El Gobierno anunció una reestructuración de deuda con bonistas, bancos y el Fondo Monetario Internacional. Economistas heterodoxos analizaron el impacto y las consecuencias de las medidas comunicadas este miércoles por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, en una nueva jornada de volatilidad financiera y presión sobre la cotización del dólar. En el caso de las letras de corto plazo, la reestructuración es compulsiva e involucra a bancos y aseguradoras de riesgo, con el objetivo de morigerar la sangría de reservas ante la posibilidad de que el Fondo no gire el último desembolso. “Lo concreto es que se ahorran divisas por tres meses al costo de un default selectivo”, opino el ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli. Con los bonos, ya sea bajo legislación local o internacional, se realizará una compulsa voluntaria, casi sin efecto inmediato. También se iniciaron conversaciones con el FMI. “Esto último se descontaba que iba a suceder, sin importar quien ganara las elecciones. Fue solo un anuncio para la tribuna”, sumó Agustín D’Attellis, director de Agora Consultores y docente de la UBA.

Los anuncios de Lacunza dejaron más interrogantes que certezas en un momento de alta incertidumbre, lo que se refleja en el precio del dólar y en la cotización de los bonos argentinos. “Para empezar, no hubo ninguna información sobre el resultado de la revisión del Fondo Monetario, lo que permitiría despejar las dudas de si los 5400 millones de dólares del sexto tramo del préstamo lo van a desembolsar”, señaló a este diario Hernán Letcher, economista y cofundador del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). La negación de ese desembolso por parte del organismo podría explicar la decisión del Gobierno de aplazar los próximos vencimientos de deuda hasta después de las elecciones. “Lo que sabemos es que el Fondo vino a verlo al candidato presidencial Alberto Fernández y todo quedó en un especie de limbo”, agregó Letcher.

“Estas medidas hubiesen tenido sentido si se hubiesen comunicado hace tres meses y no ahora en medio del vendaval financiero”, coincidió Letcher con Vanoli en el timing del anuncio, el cual mantiene su tinte electoralista. “El problema con el FMI no son los vencimientos sino cómo adoptar otro plan económico que genere crecimiento,  saliendo del ajuste que nos lleva al default, como pasó con Martínez de Hoz y en los '90”, se explayó Vanoli, titular Synthesis.

En un análisis más minucioso, D’Attellis consideró que el hecho de que el Congreso apruebe en los meses que restan hasta octubre un canje de deuda en moneda local es poco probable. “Lo que quieren es transferir la responsabilidad de un canje al Congreso. Lo mismo pasa con la supuesta reestructuración con los bonos con legislación extranjera y cláusula de acción colectiva. El mercado ya está descontando que va a haber una reestructuración de plazos con quita de capital, pese a que el ministro diga otra cosa”, explicó el especialista. “La única medida que tiene impacto es la extensión de los plazos de vencimiento para las letes y lecaps (letras de liquidez de corto plazo)", agregó.

El canje se realizará de manera compulsiva para bancos y asegurados, que representan el 10 por ciento de los CUIT con tenencia de estos papeles y en conjunto tienen el 95 por ciento de la emisión. Es decir, el 10 por ciento restante, conformado por personas humanas (físicas) detenta el otro 5 por ciento. “Ahí va a jugar el impacto en el programa financiero. No se hizo mención a los Fondos Comunes de Inversión que tienen estas letras. En ese caso habrá que ver cómo trasladan la extensión de los plazos a los clientes (tenedores de los FCI) porque indefectiblemente les va a caer la liquidez a esos instrumentos”, detalló D’Attellis. “La clave de todo esto es el desembolsos del FMI”, concluyó.

“Te alivia un poco lo de las letes, al menos por tres o seis meses, porque se evita pagar el equivalente a unos 10.000 millones de dólares. Fuera de eso, un canje compulsivo es un default parcial. Lo demás es todo marketing. No agrega nada. Este tipo de medidas contradictorias lo que trae es más incertidumbre y no logra recuperar confianza. Se podría haber hecho antes de manera voluntaria”, afirmó Vanoli, quien también remarcó la falta de medidas que protejan las reservas. “No hubo medidas que reviertan la apertura importadora ni la fuga de capitales o impulsen exportaciones ni fortalezcan las reservas. No alcanza la ingeniería financiera y los canjes. Se requiere un plan de crecimiento que genere los recursos para crecer y pagar la deuda”, detalló Vanoli.

Letcher llamó la atención sobre un posible incumplimiento en la recientemente modificada ley de administración financiera, la cual exige para todo canje de deuda que haya una mejora (para el país) en el perfil de vencimiento, reducción de capital o de intereses. Deben cumplirse dos de estos tres objetivos. “Si no se define esto es un escenario de default, aunque lo quieran mostrar como un rollover. Esta es una discusión central”, agregó el titular del CEPA.