Jet-set, playas, night-life, restaurantes de alta gastronomía, hoteles de lujo: detrás de esta fachada sofisticada y exclusiva, las islas Caimán supieron conservar parte de su alma y algunos retazos de su estado original, el mismo que conocieron los primeros colonos británicos que llegaron para establecerse en estos territorios que nadie había realmente ocupado hasta 1730. Para dejarlo bien en claro, una tortuga figura sobre la bandera y sobre el escudo de armas de las islas; y el animal elegido como símbolo nacional es el Cayman parrot, un lorito verde con algunas plumas azules y rojas, un traje parecido al de los loros barranqueros que solemos ver por estas pampas. 

Por todo eso, es posible armar un plan de visita por las tres islas basado principalmente en torno a sus atractivos naturales, sin dejar de disfrutar de su excelente infraestructura hotelera y de los restaurantes que han convertido a Grand Cayman, la isla principal, en la capital gastronómica del Caribe.

Tortugas en vivo y en directo en la Turtle Farm, que desempeña un papel de conservación.

GRANJA PARA TORTUGAS La sección financiera de los noticieros no suele hacerle favores a la reputación del archipiélago. Sin embargo, para el viajero en busca de un mar transparente, fondos soñados para el buceo y un relax alejado del mundo, son otros factores los que cuentan, los mismos que contribuyeron al crecimiento de las llegadas internacionales a las Caimán: las islas están a apenas una hora de vuelo de Miami y se han convertido en uno de los destinos más seguros, completos y mejor equipados del Caribe. Esta facilidad de acceso las pone en el mapa de quienes buscan un fin de semana distinto partiendo desde Florida; de hecho se consolidaron como una alternativa interesante a las habituales salidas a los Everglades, los cayos o las costas del sur del estado norteamericano. Al mismo tiempo se han transformado en una seria competencia para la isla de Barbados. De hecho, comparten muchas cadenas de hoteles y empresas de recreación, como las que operan los “barcos piratas” y los submarinos de avistajes subacuáticos. 

Pero a diferencia de Barbados, las islas Caimán no han cortado todavía el cordón umbilical que las une con el Reino Unido. Son muy británicas en muchos aspectos, empezando por la conducción a la izquierda. Pero a primera vista lucen también totalmente norteamericanizadas. Lo destacable es que, a pesar de estar totalmente dedicadas al turismo de lujo, de playas, de compras y de cruceros, han sabido cuidar su naturaleza: y este costado menos conocido de las Caimán es lo que atrae para una visita de un fin de semana... o más, según tiempos y presupuestos.

El mapa de la isla de Grand Cayman es curioso: forma una especie de gancho en su parte occidental. Allí la tierra es apenas una franja que rodea un diminuto mar interior, llamado de manera equivoca Sound (estrecho) en los mapas. Es donde se concentran los hoteles, el aeropuerto y la microcapital George Town. Su playa más famosa es la Seven Mile Beach, un un solo tirón de arenas finas y blancas a lo largo de –como lo dice su nombre– siete millas. U once kilómetros. 

En este mismo sector está nuestra primera parada: la Turtle Farm, una granja de tortugas. Es un predio único en su género, organizado como un parque de atracciones pero que es en realidad una organización ambientalista que cría y estudia tortugas marinas para obrar en su conservación y reproducción. Durante la visita la principal especie que se ve es la tortuga verde, común a todos los mares tropicales. Su supervivencia está muy comprometida por la degradación de las playas donde anida y por la contaminación de los mares. La granja es uno de los centros que vela por su salvación mediante la identificación de los nidos, el cuidado de los recién nacidos y la devolución al ámbito marino de los ejemplares ya crecidos.  Para incentivar las visitas, uno de los tanques está preparado para que los visitantes puedan tener algunas tortugas en las manos y sacarse fotos. Los naturalistas tienen muchas reservas sobre este aspecto de la granja, pero es el momento más apreciado por la enorme mayoría de los visitantes.  

El establecimiento no se limita a las tortugas. También tiene un acuario para ver tiburones y otro donde se ha reconstituido un arrecife para hacer snorkeling, una opción que eligen quienes no se animan a zambullirse directamente en las aguas abiertas del mar. La visita termina con un paseo por el espacio donde viven individuos de las principales especies de aves locales y algunas parejas de loros de las Caimán. De hecho, será el único lugar donde podremos verlos, ya que la pequeña isla de Cayman Brac es el único sitio donde se ha podido conservar una colonia de ciertas dimensiones.

