Cristina Fernández de Kirchner presentó su libro Sinceramente en Río Gallegos ante una multitud. En el acto, criticó la situación económica, disparó contra el FMI por el nivel de endeudamiento y recordó el país del 2001, a propósito del fallecimiento de Fernando de la Rúa. También se refirió a los trolls y a la campaña en su contra, al recordar el incidente de hace dos años en la residencia de la gobernadora Alicia Kirchner.

La exmandataria arrancó por recordar que, tras una de las últimas presentaciones del libro, en la que hizo alusión a la campaña publicitaria del Banco Galicia, la actriz Melisa Hermida, que reemplazó en los avisos a Paola Barrientos, le recordó por Twitter que ella también adhería al kirchnerismo. “Se lanzaron contra ella trolls del Gobierno, pagados por todos los argentinos y la chica tuvo que bajar el tuiteo”. Volvió a remarcar que “el Galicia hacía avisos de créditos para viajes y autos y ahora para financiar el pago de sueldos”.

“Probamos que se puede vivir sin el monitoreo del FMI, les pagamos y a los privados les hicimos una quita histórica”. En comparación al momento actual, “había problemas en 2015, pero estos los agravaron exponencialmente” y opinó que “hay gente que prefiere seguir sin llegar a fin de mes antes que vuelvan los peronistas. Yo les digo que si no les gusta la política, que piensen en sus hijos”.

Señaló, al respecto, a los empresarios que se quejan y piden echar gente. Sin indemnizar. “Dicen ser capitalistas y nadie puede consumir, ni viajar, ni ir al supermercado. Soy más capitalista que ellos. No me jodan más con eso, conmigo había capitalismo”.

Eso le dio pie para referirse a la herencia económica que dejará Cambiemos, al tiempo que se preguntó “por qué alguien no puede decir en las redes lo que cree”. Consideró que hay una “campaña sucia y violenta” que la tiene “preocupada”, dado que “las cosas no son casualidad, son objeto de planificación. Ya no pueden hacer promesas”. Y pasó a distinguir entre promesa de campaña y mentira.

“Tengo experiencia de campañas. En 1983 hubo promesas que no se cumplieron, pero no eran mentiras. Alfonsín decía que con la democracia se come, se cura y se educa, intentó hacerlo, no mintió. Estos mintieron desde el primer día”. Recordó que el macrismo en 2015 hablaba de que ningún trabajador pagaría Ganancias, habría remedios para los jubilados, nadie perdería lo ganado y que solamente se cambiaría aquello que estuviera mal. “No es que intentaron hacer eso o les salió mal. Hicieron lo que hicieron desde el primer día”. Por eso, dijo que están “faltos de propuestas” porque “¿qué otras cosa que campaña sucia y violencia pueden mostrar?”

En ese sentido, apuntó a los dichos sobre el supuesto marxismo de Axel Kicillof. “Esos son los más prehistóricos, generan violencia con las palabras”, dijo, y recordó cuando en abril de 2017 llegó a Santa Cruz con su hija y su nieta y un grupo atacó la residencia gubernamental. “Adentro solamente habíamos cinco mujeres y nos tiraban piedras durante horas. Tuve que hacer un video para mostrar eso y luego de eso el gobierno repudió el ataque”. Consideró a su vez que desde que su cuñada gobierna Santa Cruz se la ha querido desestabilizar.

La ex presidenta recomendó ver el video de las últimas horas, en el que Macri saluda en Córdoba junto a otros dirigentes mientras suena un cuarteto que habla de mentiras y contradice el discurso oficial. “El subconsciente aflora y te traiciona, es imperdible. La letra parece hecha para ellos. Macri es inteligente y es el único que se da cuenta, los otros siguen bailando”.

Con todo, dijo que, pese a estar “en el podio de la campaña sucia”, es algo “anecdótico” ante cosas como “la pobreza y los que se mueren de frío en las calles”.

