Noe Gall es una activista lesbiana feminista prosexo que vive en Córdoba. Forma parte de  Asentamiento Fernseh, de un proyecto de editorial de teoría queer y poesía, y del ya legendario festival  “El deleite de los cuerpos”. Sus talleres abordan problemáticas feministas como el punitivismo, el sexo desde una perspectiva de la política de las emociones. Noe, también es parte de la Red por el reconocimiento del trabajo sexual, impulsada por AMMAR Córdoba, donde articula diversas actividades en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales y apoya la lucha contra el estigma social. Esta semana estará en CABA coordinando el taller Pospornografia, que ya estuvo realizando en La Plata.

¿Qué significa ser una activista prosexo?

Ser feminista prosexo es una práctica, no una identidad. Para mí ser feminista prosexo en Córdoba, ciudad conservadora si las hay, es articular con las trabajadoras sexuales, organizadas o no. Es ofrecer otra lectura posible del mundo cuando solo aparecen violencias y estigmatizaciones a quienes expresen un deseo o una sexualidad pública. Es facilitar el acceso a materiales para la investigación, creación artística, o política. Es hacer posporno, tanto performances como videos, que intentan de alguna manera disputar en el terreno del placer. No intento decirle a la gente qué sexo es bueno y cuál es malo, sino dislocar las certezas con las que nos excitamos, proponer otros imaginarios para la vida sexual.

¿También sería una especie de terapia sexual?

Sí, con disculpas de los terapeutas que han estudiado y tienen un título en eso, pero creo que las feministas prosexo ofrecemos otro tipo de terapia sexual, una donde podemos abordar las problemáticas desde otras prácticas que no comprendan sólo la escucha. Por último, también ofrecemos algún tipo de justicia erótica, ofrezco espacio para que muchas personas puedan hablar de sexo, de sus experiencias, de sus traumas, de sus deseos, donde puedan nombrar en voz alta aquello que no pudieron decir nunca en ningún lado.

¿Y qué implica llamarse "lesbiana feminista"?

Reniego últimamente bastante del “feminista”. Es un terreno a seguir disputando. Necesito enunciarlo porque aún hoy si nosotras, las lesbianas, no decimos LESBIANA en voz alta, muchas veces corremos el riesgo del silenciamiento. Decir lesbiana feminista es una manera de dar cuenta de que en el movimiento feminista también existimos.

¿Cuál es el contexto del activismo en Córdoba?

Lo más hermoso y potente del último tiempo viene siendo la conformación de la asamblea trans travesti de Córdoba, que organizó una movilización contra los travesticidios. “Resistir para existir”, se denominó la marcha, cuya movilización mantuvo encendida la llama necesaria para sostener el juicio por Azul Montoro, quien fue asesinada en el 2017 por Alejandro Casiva, condenado recientemente a cadena perpetua por femicidio. Aún queda mucho por hacer, seguimos acompañando a la familia de Laura Moyano, otra mujer trans asesinada, la familia se siente esperanzada tras el fallo por Azul. Por otro lado, conformamos hace unos meses una asamblea de lesbianas luego de lo ocurrido a Marian Gómez, estamos organizando actividades para el mes de septiembre y un posible encuentro de lesbianas en córdoba para marzo 2020 a 10 años del asesinato de la Pepa Gaitán.

¿Qué es el asentamiento Fernseh?

Es una casa ubicada en barrio Alta Córdoba, que tiene múltiples usos, por un lado es allí donde damos los talleres, tenemos una cooperativa de trabajo con el Deleite de los Cuerpos, una imprenta y el proyecto Editorial del Asentamiento. Y es nuestra casa, allí vivimos varias de nosotras un tiempo. Hace unos meses abrimos la casa los primeros viernes del mes para llevar a cabo conversatorios. Proponemos un tema, lo que nos preocupa, lo que nos preguntamos, y está abierto a toda persona que quiera ir a conversar y abordar diferentes problemáticas sobre políticas sexuales de manera colectiva, la palabra circula libremente, no hay exposiciones ni conferencias, hay dudas, escucha y algunas certezas.

¿Qué es la pornografía para vos?

Sobre la pornografía se habla mucho y se conoce poco. Ciertos feminismos suelen hacer afirmaciones sobre el porno sin haber consumido porno ni haber reflexionado sobre los placeres y la cultura. El porno es un objeto cultural como cualquier otro, solo que aborda la sexualidad y las fantasías sexuales, lo que lo vuelve peligroso y atemorizante a la vez. Sin embargo si analizamos, por ejemplo, el cine documental o el teatro, nadie podría decir a priori que es “violento” o “patriarcal” aunque como bien sabemos en ambas disciplinas podemos encontrarnos con personas violentas y relaciones de poder que refuercen la diferencia sexual y los estigmas sexuales. Entonces, ¿por qué el porno es mas violento que el teatro? Básicamente porque la pornografía no fue considerada un arte ni un lenguaje visual, fue relegada al mundo de las pasiones bajas, como un género que se consume a escondidas y en anonimato. Qué distinto sería todo si pensáramos en la pornografía como una forma de pedagogía sexual, o como un entretenimiento más, o como un lenguaje artistico capaz de abordar la complejidad de la sexualidad humana.

