"En casa había tres guitarras, y yo no sabía por qué. Un poco haciendo genealogía, me entero que una de ellas había sido entregada como parte de pago por un comensal, que iba al boliche de mi abuelo -así le decía él- en Pergamino. Le pedía si podía comer pero no tenía para pagar. En un momento apareció con una guitarra como forma de pago. Así que a mí me emociona mucho esa historia, porque creo que hay algo de eso operando en esta música, en estas canciones propias", cuenta José Santucho mientras descubre un vínculo musical, también social y familiar.

Poeta, arreglador, guitarrista, cantor, nacido en Pergamino y de vida rosarina, José Santucho estrena disco solista, con canciones propias, gracias al aval que significa el Premio Fondo Nacional de las Artes (primer premio del rubro Música Folklórica en 2016). Hoy a las 21, el músico presenta Juglaría (Shagrada Medra) en el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Mendoza 1065), junto a Ignacio Abad (piano), Demián Santucho (flauta), Gonzalo Fuertes (bajo) y Nicolás Arroyo (percusión). En calidad de invitados, se suman las presencias de Jorge Fandermole, Julián Venegas, Martín Neri, Matías Cribb y Jory Balbuena.

--Tu música, de hecho, canta sobre personas o personajes, como quien pagó a tu abuelo con la guitarra.

--Son como los colectivos anónimos que están ahí, en las canciones. Si uno se pone a indagar en el cancionero popular, de matriz criolla, con lo que se encuentra es que en un momento empezaron a aparecer construcciones narrativas en donde, a partir de una canción o de un personaje, se contaba un oficio. La idea es un poco filiarme en esta tradición, en donde se cuente un oficio y también una historia un poco más grande. Algunas canciones andan en ese registro.

--La primera de Juglaría justamente se llama "Huella Mnémica", como si esas historias ya estuviesen en uno, con la música como manera de indagarlas (NdR: Santucho estudió también Psicología).

--La cuestión de la huella mnémica es algo que sirve como una plataforma para articular esas dos inquietudes. Pero a la vez, la huella mnémica es una inscripción que uno puede revisitar, y establecer nuevas relaciones. También uno puede establecer nuevas relaciones entre las diferentes huellas mnémicas que lo habitan. En algún punto, el abordaje cancionístico opera también en ese sentido, al recuperar esas historias.

"Si uno se pone a indagar en el cancionero popular, de matriz criolla, encuentra narrativas que cuentan un oficio a partir de un personaje".

--Yendo al disco, ¿qué lo motivó?

--Me parece que hay una inquietud. Antes hablaba de la cancionística como un género muy particular, en donde aparecen dos lenguajes distintos, el musical y el letrístico. Si uno intentara establecer una analítica de esas dos corrientes, por separado, es algo que nunca daría cuenta de la canción. En algún punto, hay en mi recorrido anterior un trabajo como intérprete. Yo venía cantando con mi hermano, Demián Santucho, en un formato de dúo, fundamentalmente folklore argentino que reversionábamos (NdR: Entre la pereza y el descuido -DideBa, 2007- es el disco que grabó el dúo, ganador a su vez del certamen para nuevos valores "Pre Cosquín" 2007). Ahí hay un laburo de intérprete y de arregladores. Y por otro lado, hay un trabajo muy silencioso de escritura, de indagar en las escrituras, ya sea en la poética o en la narrativa. Esas dos líneas fueron prolegómenos, digamos, para llegar a este momento, en donde se juntaron y empezaron a brotar estas canciones.

--En Juglaría hay un ir y venir casi natural entre la música y tu voz. Al momento de componer, ¿das privilegio a la letra o a la música?

--Al escuchar el disco uno encuentra cuestiones formales, como lo son las décimas y las coplas. Esas canciones fueron abordadas primero desde la letra. Pero hay otras en donde primero aparecieron las músicas. Es decir, no tengo cristalizado un modo de abordaje en cuanto a la composición. En relación a los arreglos, los trabajé junto a mi hermano, que es el flautista, Nicolás Arroyo (percusión) y Nacho Abad (piano). Si bien viven en Buenos Aires, tocamos desde adolescentes. Eso es importante, porque el modo de trabajo ha sido muy particular y colectivo. Hay una instancia en donde yo casi no recuerdo qué fue idea de quién. Hemos funcionado como un cuarteto que arregló el disco, y me encanta cómo quedó.

--Cuando cantás con Cecilia Todd ("Décimas al poeta y la noche"), parece un espejarse mutuo.

--La verdad que el encuentro con Cecilia fue hermoso, porque la música venezolana ha estado muy presente en mi casa e infancia, fundamentalmente a través de su figura y la de Simón Díaz. Fue como una conjugación de tiempos, varias capas de tiempo que se plasmaron en el disco y en el momento de la grabación.

--También la participación de Fandermole, las voces parecen imbricadas en la poesía de José Pedroni ("La mariposa").

--Fander es uno de los impulsores de que grabara. También él sirvió como nexo para la comunicación con Cecilia Todd y Juan Quintero, quien también participa en el disco. Estoy muy agradecido con todos, pero con Fander me une un aprecio y cercanía especial, junto a su humildad y predisposición.

Santucho explica que a la presentación de esta noche se sumarán dos percusionistas más, Martín Beckerman y Santiago Arroyo, "para tratar de sostener en lo posible la sonoridad del disco".