En su diálogo con el escritor y periodista Marcelo Figueras, que la acompaña en las presentaciones, la actual senadora habló de los dichos de Oscar Aguad, que minimizó el alzamiento carapintada de 1987 luego que Aldo Rico desfilara el 9 de julio. Afirmó que la “impresionó” mucho la frase del ministro de Defensa, que definió como “chiquito” aquel episodio que puso en riesgo la democracia. “En el 87 me tocó estar en Buenos Aires esa Semana Santa, fueron jornadas muy tensas”. Recordó que la renovación peronista apoyó al sistema democrático y que había “zozobra” por la posibilidad de choques en Campo de Mayo, que pudieron haber terminado en “una tragedia”.

Sobre los dichos de Aguad opinó que “puedo entender que alguien sea antiperonista, pero no esto, porque fue su propio partido el que sufrió el alzamiento”.

También se refirió a la campaña contra los sindicalistas. “Nos quieren convencer de que el problema son los sindicatos y los políticos: el problema es la economía”. Señaló que “en dictadura no había política ni sindicalismo” y el régimen militar fue a Malvinas por la situación económica.

Al citar Malvinas, apuntó que Néstor Kirchner como intendente de Río Gallegos hizo uno de los primeros monumentos a los caídos en la guerra de 1982 y dijo que fue una gestión “espectacular”, que anticipó lo que vendría.

“Un país anormal lo puso de presidente, en 2001 estaba todo dado vuelta”. Contó que en esa época tenía discusiones con el entonces gobernador por los plazos fijos. “Habíamos cobrado el dinero del Plan Bonex y él pensaba que la plata estaba segura en el país”. Rememoró que como legisladora nacional vio cómo se aprobaba la ley de intangibilidad de los depósitos. “Ahí le dije de sacar la plata de la provincia del país para evitar una situación como la del 89”, cuando el Estado metió mano en los plazos fijos.

“Él dejó su plata acá, y me decía que si no pagaban se incendiaba el país. Fue lo que pasó y estuve una semana recordándoselo”, dijo. Trazó un paralelismo con el presente, al decir que “no hay que ser un gran economista para ver cómo termina esto”.

Respecto de aquel momento de comienzos de siglo, manifestó que hay una diferencia: “La gente gritaba aquello de que se vayan todos por la expectativa que había generado la Alianza”, dijo, y afirmó que lo que vino después fue “una experiencia histórica sin precedentes” porque “a los argentinos les habían dicho que no se podía hacer nada”. En ese punto se refirió a De la Rúa: “Hizo el blindaje, el megacanje y se fue con 30 muertos. Fijate cómo te va cuando defendés los derechos del país y de pueblo y te negás a pagar deuda usuraria. Hacés eso y te pasa lo que a mí, por eso prefiero la Historia antes que las tapas de los diarios”.

Al contrario de ahora, “la deuda no era un condicionante en diciembre de 2015” y se preguntó “cómo es que en tres años y medio ya hay una deuda de 57 mil millones de dólares con el Fondo”. Dijo que en su gobierno “había inflación, puja distributiva, pero la gente podía ir al supermercado”. Y apuntó directamente contra el FMI: “¿Adónde fue el dinero que ingresaron? ¿A quién se lo van a cobrar, a los cartoneros de Juan Grabois? Los que se llevaron ese dinero son los que tienen que responder”.

Añadió que así como Raúl Alfonsín hizo la Conadep y terminó con el golpismo, “vamos a tener que ver qué pasó con esa plata, hay que poner un corte”. Acto seguido, alabó a Alberto Fernández.

“Alberto tomó contacto con el Fondo en la campaña de 2003, por pedido de Néstor. Era la época en que decíamos que para pagar había que crecer, que los muertos no pagan, y eso se los transmitió Alberto en ese momento”. Subrayó que el Fondo “permitió hacer cosas que el propio FMI no permite en su carta orgánica” y “permitió la fuga de capitales”, por lo que llamó a “verlo en función de nuestro lugar en a comunidad internacional”, dado que “no somos una republiqueta bananera”.

En el cierre, volvió a elogiar al candidato del Frente de Todos. “Alberto es un académico al que le gusta que se cumplan las leyes, está estructurado así”. Afirmó que en 2003 él propuso el slogan “Un país normal” y lo trajo al presente. “Lo normal es que haya trabajo y educación, y Alberto estaba convencido de que Néstor era el indicado para hacer un país normal”.

Finalmente, dijo que “me gustaría contribuir a que los argentinos emprendan de una vez y para siempre la construcción de una sociedad diferente, nos lo merecemos”.