El 18 de julio de 1994, a las 9:53, explotó una bomba en la sede de la AMIA en Pasteur al 633. Las horas siguientes estuvieron marcadas por la conmoción ante la magnitud del ataque, que mató a 85 personas, y el caos frente a un sistema de emergencia que no estaba preparado para dar respuesta. Decenas de personas se acercaron hasta la sede de la mutual judía, muchos para preguntar por sus familiares y amigos, otros para ayudar como voluntarios en el rescate.
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