--Macri nació en cuna de oro, mamá. No sabe lo que es el hambre. Que venga y mire lo que es el barrio. Pero que venga de noche.

Norma Romero llora cuando cuenta su historia de vida. Vive hace décadas en el barrio La esperanza, uno se los asentamientos más humildes de Virrey del Pino, la zona de La Matanza en la que el candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández, le sacó más de sesenta puntos al presidente Mauricio Macri, la mayor ventaja en toda la provincia de Buenos Aires. Norma coordina un comedor que se llama Los Pekes y les da merienda y cena a 150 chicos. Está orgullosa porque fue fiscal el 11 de agosto y en su mesa hubo 205 votos para el FdT y sólo 16 para el candidato de Juntos por el Cambio, a quien define como “este desgraciado”. Juan Carlos Correa atiende el vivero Troilo, en el centro comercial de Virrey del Pino y no prende la estufa “ni loco”. Aunque está vestido como si viviera en Canadá, el resultado de la PASO lo alegra porque aunque hay días en los que no vende ni un plantín, pero “ahora hay esperanza”. Zuny está al frente de la carnicería Los amigos. Dice que bajó un cincuenta por ciento la venta, que los que pueden seguir comprando carne “piden cien pesos de algo, porque compran en función de lo que tienen en el bolsillo” y aunque en estos días el matarife le esté cambiando precios de una hora a la otra, está feliz con el resultado electoral. “Acá ese domingo se festejó como un mundial”, dijo a Página/12. Este diario pasó un día en la zona más peronista de la denominada Quinta Provincia y escuchó relatos de dolor, esperanza y solidaridad de un bastión del conurbano en el que nunca pudo hacer pie el macrismo.

Virrey del Pino es una de las localidades más extensas y humildes de La Matanza. La atraviesa la ruta tres entre los kilómetros 34 y 48 y fue, de toda la provincia de Buenos Aires, la que mejores resultados granjeó para el Frente de Todos en todas las categorías: 76, 67 por ciento contra 9.55 por ciento para Juntos por el Cambio, por encima incluso del promedio de votos del distrito que hoy gobierna Verónica Magario, quien probablemente se convierta en vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires si la fórmula que integra junto a Axel Kicillof mantiene el resultado de la PASO.

El peronismo gobierna La Matanza desde 1983. Los referentes políticos de Virrey del Pino dicen que cuando allá por allá por 1999, en aquel impulso erróneo memorable, Pinky se adjudicó el triunfo sobre Alberto Balestrini y habló de “su” Matanza, aún no se habían cargado los votos de Virrey del Pino. Como toda localidad grande del conurbano, tiene una zona de comercios donde vive la clase media, una zona que habita gente más acomodada y varios asentamientos con calles de tierra, algunos de ellos en zonas inundables. Los comerciantes están sufriendo mucho la política económica del macrismo, pero no se olvidan de ser solidarios entre ellos porque todos se conocen. Hugo Reyes atiende la panadería Manjares, mantiene el kilo de pan a 75 pesos, pero hay viejos clientes que ya no pueden comprar. Para ellos prepara todos los días quince kilos que están destinados sólo a la donación. “Lo que pasa es que acá nos conocemos todos y vos no le podés dar vuelta la cara al tipo que antes te dio de comer, te compró, y hoy ya no puede”, dijo a Página/12 el martes posterior al Día del Niño, que recuerda como un fracaso total de ventas. “¿Ves esas tortas. Quedaron del domingo. Nunca quedaron tantas tortas y eso que las tenemos a mitad de precio que en Capital”. Efectivamente, diez tortas en el mostrador esperaban sin éxito a un comprador. Reyes dice que la crisis lo obligó a renunciar a la que era su premisa básica para manejar el negocio: vender un treinta por ciento de pan y un setenta por ciento de pastelería. “Tengo el negocio hace ocho años y lo había logrado. Hasta que ganó Macri. A partir de ahí la ecuación fue cambiando y hoy tenés un 70-30, pero al revés. Setenta por ciento de gente que compra pan contra un treinta que consume pastelería. Simple: el pan es de pobre”, resumió.

A Luis Rucci el apellido lo delata, pero explica el resultado de la PASO en términos económicos y no ideológicos. Después de muchos años al frente de la verdulería Rucci, cree entender el comportamiento electoral del virreypinense. “La gente vota con el bolsillo y el bolsillo no tiene plata. Este fue un voto castigo porque nos sacaron las ganas de vivir”, aseguró. Dice que él olfateba que la diferencia a favor del FdT podía ser grande y que ahora se limita a vivir para pagar gastos cuando antes podía arreglar su casa y salir a comer afuera. Si antes del macrismo había una o dos personas que iban al negocio a pedirle mercadería, ahora son diez. Y les da papa o cebolla, algo para que puedan comer porque, igual que al panadero, los que hoy piden antes compraban.

La buena imagen de la gobernadora María Eugenia Vidal nunca se tradujo en votos en el distrito que hoy gobierna Magario y en Virrey del Pino sólo registran dos presencias del macrismo: un timbreo en Oro Verde y el acto de ampliación de la fábrica de gaseosa Manaos, que prefieren olvidar porque el presidente y la gobernadora llegaron en helicóptero y estuvieron quince minutos. Lo cierto es que el peronismo es históricamente fuerte en la zona. 

