Los juntó a todos y los arengó. El presidente Mauricio Macri encabezó un encuentro con cientos de sus candidatos a nivel nacional. El cónclave en Parque Norte tuvo como objetivo poner a punto la campaña oficialista, con mucho énfasis en los mensajes por Whatsapp y las redes sociales para llegar a los indecisos. Con un formato de mesas de disertantes, expusieron las autoridades partidarias, el consultor Jaime Durán Barba -que no descartó que la elección se resuelva en primera vuelta-, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, los gobernadores oficialistas, Macri y su compañero de fórmula, Miguel Pichetto. A este último le tocó el rol de cuestionar al kirchnerismo: aseguró que si ganan, volverá el cepo al dólar y los calificó de "autoritarios" y "marxistas", entre aplausos de la tribuna PRO.

El encuentro tuvo esa combinación de reunión partidaria y jornada empresarial: no hubo ni cantitos, ni bombos y hasta los aplausos brillaron por su ausencia hasta que llegaron los turnos de Vidal y Macri. Eran unos 300 candidatos de todo el país, más los jefes de campaña nacionales, que continuarán con reuniones operativas hoy por la mañana.

La apertura estuvo a cargo de los presidentes de los partidos que conforman la alianza: Humberto Schiavoni por el PRO, Maximiliano Ferraro por la Coalición Cívica y, por el radicalismo, el representante fue José Cano. Le siguió una de las mesas más picantes, que integraron Durán Barba, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y Peña. "No es imposible que en la primera vuelta se resuelva la elección. La polarización se ha agudizado", aseguró el consultor ecuatoriano, quien buscó negar la existencia de un call center oficialista: "Nunca hicimos campañas negativas. Esa idea de los trolls de Marcos... Trabajo con Marcos hace 15 años, creemos que contratar trolls es ser tontos", aseguró, con su habitual sonrisa pícara. Sostuvo que la clave de la elección "no es de izquierda ni de derecha: el gobernador nos cae mal o bien".

Por su parte, Peña reforzó el discurso duro contra el kirchnerismo, que lo señala no como un adversario sino como una amenaza: "Cristina y Maduro eran socios políticos. Es importante transmitir que acá lo que está en está en juego es más profundo: la libertad y la paz en una democracia con instituciones", bajó línea. Recomendó buscar a los indecisos y establecer conversaciones directas vía Whatsapp con los votantes, una estrategia que el PRO está desplegando con fuerza en esta campaña. Los panelistas respondieron preguntas de los candidatos, como si se tratara de una clase. En un momento, incluso, llamaron a un vocero de Dante Sica para que contestara una duda puntual.

Tras estas primeras mesas hubo un break, para luego empezar el segmento político. Todo el gabinete se sentó en primera fila. El secretario general del PRO, Francisco Quintana, hizo las veces de presentador y fue llamando a sentarse a los ministros más díscolos. "Frigerio, a ver si se puede sentar. Viceministro García de Luca, las fotos las hacemos después", los retaba, entre risas.

Las primeras mesas fueron cerradas a la prensa y su contenido fue convenientemente filtrado. Le siguió la mesa de los gobernadores, a partir de la cual los periodistas pudieron presenciar los discursos. Al encuentro faltó el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y llegó tarde la mandataria bonaerense, María Eugenia Vidal. "Tenemos que salir a defender el cambio frente a los miles que no tienen el voto definido", insistió el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés. "A quienes esperan que los planes sociales y las jubilaciones sin haber hecho los aportes, van a tener una gran decepción. El mundo no les va a dejar hacer un gobierno chanta", sostuvo el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.

El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, evaluó que el oficialismo estuvo muy mal en las encuestas ante unos meses, pero que la estabilidad económica los está ayudando. Tanto él como Vidal elogiaron la incorporación de Pichetto, que impulsaron. "Estamos más fuertes que nunca. Tenemos que encarar la campaña asumiendo que estamos palo a palo. Va a ser muy finito", sostuvo Larreta, quien buscó mostrar las diferencias entre los equipos de campaña: "Nosotros estamos todos con el mismo mensaje. Ellos muestran la hilacha: ayer nos vinieron a patotear estos neokirchneristas en el Obelisco", sostuvo, en alusión a la represión a la CTEP que buscaba instalar una carpa para las personas en situación de calle. "Eso son. Y a ella todavía la tienen escondida", insistió sobre la ex presidenta. Fue un reclamo recurrente de los oradores: que aparezca más Cristina Fernández de Kirchner.

"No podemos perder contra el modelo de la Argentina que quiere volver", arengó Vidal, que dedicó gran parte de su discurso a hablar de la pesada herencia en la provincia de Buenos Aires. Cuestionó "el cinismo de darle una computadora a un chico en una escuela que no tiene Internet". Sostuvo que los que gobernaron "durante 28 años son los mismos que están en las listas hoy, con algunas caras nuevas". A la mesa de los gobernadores, le siguió un breve intermedio con los spots de campaña que aparecieron en las pantallas gigantes que nunca faltan en los encuentros macristas.

Para el cierre, entre aplausos, entraron Pichetto y Macri. El senador peronista insistió en que la elección se dirime entre "una propuesta democrática y otra autoritaria, una argentina abierta y otra cerrada". La nueva adquisición del PRO recibió aplausos cuando tildó a Axel Kicillof de "marxista" y aseguró que su victoria implicará que "gobierne La Cámpora" y que retorne el cepo al dólar. Macri, por su parte, en un tono muy calmo, recordó la crisis económica y destacó que "en los momentos difíciles Pichetto siempre priorizó la gobernabilidad". "No somos superhéroes, sino argentinos comprometidos", se autodefinió Macri, quien pidió terminar con "el enano incumplidor que tuvimos durante décadas, esa partecita nuestra que cree en la avivada de tomar deuda y después no pagar". "Esto es tan solo el comienzo -aseguró Macri- Se siente vibrar a un país que dejó de penar que el Estado nos va a resolver todos los problemas".