8 de septiembre de 2008. El imponente Arthur Ashe, el estadio de tenis con mayor capacidad en el mundo -más de 23 mil espectadores-, contemplaba cómo el hombre predestinado a destruir los libros de historia conquistaba su quinto título consecutivo en el Abierto de Estados Unidos. El británico Andy Murray apenas había podido ofrecer resistencia en una final sin equivalencias.

Levantar una vez más aquella prestigiosa copa en Flushing Meadows significó para Roger Federer una redención pocas semanas después de la dolorosa caída ante Rafael Nadal en Wimbledon, en el recordado partido definitorio que habrá trascendido los tiempos como el mejor que se haya apreciado jamás en este deporte. La herida quedaba suturada en un recinto que lo había visto perder por última vez en 2003. Ganar el trofeo para el suizo ya era una costumbre: una gloriosa primera mitad de su propia historia en el US Open.

En pocas semanas, sin embargo, se cumplirán diez años del momento en el que aquel exitoso camino llegaría a su fin. La noche del 14 de septiembre de 2009, en la que buscaba la sexta conquista al hilo, Federer no encontraría la manera de detener los misiles de un joven y potente Juan Martín Del Potro. No importaron los 13 títulos de Grand Slam que brillaban por entonces en las vitrinas del suizo, ni los cuarenta partidos sin perder en Nueva York que pesaban en su mochila. El argentino se doctoraba en su torneo favorito, materializaba el sueño de su vida y señalaba un punto de inflexión en el vínculo de Federer con el US Open.

La derrota contra el tandilense quedó tan marcada que el suizo incluso confesó, casi diez temporadas más tarde, que es el partido que más desearía volver a jugar. Y no es para menos: desde aquella vez nunca nada fue igual. Ver ganar Federer en Nueva York dejó de ser una costumbre y se transformó en una esperanza.

En la última década, de hecho, Federer llegó a ganar hasta siete grandes coronas más. El récord absoluto, aún en sus manos, es de 20 títulos de Grand Slam, pero la imagen de 2008 todavía grafica su último éxito en el US Open. En este tiempo la esperanza apenas le alcanzó para disputar la final en 2015, cuando la reinvención que había encarado de la mano del sueco Stefan Edberg se topó con una barrera impenetrable llamada Novak Djokovic.

La nueva edición del torneo que comenzará este lunes en la Gran Manzana será la primera participación de Federer en un Grand Slam nada menos que con 38 años. Y serán varios los retos que tendrá el suizo en el certamen grande que lleva más tiempo sin conquistar.

La desafortunada derrota en última definición en el All England, en la que tuvo dos match points cuando sacaba 8-7 y 40-15 en el quinto set, es la representación más reciente de Federer. Aquel escenario favorable se convirtió en una desilusión que todavía retumba en su cabeza. Ni siquiera su reaparición en Cincinnati, donde fue siete veces campeón, resultó suficiente para recobrar la mejor versión: apenas jugó dos partidos y se despidió tras caer sin atenuantes contra el ruso Andrey Rublev. De todas formas, así como el US Open lo ayudó a superar la final de Wimbledon 2008, esta vez el mismo torneo podría surgir como una suerte de revancha para enterrar aquella última gran frustración.

La cruzada de Federer pasará también por lograr lo imposible. El sorteo dispuso que podría cruzarse con Djokovic en semifinales y con Nadal en la final. Y, pese a haber estado muy cerca precisamente en Wimbledon, el suizo jamás pudo ganar uno de los cuatro torneos más valiosos después de dejar en el camino a sus dos máximos rivales. 

El desafío será superlativo, además, porque tendrá tintes históricos. El español (18) y el serbio (16) son los inmediatos perseguidores de Federer en la lucha por ser el mayor ganador de títulos de Grand Slam de todos los tiempos. Un hipotético triunfo de alguno de los dos podría poner en serio riesgo la plusmarca del suizo. Reflejarse en aquel lejano 8 de septiembre de 2008, cuando la costumbre de ganar llegó a su punto más alto, es el mayor capital de Federer para alimentar la esperanza en este nuevo US Open.

 

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