Juan Pedro Ramírez es abogado y dirigente peronista local. También se define como “siervo de Dios”. Explicó por qué cree que Virrey del Pino, dentro de La Matanza, es la localidad en la que se produjo la mayor deferencia a favor del Frente de Todos en todas las categorías. “Virrey del Pino es la capital del peronismo en La Matanza porque acá ejercemos un peronismo a la antigua, conservamos la militancia común y tenemos contacto con la gente. Nos conocemos todos y tratamos de dar una mano donde hay una necesidad sin preguntarle al vecino a quién votó o a quién piensa votar”. Está orgulloso porque creó el Café Cultural y Teatro Brigadier General Juan Manuel de Rosas. Cuando hacen proyecciones gratuitas de cine, el lugar se llena porque los padres de los chicos no tienen plata para hacer una salida tradicional y para el Día del niño regalaron más de tres mil juguetes. “Esta es una zona de gente trabajadora que recuerda mucho a Eva y a Perón. No se olvidan”, dijo.

El día que Página/12 fue a hacer la recorrida, le llevó a Norma el pan que logró conseguir para el comedor infantil. Norma le agradece la ayuda porque cocinar en estos tiempos para 150 chicos no es fácil. Tiene cinco hijos y está en pareja con Amado, que cirujea para vender cosas y aprovecha las salidas para recolectar alimentos para Los Pekes. Cocina con leña y vive en el mismo lugar donde trabaja, a dos cuadras del río Matanza, en un asentamiento de calles de tierra que se inunda cuando llueve. Prepara, según el día, fideos, papas con huevo, lentejas o arroz. Y cuando tiene suerte, le agrega al guiso “menudos y carcasa”. También reparte fruta y lo que ese día logre recolectar Amado. La idea de hacer el comedor se le ocurrió hace tres años porque como la zona se inunda seguido, quería garantizarse la forma de no quedarse sin víveres para ella y para los vecinos. “Cuando se inunda no nos queremos ir porque nos roban todo. Y como nadie entra cuando llueve, se me ocurrió empezar con el comedor. Hoy le damos merienda y cena a 150 chicos”, contó. Yanina es una de las madres que frecuenta el lugar. Tiene veinticinco años y va con sus hijos porque la plata no le alcanza. “Yo cobro nomás las asignaciones y mi marido hace changas. No alcanza la plata para todo. Por lo menos si cambia el gobierno me voy a poder comprar las chapas y los tirantes para terminar mi casa. Por ahora no podemos porque las chapas están muy caras”.

Norma es peronista y fiscalizó el día de la elección. “En mi mesa, hubo 205 votos para el Frente de Todos y 16 para este desgraciado”. El “desgraciado” al que alude es el presidente Mauricio Macri. A Norma se le llenan los ojos de lágrimas si piensa en qué le diría si lo tuviera enfrente. “El nació en cuna de oro, mamá. No sabe lo que es tener hambre. Que venga y mire, que se meta en el barrio. Pero que venga de noche, eh”. Amado, el compañero de Norma que sale a cirujar y a buscar la mercadería para el comedor, dice que siente “mucha tristeza” y aunque está orgulloso de lo que hacen, sabe que ese comedor no debería existir.

El que todavía existe es el vivero Troilo, que resiste en el centro comercial de Virrey del Pino a pesar del contexto. “Hace dos semanas cerró Mattioli, una casa de repuestos de trenes delanteros para el auto que tenía cuarenta”, dijo Juan Carlos Correa, dueño del vivero familiar. Correa recibió a este diario cerca del mediodía de un día laborable, pero su clientela no se resintió demasiado porque no la había: hay jornadas en las que no entra una sola persona. “Estamos en la temporada alta para mi rubro y es un desastre. La gente viene a mirar”, dijo, vestido como para el invierno de Canadá porque no se le ocurre prender la estufa por el temor a no poder pagar la fortuna que le podría venir en gas. Prefiere ponerse cinco capas de abrigo a cerrar el vivero con el que por ahora resiste, aunque reconoce que lo tuvieron que achicar para reducir gastos. Dice que no milita en ningún partido, pero votó para terminar con el gobierno de Macri, que puso en riesgo la continuidad de un negocio de tres generaciones. “Vos no tenés idea, esto antes era una romería y ahora la gente viene a pasear”, protestó.

Zuny y Matías están al frente de la carnicería Los amigos, que los vecinos coinciden en señalar como la mejor del barrio. Este año, la venta les cayó un cincuenta por ciento, empezaron a vender pollo trozado, que antes nadie hubiera comprado, y presencian diariamente dos fenómenos que no hubiesen imaginado antes del macrismo: el crecimiento de la venta de cortes baratos como el espinazo, el roast beef y el osobuco y la nueva costumbre de la gente que todavía puede comprar carne: el “dame cien pesos de…”. “Tienen cien pesos para gastar en carne y así te piden lo que van a llevar. El problema desde la devaluación posterior a las PASO es que antes, el matarife te decía la noche anterior cuánto te iba a costar la carne y te mantenía el precio y ahora eso puede cambiar de una hora a la otra”, dijo Zuny. Pero a pesar de la crisis económica, ambos están contentos con el resultado de la elección. Matías describió el festejo del domingo. “Acá el triunfo se festejó como un mundial. La gente no paraba de tocar bocina y el lunes había caras de alegría”. Será cuestión de que esperar que más temprano que tarde los clientes vuelvan a comprar asado.