La industria del libro está atravesando la mayor crisis que se conozca. Son circunstancias complicadas para publicar, pero es un momento especial para cientos de editores que intentan ofrecer cada vez mejores libros a miles de lectores, más allá de la coyuntura económica sombría. “A malos tiempos, buenos libros” podría ser la consigna que moviliza a Mardulce, Sigilo, Eterna Cadencia, Caja Negra, Ediciones Godot, Fiordo, Adriana Hidalgo, Aquilina, 17 grises, Alto pogo y Caleta Olivia, por mencionar apenas un puñado entre las 250 editoriales del país, de América Latina y España que participaron de la octava edición de la Feria de Editores (FED), que terminó ayer en Ciudad Cultural Konex, con una cantidad de público récord: 14 mil personas recorrieron los stands y asistieron a las actividades programadas, especialmente a las charlas del escritor brasileño Ferréz y Beatriz Sarlo.

Víctor Malumian, de Ediciones Godot, uno de los sellos organizadores de la FED, cuenta a Página/12 que la mayoría de los stands vendieron más que en 2018. “Este año la Feria no creció en tamaño ni en cantidad de expositores, siguió igual, pero sí crecimos en público y creo que eso es por el notable trabajo de los periodistas que nos ayudan a difundir lo que hacemos. Claramente hay más de 11.000 mil personas, como las que vinieron el año pasado, que se interesan por nuestros libros y publicaciones, así que nuestro trabajo es que ellos se enteren de lo que estamos publicando y que tengan ganas de venir a encontrarse con nuestros libros”. El viernes, el primer día de la feria, fueron 2250 personas; el sábado 5000 y ayer 6750. Entre los libros más vendidos durante las tres jornadas se destacan Cometierra de Dolores Reyes (Sigilo); Thoreau, el salvaje de Michel Onfray (Godot); Del infinito al bife. Biografía coral de Federico Manuel Peralta Ramos de Esteban Feune de Colombi (Caja Negra); Manual práctico del odio de Ferréz (Corregidor); Era tan oscuro el monte de Natalia Rodríguez Simón (Mardulce); Pantuflas de perrito de Isol y Jorge Luján (Pequeño Editor); Ciencias ocultas de Mike Wilson (Fiordo); Clara y el hombre en la ventana de María Teresa Andruetto y Alguien como Antonio de Susanna Mattiangeli y Mariachiara di Giorgio (Limonero).

Desde la trinchera de su stand de Aquilina, sello especializado en novela negra y policial latinoamericano, el escritor y editor Ricardo Romero comenta que la feria está “cada vez más llena de gente” y que es un éxito que impresiona a los propios protagonistas. “Me fue muy bien en esta edición, vendí un 30 por ciento más de libros que el año pasado, y el más vendido es la segunda edición de Tres veces luz de Juan Mattio”, dice Romero. “La gente que viene es lectora y entiende que el libro no es un bien de lujo sino algo fundamental en sus vidas. Me doy cuenta por el cariño con el que preguntan y curiosean los libros; ver a los lectores interesados comprando libros es un placer frente a un contexto tan complicado –reconoce el editor de Aquilina-. La FED es una fiesta y revela que la cultura puede ser también un negocio, sin que sea una mala palabra. Ninguno de nosotros estamos llorando, lo único que pedimos es que no la hagan más difícil con políticas económicas excluyentes. No estamos pidiendo que nos subsidien, sino que haya una protección no solo hacia los libros sino a la cultura en general”.