El líder laborista Jeremy Corbyn acordó una agenda con el resto de la oposición para impedir una salida de la Unión Europea sin acuerdo el 31 de octubre, el llamado "Hard Brexit". Contra reloj la oposición buscará aprobar una ley sin descartar la alternativa de una moción de censura en el gobierno de Boris Johnson ni la posibilidad postrera de proponer la derogación del artículo 50 que dejaría al Reino Unido en el interior de la UE.

A una semana de que se reconvenga el Parlamento, Corbyn consiguió lo que ayer parecía imposible: la unidad opositora anti Brexit duro. Una acérrima enemiga suya, la conservadora independiente Anne Sourby, declaró que la reunión convocada esta mañana por el líder de la oposición había sido “excelente”. Otra tenaz rival de Corbyn, la líder de los liberal-demócratas, Jo Swindon, indicó que eran momentos de “emergencia nacional” y que había que considerar todos los caminos para evitar un Brexit que “producirá escacez de alimentos y medicamentos”.

El líder laborista escribió a 116 diputados del oficialismo que tienen una posición abiertamente pro-europea o se oponen a una salida sin acuerdo para sumarlos a la iniciativa. En la compleja aritmética parlamentaria y con un puñado de diputados laboristas a favor del Brexit, la oposición precisa del apoyo de una docena de conservadores para que la propuesta prospere.

El gobierno volvió a usar el lenguaje bélico acusando a la oposición de sabotear sus negociaciones con la UE. “Esta coalición de anti-demócratas deberían ser honestos con el pueblo británico y decir que están en contra de la salida de la Unión Europea”, señaló a la BBC una fuente de 10 Downing Street. El líder Brexit Party, Nigel Farage, que corre por derecha a Boris Johnson, señaló que la oposición “está totalmente divorciada de la opinión pública”, y en un claro intento de subrayar sus credenciales rabiosamente anti-europeas, añadió que salir sin acuerdo “es la única posibilidad que existe”.

En una señal más de la guerra sin cuartel que serán los próximos dos meses, el gobierno no descarta la posibilidad de prorrogar (suspender) el parlamento para lograr su objetivo de salir del bloque europeo “pase lo que pase”. En respuesta, un grupo de diputados de la oposición firmaron un documento para formar una Asamblea alternativa en caso de que Johnson se juegue por esta medida extrema. En un duro documento de seis páginas, la Ministra de Justicia en la sombra, la laborista Shami Chakrabarti, señaló que apelarían judicialmente contra una prórroga parlamentaria a la que calificó del “más grave abuso de poder y ataque a los principios constitucionales de que se tiene memoria”.

El gobierno ha solicitado asesoramiento legal en el tema sin que quede del todo claro si es mera argucia política o determinación de jugarse a todo o nada. La última vez que se intentó prorrogar el Parlamento fue en el siglo 17, condujo a una guerra civil y el Rey Carlos I perdió su cabeza en el cadalso. Mientras tanto para promover al mismo tiempo una imagen negociadora Johnson asegura que progresó en las conversaciones que mantuvo el fin de semana en el marco del G7 con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron.

Boris Johnson quiere eliminar el “backstop” del acuerdo que firmó en noviembre pasado su antecesora Theresa May con el bloque europeo. El "Backstop" es un mecanismo para proteger la integridad comercial de la Unión Europea y el proceso de paz en Irlanda del Norte evitando que se erija una frontera física visible entre la República de Irlanda (parte de la UE) e Irlanda del Norte (parte del Reino Unido).

La UE ha rechazado de forma terminante la eliminación de este mecanismo de seguridad a menos que aparezca alguna alternativa tecnológica que garantice una frontera invisible que pueda prescindir de puestos de vigilancia y aduanas para el control del paso de mercaderías y personas. En los más de tres años desde el referendo de 2016, el Reino Unido no ha dado ninguna señal de progreso en la creación de este tipo de tecnología.

La mayoría de los analistas considera que Johnson está haciendo correr el reloj para generar un hecho consumado. Para evitar este desenlace la oposición necesita adueñarse de la agenda parlamentaria que en tiempos normales es prerrogativa del gobierno. Lo consiguió en marzo para evitar la fecha original de salida, el 31 de ese mes. Una vez logrado este paso, precisa de otro más: proponer una ley que impida que el gobierno salga de la UE sin acuerdo y aprobarla en unas pocas semanas. Según los expertos “difícil, pero no imposible”. Una cosa es indudable. Más que nunca, el tiempo apremia.