En la playa de Cayman Brac, una de las tres islas que forman el archipiélago.

PEQUEÑAS CAIMANES Cayman Brac y Little Cayman son conocidas por los buzos como dos de los mejores lugares del planeta. Funcionan como dos pequeños anexos de la isla principal, donde el turismo –si no fuese por el buceo– llega únicamente por rebote. No tuvieron que enfrentar la misma presión que Gran Cayman para conservar su patrimonio natural: y aunque no siguen en el estado en el que las encontró Cristóbal Colón en 1503 o Francis Drake 80 años después, han conservado buena parte de sus bosques. La más pequeña es Little Cayman, que reúne apenas 170 vecinos a lo largo de sus 15 kilómetros de extensión. Este pequeño mundo está rodeado por playas desiertas muy valoradas por los recién casados que llegan en plan de estar solos en el mundo. Una única ruta de circunvalación permite ir de una a otra y se convierte en uno de los lugares más probables para ver iguales azules cuando se cruzan en el camino.

Little Cayman es su último y más seguro refugio. Estos animales son endémicos del archipiélago, pero los perros y la urbanización de la isla grande las pusieron en jaque a pesar de los carteles al borde de la ruta, que inducen a pensar que son potencialmente muchas las que podrían cruzarse de improviso delante del auto. De hecho, están en un estado muy crítico de supervivencia y solo se podrán salvar si resulta exitoso el plan actual del Blue Iguana Recovery Programme. Para las fotos de fauna, se podrá rentabilizar el viaje con tomas de fragatas, con sus llamativos cuellos rojos, y piqueros patirrojos, que han fundado allí una de sus mayores colonias en el planeta. 

Little Cayman es sobre todo un destino para bucear entre tortugas, paredes de coral, pulpos, rayas, cangrejos y por supuesto muchos peces tropicales que parecen un set de filmación de Buscando a Nemo. Su hermana gemela, Cayman Brac, es otra meca de exploraciones subacuáticas. Está un poco más desarrollada turísticamente, con resorts que se dedican solamente al buceo. Cuenta además de sus fondos marinos con el atractivo único de la Ciudad Perdida de Atlantis: un parque de esculturas bajo el agua, inspiradas en la mítica civilización sumergida. Es una obra de Foots, un excéntrico artista alemán que prolonga la época de los hippies a orillas del mar Caribe en una casa conceptual dedicada al rock pesado y a sus obras inspiradas por la Atlántida. 

Cayman Brac es levemente más grande –alcanza 19 kilómetros de largo– y más poblada, pero tiene la misma forma oblonga. Su centro está apoyado sobre un largo barranco rocoso donde se practica escalada y se formaron muchas cuevas que se pueden explorar. Una de ellas, Rebecca’s Cave, esconde la tumba de una joven que falleció durante el gran huracán que asoló las islas y Cuba en 1932. Los chiroptofóbicos (así se llama técnicamente el miedo a los murciélagos) pueden abstenerse en esta parte de la visita, ya que las cuevas suelen ser habitadas por algunos grupos de esta especie. Junto a los loros, las tortugas y las iguanas son de los pocos animales genuinos de las islas.  

¿Y qué tal de los caimanes? Todavía no se ha escuchado nada acerca de ellos. Preguntando a los lugareños, descubrimos que las islas aparecieron en los primeros mapas como Las Tortugas, el nombre que les dio Colón. Más tardes fueron identificadas como Los Lagartos, en referencia a las iguanas que abundaban en los primeros tiempos de la colonia. Lo mismo que los caimanes. Finalmente sin embargo fueron ellos que dieron su nombre al archipiélago, aunque no sobrevivieron a la caza indiscriminada para seguir siendo un emblema de las islas. De hecho, no hay más rastros de ellos desde principios del siglo XX. 

Las Caimán están entre los raros lugares donde se puede nadar con rayas.

