A solo 20 días de las PASO nacionales, en Santa Fe no hay clima de campaña. Un poco por el desgaste de las reñidas elecciones provinciales y municipales, y otro tanto por el bajo perfil de los candidatos a legisladores, quien más allá de encarnar un recambio generacional no llegan a tener la estarua política que los ubique en el liderazgo de su fuerzas ni mucho menos. Tal vez Federico Angelini de Cambiemos sea el que más se acerque a ello, pero aún asi, su suerte está atada a la de la fórmula presidencial cuya boleta únicamente va pegada a la de Macri -Pichetto, y no asi la que todavía mantiene Martín Rosúa por el mismo espacio, pero boleta corta.  Marcos Cleri, que encabeza el Frente de Todos -y que va por un tercer mandato-tiene como objetivo retener los votos de la fórmula, situación que se le ha simplificado con el cierre de listas en los que otros sectores de campo popular no han presentado candidatos, o como en el caso del Frente Progresista, su postulante es Enrique Estevez que interpreta la posición de Miguel Lifschitz, la que lo llevó a aceptar que el consevador peronista Juan Manuel Urtubey sea el vice de Roberto Lavagna  en la boleta de Consenso Federal. Contrariamente a lo que ocurre tanto con Cleri como Angelini, Estevez aspira a que el "corte" lo beneficie. Situación que difícilmente ocurra teniendo en cuenta varios factores; el primero, y más importante es la tracción de las boletas para elegir Presidente en el cuarto oscuro, otra el bajo grado de conocimiento, y finalmente la contradicción evidente que se advierte en la conformación del espacio, que en poco tiempo más se profundizará  en  declaraciones de dirigentes de alto rango del Socialismo y otras fuerzas del frente, que se suman a la distancia que han tomado y hecho pública tanto Pablo Javkin como Emilio Jatón, las dos figuras vencedoras en sus municipios tras el triunfo peronista a nivel provincial.

Aún cuando se enteró por los medios -por tanto ni siquera fue consultado-Lifschitz  sostuvo que había que seguir dentro de Consenso Federal. La figura del gobernador de Salta, que unos días antes habia sido tentado por Macri para que completara la fórmula de Cambiemos, pasó a ser el complemento de Lavagna, que propone -según las encuentas, con poco éxito-eludir "la grieta" que puso de un lado y de otro a Sergio Massa y a Miguel  Pichetto, otrora "fundadores" de ese monoambiente politico. Para la mayoría de la militancia y buena parte de la dirigencia -para ser austeros en las proporciones-la presencia de Urtubey fue el golpe de knoc-out a una construcción que quedó en manos del gobernador, ante el abocamiento absoluto a la elección provincial por parte de Antonio Bonfatti y su grupo que suponían que un triunfo en Santa Fe les daría mayor aire para acompañar a Lavagna. Pero como si hubiera conocido el resultado con anterioridad, el ex ministro de Economía, optó por el salteño defensor de las dos vidas. Y Lifschitz que se imaginaba recorriendo el país como candidato a vice, se conformaría con la promesa de una hipotética Jefatura de Gabinete, y sin margen para "armar" otra cosa en los días que restaban para el cierre de listas.

Cléri descansa en los votos kircheristas.

Y así fue, que casi del mismo modo en que confeccionó la lista de legisladores provinciales, decidió que fuera Enrique Estevez el candidato para encabezar la nómina de legisladores nacionales, quien lejos de alegrarse por la designacion  intentó desligarse ya que fue reelecto concejal hace poco mas de un mes, y corre el riesgo de no llegar a ser diputado si no alcanza el 10% de los votos.

Precisamente ese hipotetico escenario -que se conocerá en agosto- es el que puede desatar un cisma dentro del partido socialista y lo que queda del Frente Progresista. Aún alcanzando ese número que le permitiría ingresar al parlamento, si la elección presidencial en la PASO ya se presenta polarizada, la performance de Estevez en la primaria habrá sido la mejor, es decir que el suficiente 10% sería difícil de conservar en octubre.

Aún cuando se enteró por los medios de que Urtubey sería vice de Lavagna, Lifschitz sostuvo que había que seguir dentro de Consenso Federal.

Tras las PASO habrá más elementos para enfrentar el dilema que por ahora no se plantea en voz alta: Apuntar al corte de boleta.

Como se dijo más arriba, es cuestión de horas que haya manifestaciones públicas de disgusto y "despegue" de la fórmula Lavagna-Urtubey, y tan importante como lo que se diga serán los silencios de dirigentes de primera línea, como Antonio Bonfatti, quien tras la derrota salió de escena, pero sigue siendo el Presidente del Partido Socialista a nivel nacional. Por eso mismo es que el ex gobernador no hace explícito su rechazo al armado que le atribuye personalmente a Lifschitz, y que más allá de las diferencias en términos electorales les permitirá a candiatos de otras provincias, en sus ciudades por ejemplo, colocar legisladores y representantes. Pero esa  "pax" tiene fecha de vencimiento, y probablemente sea antes de las elecciones de octubre, en las que seguramente -con los resultados de la PASO sobre la mesa- se haga más difícil seguir hablando de una tercera opción.

Albert Einstein explicaba la locura diciendo "es hacer lo mismo siempre y esperar resultados diferentes". El socialismo ya probó el resultado de la "equidistancia", no sólo en 2015, propiciando el voto en blanco ante en el balotaje Macri vs. Scioli, sino hace menos de un mes cuando anunció que haría lo mismo ante un escenario similar.