujá, por el que el ex mandatario fue enjuiciado y puesto tras las rejas en la sureña ciudad de Curitiba.