Pocas imágenes tan simples revelan tanto como la que se puede encontrar al guglear "básquet" y "Juegos Olímpicos". El primer resultado direcciona a Wikipedia y allí se observa tal registro, donde una infinidad de "Estados Unidos" es interrumpido por un "Argentina". Este 28 de agosto se cumplen 15 años de aquel sábado de 2004 en el que la Selección logró colgarse la medalla de oro olímpica en Atenas para inscribir su nombre en esa lista y romper con la hegemonía norteamericana, en uno de los mayores batacazos de la historia del deporte.

La palomita de Emanuel Ginóbili para vencer a Serbia y Montenegro sobre la bocina en el debut; el sufrimiento por los increíbles bombazos del gordito neozelandés Pero Cameron en un crucial triunfo de la ronda de grupos; la volcada de Andrés Nocioni sobre Yao Ming en la goleada ante China; la aparición salvadora de Walter Herrmann en el palo a palo frente a Grecia; el pase de faja de Hugo Sconochini y la recepción a una mano de Alejandro Montecchia para delirar ante el Dream Team; el remate a dos manos de Luis Scola -gentileza de Pepe Sánchez- en los últimos segundos de la final con Italia... Momentos inolvidables de la conquista de la Generación Dorada, la única que logró ser campeona en unos Juegos Olímpicos luego de 1992, cuando Estados Unidos evolucionó en Dream Team al comenzar a utilizar jugadores NBA para competir internacionalmente y apoderarse de todo el oro.


Aunque figuraba entre los equipos a tener en cuenta gracias al subcampeonato mundial obtenido en 2002, aquella escuadra comandada por el cordobés Rubén Magnano y rebozante de talento, había estado ausente en Sydney 2000 y, además, llegaba con un único representante en la NBA, algo que en los años entrantes se convertiría en una cuestión cotidiana. Sólo Ginóbili, de por entonces 27 de edad, jugaba en la liga de máximo nivel y con una experiencia de nada más que dos temporadas, con promedios de 7,6 y 12,8 puntos respectivamente.

El gran proveedor de aquel entonces era España, al igual que con la actual Selección que buscará hacer un buen Mundial en China 2019. En total, siete jugadores actuaban allí al llegar a Atenas: Andrés Nocioni (24 años, de Caja Laboral Baskonia, firmaría con Chicago Bulls tras el oro), Fabricio Oberto (29, de Pamesa Valencia, se iría recién un año después a San Antonio), Luis Scola (24, de Tau Cerámica, llegaría en 2007 a Houston), Pepe Sánchez (27, de Alicante, con pasos previos por Philadelphia, Atlanta y Detroit), Alejandro Montecchia (32, de Pamesa Valencia), Walter Herrmann (25, de Unicaja Málaga, se fue en 2006 a Charlotte) y Gabriel Fernández (27, de Valladolid). Además, militaban en Italia Carlos Delfino (21, Skipper Bolonia y, tras la medalla, a Detroit) y Hugo Sconochini (33, Olimpia Milano), mientras que Rubén Wolkowyski venía de jugar en Grecia (30, Olympiacos, con experiencias en Seattle y Boston) y Leonardo Gutiérrez, en la Liga Nacional (26, de Obras Sanitarias).


Un elenco de lujo, del que se fue tomando mayor dimensión -si eso fuera posible- a medida que pasan los años. Con protagonistas infalibles y actores de reparto que tuvieron su mejor rol en los momentos justos, la obra maestra de Magnano fue un espectáculo en cuanto al juego de equipo y el movimiento de balón, destacándose la prodigiosa zurda de Sánchez. Pepe, Ginóbili y Montecchia brindaron también un show desde la línea de tres puntos, con una efectividad del 40 por ciento para el trío bahiense (33/81 tiros). El máximo goleador fue Manu, obviamente, con 19,3 puntos por partido; seguido por los 17,6 de Scola, quien por entonces no dominaba el triple y salía desde el banco en lugar del laborioso Colorado Wolkowyski.

El final del camino hacia la conquista del oro es conocido; sin embargo, la ronda previa no fue nada accesible. Tres triunfos (83-82 a Serbia con 27 de Ginóbili, 82-57 a China con 17 de Nocioni, 98-94 a Nueva Zelanda con 25 de Scola) y dos derrotas (76-87 con España con 28 de Luifa; y 75-76 con Italia con 19 de Scola y de Ginóbili) para terminar en el tercer lugar del grupo.

Luego, vendrían la infartante eliminación a los locales en cuartos por 69-64 (13 de Ginóbili y Oberto, 12 de Sánchez); la victoria histórica ante el Dream Team de Tim Duncan, Allen Iverson, LeBron James & company en semifinales por 89-81 (29 de Ginóbili); y la paliza a Italia en la definición por 84-69 (25 puntos de Scola) para convertirse, de allí en más y para siempre, en la inolvidable Generación Dorada.