Hay 7251 personas durmiendo en el espacio público en la Ciudad, según los registros del Segundo Censo Popular de Gente en Situación de Calle. “Que no calle” es “un grito” que se hace cargo de esta realidad: un festival que este jueves se replicará simultáneamente en 30 espacios culturales, realizado en coordinación con organizaciones sociales y con donaciones como entradas (de calzado, abrigo, vasos térmicos y frazadas). Se trata, además, de un homenaje a la figura de Mercedes Sosa, cerca del décimo aniversario de su fallecimiento. Está implicada en su organización la fundación que lleva su nombre y protege su legado. 

El censo, realizado por diversas organizaciones en abril de este año, muestra “un incremento brutal” de la gente en situación de calle en los últimos tres años. Así lo indica Maru Bielli, referente del centro cultural y político El Hormiguero, que impulsó la movida. “El festival surge para dar respuesta desde la potencia de la cultura de la Ciudad, y para visibilizar la problemática. El número de personas en situación de calle fue negado por el gobierno porteño. Es una problemática silenciada, que logró ponerse en agenda producto de la muerte de Sergio Zacarías”, dice Bielli a Página/12. Zacarías es el hombre de 52 años que murió de frío el 1º de julio, a cinco cuadras de Plaza de Mayo.

“El 53 por ciento de esas más de 7 mil personas están en la calle hace menos de tres años, producto de las políticas económicas del Gobierno nacional y de la falta de políticas de vivienda del porteño. La ciudad tiene un montón de actores que les ponen voz a los conflictos, y la cultura es uno de ellos”, añade la organizadora. Entre los espacios que funcionarán como sede de manera simultánea -el horario de inicio de las actividades varía en cada uno de ellos-, se encuentran el Teatro Mandril, el Club Cultural Matienzo, Vuela el Pez, El Emergente, El Quetzal, La Paz Arriba, la Fundación Mercedes Sosa y Espacio Sísmico, entre muchos otros. Las donaciones requeridas son abrigos (frazadas y camperas), zapatillas para adultos y niños, alimentos no perecederos, elementos descartables (vasos térmicos, bandejas y cubiertos de plástico), termos, elementos de higiene personal (jabón, shampoo, crema de enjuague, maquinitas de afeitar, toallitas, cepillos de dientes, pasta dental y pañales), leche y artículos de librería.

Según sus impulsores, “Que no calle” es, a la vez, un evento artístico y “una invitación a movilizar la solidaridad”. Una forma de exigirle al gobierno porteño que garantice derechos que no está garantizando y un “aporte a la emergencia”. Bielli manifiesta: “La mayoría de los habitantes de la Ciudad no es ajena a esta problemática. No quiere serlo. Por eso distintos sectores dieron una respuesta: bares, restaurantes, clubes abrieron sus puertas. Ante el discurso de odio y tan cruel que intentan imponer quienes gobiernan, la respuesta es solidaridad y no callar lo que pasa. Quien se tiene que hacer cargo de esto, de todos modos, no es la sociedad civil, sino el Estado”.

La movida establece un “puente” no tan habitual entre organizaciones sociales, políticas, sindicales y culturales. “Cada organización social estará en uno de esos centros culturales, en una articulación que esperemos que exceda esta noche. Queremos visibilizar al sector de compañeros que viene trabajando con esta problemática. No es que están con el frío y no están más. El conflicto tiene complejidades en todos los momentos del año”, subraya Bielli. “Se abre una puerta de trabajo conjunto, por lo menos de conocimiento mutuo, entre los sectores”, concluye. El circuito cultural brindó una respuesta contundente: al principio iban a ser 20 las sedes participantes, pero con el correr de los días el número fue ascendiendo.

Como hilo común, en los treinta espacios se revivirá el espíritu de Mercedes Sosa, con obras y producciones que la evocarán. “Si algo hizo fue solidarizarse con las causas justas del pueblo. A diez años de su muerte, creemos que ésta era una buena excusa para hacerle un homenaje. Venimos trabajando con la fundación; nos veníamos encontrando en distintas iniciativas y se pusieron a disposición. Mercedes decía que no hacía canciones de protesta. Decía que los que protestaban eran los chicos, y que ella hacía canciones de amor y empatía. De eso trata el festival, también”, define Bielli. El homenaje abarcará diferentes disciplinas artísticas: música, fotografía, pintura, danza, poesía y cine. “Me parece importante que lo que representaba y representa Mercedes siga vigente y se difunda, y genere significados y significantes en la sociedad”, desliza la presidenta de la Fundación Mercedes Sosa, Araceli Matus, sobrina de la cantante.

La institución sin fines de lucro se dedica a preservar y difundir el patrimonio artístico de Sosa a través de múltiples actividades. “Adherimos a esta convocatoria y la apoyamos, con la perspectiva de que seamos conscientes de uno mismo y de los otros. Seguimos con la línea de pensamiento y de acción que tenía Mercedes y estamos muy en contacto con varios lugares del barrio. Ella, ante esta situación, sentiría impotencia, bronca y tristeza. Estaría en la lucha como siempre. A mí me da angustia; me generan mucho rechazo los responsables. Es importante que estas cosas se hagan visibles. Hay mucha gente muy alejada de la realidad de todos los días”, se explaya Matus. De acuerdo al comunicado de las organizaciones, el espíritu de la jornada también podría resumirse así: “En la ciudad más rica de la Argentina hay gente durmiendo en la calle. El sueño de vivir en una ciudad más justa también lo construimos cantando”.