Cerca de 200 personas estaban sentadas en sillas con respaldo de plástico blanco en uno de los galpones de la cooperativa Bella Flor, en el Reciparque Norte III del Ceamse en José León Suárez. En una de las paredes del galpón había una pantalla gigante creada con papel blanco que hicieron especialmente para proyectar “Nueva mente”, la película de Ulises de la Orden que cuenta la historia de Bella Flor y de sus trabajadores que se estrenó el jueves 25 en el cine Gaumont-espacio Incaa. “Queríamos hacer esta primera proyección con ustedes, que son los protagonistas de la película”, dijo de la Orden antes de que se apagara la luz.

Apenas empezó la función, Nora Rodríguez, coordinadora general de la planta, salió disparada del galpón. “Me da mucha vergüenza, por eso no estoy ahí”, dijo a este medio. La cooperativa Bella Flor tiene una planta en el Ceamse en la que se encargan de la separación de los residuos que pueden reciclarse: papel, cartón, plásticos, vidrio y metal. Rodríguez tiene a cargo a 70 personas que son quienes se encargan de hacer manualmente la separación. En el bolsillo derecho del pantalón de Rodríguez sobresalía un cuchillo de sierra con la hoja hacia afuera. Cuando alguien le advirtió para que no se lastimara, ella se rió y dijo: “Ya vas a ver para que lo uso”.

Para hacer la separación, una pala cargó la basura que llega al Ceamse y la depositó en una tolva. Ahí había dos jóvenes que ayudaban a que la basura suba desde la tolva a una cinta transportadora. Al principio de la cinta estaba Rodríguez, cuchillo en mano, abriendo las bolsas de residuos con un corte rápido y preciso. Los trabajadores se deben parar de ambos lados de la cinta para separar los reciclables de la basura. Cada trabajador se encarga de agarrar un material en particular, tirarlo por un conducto que tiene a su lado y que termina en una bolsa gigante.

La película de de la Orden cuenta cómo cambió a través del tiempo el modo de tratar la basura en Buenos Aires, el estallido de la crisis social producto de las políticas neoliberales del menemismo y, como consecuencia, las historias de familias que encontraron en la basura la forma de sustentarse, ya sea buscando la comida o vendiendo lo que encontraban en los basurales. “Esta cooperativa es un emblema, un ejemplo. Los mismos cooperativistas son impresionantes, tienen una formación de militar el barrio, Viven acá enfrente en barrios construidos sobre basurales clandestinos y son cirujas que históricamente han buscado su comida y su ganancia entre la basura todos los días. Para mí es muy admirable”, opinó el director.

Imagen: Leandro Teysseire.

“Para mí no es indigno que me digan ciruja, sino que es el orgullo más grande que tengo”, aseguró Rodríguez. Ella tiene 52 años, nació en Santiago del Estero y vino a vivir a Buenos Aires a principios de la década del ‘80. “Viví toda la vida acá enfrente, en el barrio Libertador (ubicado al costado del camino del Buen Ayre) -contó-. Mucha gente cruzaba para acá (al basural) y yo también, pero era todo camuflaje porque no te permitían entrar. Si entrabas, (los policías) te mataban a golpes”.

En 1998, a partir de la crisis social, un grupo de esas personas que cruzaban a revolver la montaña de basura formó el barrio 8 de mayo, que da nombre a la organización social que luego constituyó la cooperativa. “Era un asentamiento donde había un basural a cielo abierto. Había muchas personas que no tenían donde vivir y dijimos ‘nos plantamos acá’. Armamos carpas con nylon, casitas con lo que encontrábamos y la que se puso al frente de la organización del barrio fue Lorena (Pastoriza). Así pudimos salir adelante”, recordó Rodríguez.

A partir de Diego Duarte

“8 de mayo, que es nuestra organización madre, nace en el ‘98. Después, por una necesidad de buscar la herramienta que nos permita laburar, nace esta idea de separar los residuos, que lo empezamos a hacer de forma muy manual y en el barrio”, contó Lorena Pastoriza, coordinadora de Bella Flor. En el año 2004, a partir de la desaparición y muerte de Diego Duarte, un adolescente cartonero tapado por un alud de basura en el Ceamse, recrudeció el conflicto entre los militantes sociales y la empresa. “Para descomprimir el conflicto social, Ceamse repartió plantas”, agregó Pastoriza y, a partir de 2007, comenzó a funcionar la planta dentro del Reciparque Norte III.

La organización tenía el primer proyecto para poner la planta, sin embargo la adjudicación no fue inmediata. “Claramente éramos el enemigo en su territorio. Entonces peleamos hasta que Daniel Arroyo, cuando fue viceministro (de Desarrollo Social) de Néstor Kirchner, nos firma el proyecto para comprar la primera cinta y la primera tolva”, afirmó Pastoriza.

La maquinaria actual es nueva y, según Ernesto “Lalo” Paret, otro integrante de la cooperativa, fue comprada por el Ceamse. “Nosotros estamos en este espacio que es del Ceamse, ellos nos dan la basura, la luz, pero no somos reconocidos como trabajadores”, señaló. Pastoriza, además, sostuvo que los trabajadores de Bella Flor y “los mil laburantes que estamos acá adentro” de otras asociaciones, tienen “una relación encubierta de trabajo”.

A lo largo de la película, todos los cooperativistas entrevistados hacen hincapié en la necesidad que tienen de ser reconocidos como trabajadores para así poder tener derechos laborales. Principalmente, resaltan la urgencia de tener una obra social por sus condiciones de trabajo. “Fijate qué perverso que los complejos ambientales funcionan siempre frente a los barrios más pobres. Es tirar el queso frente al ratón que tiene hambre. La gente va a vivir de eso y no se va a quejar de la contaminación o de morir de leucemia (porque piensan) ‘si total antes de la contaminación me voy a cagar de hambre o me va a matar a tiros la policía por ser pobre’. Es terrible pero es la forma que tenemos hoy de vivir”, lamentó Pastoriza.

Para la proyección de la película, la planta frenó su producción por el día. Los trabajadores vieron “Nueva mente” en un galpón nuevo destinado al acopio de los fardos de plástico que prensan en Bella Flor. Afuera del galpón donde se hace la separación, cocinaron dos ollas enormes de locro y pusieron una parrilla con chorizos que perfumaban el aire y alejaban el olor de la basura.

El plan de Bella Flor

El plan de Bella Flor es comprar máquinas que permitan agregarle valor a los materiales que separan y prensan. “Es la única forma de no solo poder tener más compañeros trabajando, sino con mejor excedente porque hoy estamos muy abajo”, afirmó la coordinadora de la cooperativa y señaló que los precios de comercialización del cartón y el plástico están impuestos por Cartoncor y Cablemat, respectivamente. Pastoriza aseguró que los ingresos les permitían comer todos los días, pero que hoy las ganancias que obtienen son cada vez menores. “Ahora es el mate cocido con pan o sin pan. Es trágico, volvimos (a estar) como en el 2001”, expresó.

“El objetivo es generar más puestos de trabajo para sacar más pibes de la calle porque la cooperativa está formada exclusivamente para salvar al otro -aseguró Rodríguez-. Acá no se recicla, se separa. Lo único que se recicla es la vida de los pibes. Eso es lo más importante porque sin pibes no hay futuro”.

Informe: Ludmila Ferrer.