CIUDAD DE RAYAS De regreso sobre la isla principal, quedan todavía varias paradas antes de cerrar este circuito natural. Ya tenemos fotos con loros, tortugas e iguanas. Se puede completar el álbum con delfines, en el parque Dolphin Discovery (está frente a la granja de tortugas) y mariposas (en la Butterfly Farm, pero donde ninguna de las 34 especies presentadas es oriunda de las Caimán). 

Ya es tiempo de ir al Queen Elizabeth II Botanical Park, el principal jardín de las islas. Fue abierto en 1994 en presencia de la reina de Inglaterra y es el único lugar donde han quedado algunas iguanas en la isla. También se conserva una casita tradicional, tal como eran en tiempos de los colonos ingleses. No muy lejos se visitan las Cristal Caves, un complejo de cuevas escondidas en medio de una vegetación exuberante (se visitan solo con guías porque varias plantas son venenosas y en las cuevas nuevamente hay murciélagos). Las más grandes tienen espléndidas formaciones calcáreas de estalactitas y estalagmitas; en una hay incluso un lago subterráneo iluminado con un juego de distintas luces. 

El break natural en las Caimán ya está por terminar pero lo va a hacer de la mejor manera con una atracción única en el mundo. Stingray City es, como su nombre no lo indica, un banco de arena en medio del mar adonde se llega en barco para caminar con agua hasta la cintura, o hacer snorkeling en medio de una colonia de rayas de espina. Se accede generalmente desde el muelle de Rum Point, uno de los balnearios más populares de Grand Cayman. Las rayas están acostumbradas a convivir con los humanos en este sector y se dejan tocar. Las primeras empezaron a frecuentar el lugar porque los pescadores solían vaciar las entrañas de los pescados antes de regresar al puerto: este festín fácil siguió con la llegada del turismo, ya que ahora son los guías quienes las alimentan para fidelizarlas. El lugar empezó a ser conocido como la Ciudad de las Rayas y se ha convertido hace años ya en la atracción más exclusiva de las Caimán. Al fin y al cabo, casi en ningún otro lugar del mundo se puede contar con esas extrañas criaturas como compañeras de natación.


BAJO EL MAR

Buceo con tortugas marinas, un lujo bajo las aguas turquesas del Caribe.

Las Caimán son las cumbres de una cadena de montañas submarinas, en cuyas costas proliferan los corales, las esponjas, las anémonas y las estrellas de mar. Son el hogar de una intensa vida marina: tortugas, murenas, rayas, meros, hipocampos, moluscos y muchos peces multicolores conviven en estas profundidades. Como atractivo adicional, se fondearon varios barcos para las salidas subacuáticas. Las condiciones para practicar el buceo son ideales gracias a la temperatura (25 a 28 grados) y la visibilidad del agua (varias decenas de metros). Además del buceo y del snorkelling es posible conocer este mundo subacuático a bordo de submarinos turísticos (como los de la empresa Atlantis) o los módulos de Bubble Sub, que bajan a dos personas hasta 120 metros de profundidad.


DATOS ÚTILES

  • Cómo llegar: hay varios vuelos diarios de distintas compañías desde el aeropuerto de Miami. Es la manera más directa y más cómoda; también hay conexiones desde Tampa, Dallas y Nueva York en Estados Unidos. Desde América Latina el único vínculo es por Cayman Airways, que tiene una frecuencia al aeropuerto de La Ceiba (Honduras). La compañía es la que asegura los vuelos a Little Cayman y Cayman Brac. www.caymanairways.com.  
  • Cayman Turtle Farm: abre todos los días de 8.00 a 16.30. La entrada cuesta US$ 18 o 45 según la fórmula elegida. www.turtle.ky
  • Resort de buceo en Cayman Brac: Reef Divers, www.reefdiverscaymanbrac.com
  • Excursión a Stingray City: cuatro horas de navegación y parada en el banco de arena, con comidas incluidas a bordo: US$ 90 por personas con Sunrays Tours. www.sunraystours.com 
  • Una salida emblemática de buceo en Grand Cayman: al parque marino del naufragio del buque Kittiwake. La salida dura 4 horas con la navegación. El precio incluye dos tanques de oxígeno. US$ 140 (con dos tanques) o 95 (con uno solo) con la empresa Red Sail Sports. www.redsailcayman.com 
  • Salida en submarino con Atlantis: US$ 110 por persona. www.atlantissubmarines.com 
  • En la web y en español: www.caymanislas.com