Con el objetivo de "humanizar" la matemática y acercarla más a los estudiantes, la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Rosario organizó un ciclo de divulgación. La primera charla estuvo a cargo del licenciado Demian Goos, quien analizó las formas de expresar los conceptos matemáticos con el lenguaje del arte.

El arte y las matemáticas están a simple vista en polos opuestos. El primero tiene un origen más sensible y accesible, mientras que el segundo, una fuente cognitiva intelectual alta y comprensible para pocos. Sin embargo, estudios neurocientíficos probaron que existe la belleza matemática; resultados, demostraciones, ideas y conceptos que responden a una estética superior.

Se tiene que arte y matemáticas están en polos opuestos. Sin embargo, estudios neurocientíficos probaron que existe la belleza matemática.

Al mismo tiempo, muchos artistas plásticos trabajaron entrelazando sus obras con la matemática. Por ejemplo, los trabajos de Filippo Brunelleschi, creador de la cúpula de la Santa María del Fiore en la Firenze renacentista y los estudios de León Battista Alberti, quien en su búsqueda de la perfección estética en la pintura dio inicio a lo que hoy se conoce como la geometría proyectiva.

Para conectar estas disciplinas, el docente de la UNR se inspiró en los trabajos de René Magritte y Henri Matisse y creó una serie llamada "La traición de la matemática" en la que se esconden paradojas, antinomias y resultados contradictorios detrás de objetos cotidianos.

Charlas con ejemplos de

Detrás de las fórmulas

Profesor de primer año en las carreras de Matemática, Física y Computación, Demian Goos apuesta a otra forma de enseñar. No se queda sólo en la cuestión técnica de las fórmulas sino que ahonda en la idea, la filosofía y el trabajo de los científicos. "Detrás de cada fórmula compleja hay un hombre o una mujer que pensó, inventó y desarrolló de la nada", afirma en torno a la esencia de esta disciplina.

Nacido en Alemania, llegó a la ciudad a los 17 años, estudió la Licenciatura en Matemática en la Universidad Nacional de Rosario y actualmente cursa el doctorado. Recuerda que en la infancia visitaba muchos museos con su familia y la materia que más le gustaba era artes plásticas. Otra de sus asignaturas preferidas era latín dado que tenía un profesor que le transmitió su pasión por esta lengua aparentemente aburrida.

"Deberían ser los alumnos quienes pregunten: si entendieron, harán preguntas interesantes; si no, no tendrán qué preguntar" (Beppo Levi)

Si bien considera que todo lo que se aprende en la escuela es necesario, Goos cree que hay que enseñar cómo hacer matemática y para qué sirve, porque muchos no terminan de entender el alcance, la trascendencia real de este trabajo. "Hay que hacer mucho para revertir la imagen y mostrar que no se trata sólo de números sin alma".

"Para los que nos dedicamos a esto, más que una profesión es una pasión", confiesa y cuenta que analiza la historia detrás de cada cosa que enseña o con la que trabaja. "No me quedo sólo con la parte matemática, las implicancias y las explicaciones, sino también de dónde salió, cuál es la historia del hombre o la mujer que lo hizo, las motivaciones que tuvo, por qué, qué llevó a que se genere eso". Para el profesor es más atractivo enseñar el contenido en contexto y cree que esto facilita el aprendizaje.

"Esa imagen del matemático como una persona poco sociable, encerrada en una oficina, que piensa solo en los números y no le importa nada más, no es real ahora ni hace 200 años", sostiene y aclara que hay historias apasionantes y divertidas detrás de esos científicos que pueden entusiasmar y hacer entender un poco mejor lo que se está estudiando.

La incompletitud

Algunos temas son más complejos de enseñar y es ahí donde el profesor apela a la creatividad. Por ejemplo, uno de los teoremas más trascendentes es el de la Incompletitud de Kurt Gödel. En este caso, el docente propuso a sus alumnos en una clase el armado de un rompecabezas en el que cada pieza representaba algún teorema demostrado. Pero les hizo una pequeña trampa y retiró una de las piezas.

Esta acción sirvió para que los estudiantes evidencien lo que había sentido la comunidad matemática cuando el lógico austríaco probó su hipótesis: que siempre habrá piezas que faltan, cuestiones que no se van a poder comprobar. Algo que nadie imaginaba frente a la idea de la matemática infalible, perfecta, completa.

"Cuando hay un apego emocional y están todos los sentidos puestos en la clase, se aprende más", expresa Goos. Si bien se pueden hacer cosas atractivas para motivar a los jóvenes, también considera fundamental trabajar con otras disciplinas para visualizar las aplicaciones concretas de la matemática.

El padre de la matemática

Uno de los máximos referentes para los investigadores de esta Facultad es Beppo Levi, el primer director que tuvo el Instituto de Matemática quien llegó a la ciudad en 1939, a sus 64 años. Un año antes, siendo profesor de la Universidad de Bologna, la más antigua y prestigiosa de Europa, había quedado cesante por aplicación de las leyes raciales del régimen de Mussolini, según las cuales ninguna persona de origen judío podía ocupar cargos en la enseñanza. Más adelante, el nivel de persecución creció y le impidieron la entrada a la biblioteca y a la hemeroteca de la Universidad, por lo que decidió emigrar.

Apenas llegó a Argentina, planteó que su tarea sería la de difusor del pensamiento matemático. Fue así como creó las publicaciones del Instituto y la revista científica "Mathematicae Notae". Por su prestigio, contó con la colaboración de importantes matemáticos de otros países y colocó a Rosario en el mapa internacional de la ciencia.

También fue un ejemplo en materia pedagógica. Más de una vez expresó sus opiniones sobre la forma de tomar exámenes: le interesaba descubrir qué sabía el alumno, no qué cosa no sabía. "En los exámenes tendrían que ser los alumnos los que hicieran las preguntas porque si entendieron harán preguntas interesantes y si no, no tendrán qué preguntar", decía.

 

Por eso, no es una exageración decir que es el padre de la matemática en Rosario. Sus creaciones, y las de los jóvenes a los que él estimuló y orientó, tienen innumerables aplicaciones, algunas de las cuales inciden en nuestra calidad de vida. Y evidentemente dejó un legado en materia de investigación y comunicación de esta ciencia que los actuales matemáticos de la UNR pretenden continuar.