¿Cuál es la diferencia entre pornografía y pos-porno?

Es una diferencia de mirada. Una de las grandes enseñanzas de la epistemología feminista es que nos enseñó a mirar las prácticas situadas y abandonar los universales. ¿Con que mirada vemos pornografía? Si ves, ¿te preguntaste sobre lo que estas viendo? Si no ves, ¿porque hablás de pornografía, en contra o a favor? Podemos hacernos de una mirada feminista prosexo para ver pornografía con otros ojos, siempre realizando un ejercicio critico sobre lo que vemos, pero sin dejar de jugar en la tierra del deseo.

¿Qué está pasando en la producción del porno argentino?

Algo hermoso: un puñado de putas, activistas, militantes del deseo están produciendo caseramente porno y lo venden por las redes sociales. Están disputando la categoría de porno en vez de nombrar sus producciones como pos porno. Buenos Aires ya no es el foco, las producciones que se realizan vienen desde otras provincias. Como así también de la mano de diferentes formas de las disidencias sexuales: vemos distintos tipos de cuerpos, pieles, géneros, produciendo placeres. Esto sucede al mismo tiempo que emergen políticas anti porno en todo el mundo, las redes sociales son un ejemplo, están persiguiendo y bloqueando a todas las trabajadoras sexuales autónomas, bajo la excusa de cuidarlas. Como así también vemos una avanzada de un feminismo anti porno, y, por lo menos en Córdoba, empezaron a aparecer en algunas movilizaciones con consignas anti porno, la que más hondo ha calado es: “si ve porno no te quiere”.

¿Por qué hay feministas antiporno?

Porque se ha anudado históricamente la sexualidad con la violencia. Ver una mujer en una pantalla en una posición sexual donde esta siendo penetrada bruscamente ya es violento para muchas personas. Suponen que dicha representación produce violencia simbólica hacia todas las mujeres, y suponen que esa mujer que esta ahí no quiere estar ahí, o que no esta trabajando. Suponen que la industria del porno es violenta per se, porque ha habido denuncias y casos de violencia. ¿En qué trabajo no hay violencia? ¿en qué industria no hay violencia? ¿Por qué la violencia en la pornografía es más importante que las otras?

¿Qué diferencias establecés entre este porno autogestivo y el porno comercial?

El porno comercial tiene la capacidad de llegar a más cantidad de personas tiene una una relación con la demanda y la oferta. Produce lo que le demandan. Hace unas semanas en un taller una participante me preguntó qué estaba primero, si el porno o el deseo. Se preguntaba si la producción pornográfica había creado ciertos deseos o si el porno sólo se había encargado de representarlos. La pornografía ha funcionado como una pedagogía sexual para muchas generaciones de personas, de manera consciente o no. Ha enseñado a tener relaciones sexuales, las posiciones, el tiempo, cómo se empieza y cómo se termina, qué se puede y qué no se puede hacer. Reafirmando que la sexualidad consiste en una mera actividad penetrativa, genitalista, orgásmica, con ciertos tipos de cuerpos, y todas las restricciones que ya conocemos, eso a mi entender no la convierte en violenta per se, sino en carente de imaginación sexual. La principal diferencia que encuentro es que en el porno que producimos autogestivamente tenemos las libertades para crear narrativas sexuales otras, el mercado ni la heterosexualidad obligatoria nos dicta el guion, se producen otros tipos de narraciones sexuales que poco tienen que ver con los binarismos de géneros, ni los roles ni un foco especial en los genitales.

¿Hay un mercado de prostitución y pornografía lesbicas?

Hay lesbianas trabajadoras sexuales, hay lesbianas haciendo pornografía. Hay pocas lesbianas que se visibilicen como clientas, por más que consumen y allí me quiero detener. La sexualidad y sus accesos dejó de ser un privilegio de los hombres. El ejercicio de la sexualidad es un derecho, y muchas personas no pueden acceder de las maneras tradicionales, es decir, entrar en el baile de la seducción, ir a cenar, ir al cine, tener una relación, una pareja estable, tener sexo casual. Estas prácticas son privilegios socio sexuales, que cada comunidad especifica ha desarrollado. Aún tenemos que trabajar la idea de que las mujeres tenemos derecho al placer y que no esta mal pagar por ello, que es una opción, que puedo regalarle a una amiga un servicio sexual como le regalo un pase de masajes. No es necesario tener una vida social para tener una vida sexual. El feminismo prosexo viene a dar batalla en el terreno de los placeres, reflexionando sobre la educación sexual y afectiva que hemos recibido, politizando el deseo, habilitando otros imaginarios sexuales, coger contra todo.

Taller Pospornografia. Viernes 30 y sábado 31 de agosto, en La Libre (Bolivar 438). Inscripciones e información: [email protected]