Eran las once y media de la mañana y Cristian Aldana salía de la sala del tribunal con la cabeza mirando al piso. Lo expulsaron de la sala porque comenzó a vociferar, como en ocasiones anteriores, que el juicio era un armado político en su contra, que no había justicia. El fiscal Guillermo Pérez La Fuente pidió el martes 35 años de prisión para Aldana por seis de los siete casos que le imputan por abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores. 

El juicio, que comenzó con la denuncia a través de un video hace tres años y la unión de Ariell Carolina Luján, Felicitas Marafioti y Charlie Di Palma, está llegando a su fin. Desde el 22 de diciembre Cristian Aldana está preso en el penal de Marcos Paz por abuso sexual y corrupción de menores en siete oportunidades. En diciembre del año pasado el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 25 de Capital Federal renovó la prisión preventiva por un año más.

En su primera declaración indagatoria, Aldana había dicho que “el hombre está a merced de cualquier denuncia de una mujer”. Se quejó de las mujeres militantes y de que las mujeres “evolucionaron”: “La situación actual con una mujer es de peligro”, dijo. En la segunda indagatoria dijo que él era “muy enamoradizo, porque tenía mucho amor para dar”.

Desde la denuncia a Aldana fueron varios los músicos denunciados por abuso, como un efecto dominó luego de que se vea quebrado el poderío de la figura del ídolo. 

El fiscal alegó durante una hora y media, haciendo hincapié en las pericias psicológicas realizadas por el Cuerpo Médico Forense. El informe realizado arroja que “se trata de una personalidad con rasgos antisociales y emergencia psicopática, que conserva su principio de realidad y se adapta mediante mecanismos de ocultamiento, donde subyace narcisismo y negación de su necesidad de contacto”. Y agrega: “Muestra en las relaciones interpersonales superficialidad, rigidez, evitación del compromiso, indiscriminación, borramiento de la diferencia generacional y escasa diferencia del género que denotan conflictos y una modalidad de satisfacción regresiva”. Pérez La Fuente además se refirió en detalle a la primera declaración indagatoria de Aldana, donde continuamente se refería a Ariell Carolina Luján, una de las denunciantes. En esa indagatoria, él decía que su relación era “de amor” y que ella lo llevaba a él a encuentros sexuales con otras personas, a cometer perversiones y a estar con otras chicas menores. En aquel entonces él tenía más de treinta años y Ariell Carolina 14. En la etapa de instrucción sólo admitió una relación con Carolina, al resto de las víctimas dijo que las desconocía, lo cual a través de los testimonios y las fotografías presentadas por la querella, se demostró lo contrario. Aquella declaración duró siete horas y dos etapas. 

 “Él no niega los encuentros sexuales, sino que dicen que eran armados de Ariell Carolina, una de las víctimas que tenía 14. En la última etapa de la declaración indagatoria, pasó de no conocer a ninguna de las víctimas a conocerlas a casi todas. Reconoció que los hechos pasaron, que los hechos sucedieron, que tuvo sexo grupal con menores, pero dice que nunca fueron a instancias de él, sino a instancias de una nena de 14 años”, explicó el fiscal.

También Pérez La Fuente hizo hincapié en las letras de las canciones de Aldana. “Mis relaciones me sirven para componer” había dicho el acusado en su declaración indagatoria. El fiscal mencionó algunas de las letras de sus canciones, como por ejemplo en la canción “No me importa morir”, donde dice:

Y estás bajo mi control/ Sólo yo puedo tocarte/ Y puedo ahogarte/ En el vértigo del sadismo 

Y la canción “Hy Tonto”, donde dice “podría matarla porque si no es mía no es de nadie”.

La semana pasada el abogado de tres de las víctimas, Sebastián Da Vita, nombró de forma detallada cómo habían sido los perversos abusos por los que se acusa al cantante de El Otro Yo, mostrando fotos de las adolescentes -no tenían más de 16 años y él 35 en aquel entonces- y su poderío detrás del escenario. 

“Considerando la doble vulnerabilidad de mujeres y niñas, Aldana se comportaba como un depredador. Por abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante, abuso de poder, y grave daño a la salud, pedimos cuarenta años de prisión según el artículo 12 del Código Penal” dijo Da Vita, después de dos horas detallando cómo Aldana se había aprovechado de la vulnerabilidad de las niñas, las había cooptado, abusado y violentado desde 2005.

“Sólo quiero que esto termine” decía Felicitas Marafioti saliendo de la sala. Está cansada. El juicio tuvo dilaciones porque Aldana realizó varias maniobras para evitar llegar rápido a la sentencia.

El método de cooptación de Aldana era el mismo para todas sus víctimas: se aprovechaba de su imagen de “ídolo” y, ejerciendo un abuso de poder, las contactaba para tener encuentros sexuales en su casa. No había una relación de iguales con ellas: las maltrataba, las filmaba y las obligaba a ver las filmaciones. Abusaba sexualmente, muchas de ellas no habían tenido ninguna experiencia sexual. Además, en algunos casos, las obligaba a tener relaciones con desconocidos y las doblegaba psicológicamente.

“En una ocasión Aldana golpeó salvajemente a Carla Di Palma delante de Felicitas sin que ella pudiera hacer nada. Una vez que ingresaba a su dominio, no tenía forma de salir” decía Da Vita en los alegatos. “Aldana prefería menores, tendía a reemplazar unas con otras. Aldana jamás les preguntaba qué querían hacer y les decía ‘ustedes son especiales, los demás no nos entienden’. Él hacía grandes esfuerzos para que ellas no establecieran lazos con gente de su edad” agregó.

Aldana cuenta con un nuevo abogado a pedido del Tribunal Oral en lo Criminal N°25, Fernando Robio, además de la defensora oficial Cecilia Durand. Con sus abogados tiene que enfrentar los alegatos y esperar la fase final del juicio. El martes, el tribunal le rechazó los careos y la presentación de videos ya que considera que es una nueva maniobra dilatoria.

La abogada Gabriela Conder, defensora de Ariell Carolina Luján, pudo hacer los alegatos, a pesar de los intentos de dilación de parte de la defensa. “Acá vemos un sistema de cooptación de menores” dijo, contundente. “Tenemos que dejar de hablar de orgías. No eran orgías, nada de lo que se expresó acá responde a lo que significa una orgía. Eran violaciones. Si llamamos de esa forma a estos abusos a niñas estamos en un error”, explicó. 

Conder pidió veinte años de prisión, sin atenuantes, porque “entiende que Aldana era consciente de lo que hacía y sabía las consecuencias que podía haber”.