El Frente Progresista sólo salvó las ropas. Sabía que tenía una parada muy difícil por delante en un escenario superpolarizado y totalmente diferente al contexto de las elecciones provinciales donde Antonio Bonfatti quedó segundo y a cuatro puntos de Omar Perotti. Los planteos internos del propio socialismo que anunciaban que no iban a votar por la fórmula Lavagna-Urtubey, no hicieron la diferencia entre la presidencial y la lista de diputados: El binomio cosechó en la provincia el 13% de los votos y la lista de candidatos a diputados nacionales que encabezó Enrique Estévez estuvo apenas un punto y medio por abajo. El corte de boleta fue casi nulo. Y es claro que muchos votos frentistas se fueron al peronismo. Pero el tránsito hacia octubre será cuesta arriba, cuando las definiciones sean más contundentes y el escenario de tercera posición en el que insiste el socialismo, se haga más estrecho todavía.

Fue una campaña rara para el PS, en crisis por las tensiones internas que se acentuaron con la derrota provincial y la interna a intendente que perdieron en Rosario. La construcción nacional en manos del gobernador Miguel Lifschitz no fue lo esperado: Nadie imaginó que el gobernador salteño sería el acompañante del prestigioso ministro de Néstor Kirchner. Eso puso en guardia a los sectores progresistas y Estévez tuvo que ponerse al hombro la campaña más difícil que tuvo el socialismo en los últimos años.

El discurso no tuvo variantes: "Tanto el kirchnerismo como el macrismo le hicieron mal a Santa Fe", repitió Estévez como un mantra para marcar la necesidad de abrir un tercer espacio que ya fue explorado por otros sin demasiado éxito. Ese tercer espacio que sí existió y con poder en esta provincia donde el socialismo dejó una impronta, una cultura política que el peronismo aún tendrá que superar construyendo un mito propio de gestión.

Pero las últimas incursiones nacionales del socialismo fueron para el olvido. Primero fue candidato a diputado nacional el radical Hugo Marcucci que apenas juró en la Cámara alta se pasó a Cambiemos. Después, Luis Contigiani el más crítico de todos al macrismo que terminó desdibujado y enfrentado al PS después de su fanática intervención en contra del aborto, que terminó por acortar su ascendente carrera política. El socialismo estaba nuevamente sin representación nacional.

De ahí la importancia que adquiere la posibilidad de que Estévez encuentre un lugar en la nueva composición del Congreso a partir de diciembre. Más teniendo en cuenta la realidad de haber perdido el poder en la provincia.

Hacia la noche tarde, las posibilidades de un tercer espacio quedaban cada vez más reducidas cuando se empezó a conocer que la fórmula encabezada por Alberto Fernández superaba por 15 puntos al presidente Mauricio Macri. Y en el departamento Rosario la influencia del socialismo a través del voto a Lavagna y a Estévez fue insignificante.