Un día después de que organizaciones de derechos humanos y de abogados denunciaran la falta de independencia del Poder Judicial en la Argentina, el ministro de Justicia, Germán Garavano, se quejó paradójicamente de la “vinculación política muy grande” de “muchos jueces federales”. “Están a veces influidos por los tiempos políticos o por las situaciones de poder político”, agregó, sin precisar si se refería a los jueces federales abocados a perseguir a ex funcionarios kirchneristas, o a otros magistrados. Fuertemente criticado desde la oposición pero también desde oficialistas incondicionales como Elisa Carrió, Garavano calificó su gestión “en orden de los seis puntos, más o menos”. “Algunos jueces buscan poder porque están asociados a un modelo de Justicia anterior. Durante el kirchnerismo y desde el gobierno de Menem, ha habido una mezcla entre política, justicia y prensa”, con lo que describió algo que profundizó el macrismo y dejó en evidencia la investigación sobre el espionaje en el que se cruzan inteligencia, medios y fiscales como Carlos Stornelli.