La decisión del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) de avanzar con la derogación de la Resolución 981/2013 de ese organismo para reemplazarla por otro mecanismo de apoyo al estreno de películas argentinas puso en pie de guerra a las distribuidoras que trabajan con el cine nacional independiente. La medida todavía no se concretó ya que no figura en el Boletín Oficial, pero fuentes del sector lo dan como un hecho. Ayer, la Cámara Argentina de Distribuidores Independientes Cinematográficos (Cadicine) publicó un comunicado que desde el título permite conocer la dimensión del problema: “No habrá más estrenos de cine nacional independiente”.

En diálogo con Página/12, el presidente de Cadicine, Manuel García, precisó que las distribuidoras independientes dedicadas al cine independiente argentino estrenaron 60 películas durante el 2019 y le quedan por estrenar durante el último trimestre otras 40. Respecto de cuántos estrenos de cine argentino del 2019 son de las empresas afectadas, García señala: “Es un porcentaje muy mayoritario de cine nacional en general, y más del 80% de las películas estrenadas a través de una empresa distribuidora”. 

De las 20 distribuidoras que representa la cámara, se verían afectadas en forma total por esta medida del Incaa 7 empresas nucleadas en Cadicine, que son las que distribuyen sólo cine argentino (para algunas de las otras el problema sería parcial, ya que distribuyen películas locales y extranjeras). “La Resolución 981 estaba destinada, como la mayoría de las medidas y normativas del Incaa, exclusivamente al cine nacional. Lamentablemente, el Incaa entiende que el cine de diversidad cultural (entre el que se cuenta el cine europeo y latinoamericano, con gran tradición en nuestras salas) no debe ser objeto de su protección”, agrega también.

-¿Por qué cree que el Incaa quiere derogar esta resolución?

-El Incaa deroga esta Resolución para instalar en su lugar otra que se presenta como una mejora pero que en la realidad resulta impracticable, o cuyo apoyo es tan marginal que no permite costear los gastos mínimos para el estreno de una película. La nueva resolución ofrece en los papeles apoyos mayores pero a cambio de condiciones incumplibles en la práctica. Y un apoyo impracticable equivale a ningún apoyo.

-¿En qué consiste la nueva resolución?

-Se trata de un apoyo en forma de reintegro de gastos para algunos de los costos de un estreno en cines, con la condición de conseguir muchas salas comerciales en muchos lugares del país. Esto, en el marco de estrenos que encuentran con mucha dificultad (debido también, en parte, al incumplimiento de la Cuota de Pantalla) alguna que otra sala en CABA, GBA, Rosario o Córdoba, resulta poco menos que imposible. Se ofrece muy poco a cambio de mucho, es difícil verlo como un apoyo.

-¿Qué permitía la Resolución 981 y qué faltaría con su derogación?

-La 981 era un apoyo perfectible, pero que en su imperfección conseguía su propósito: fomentar una mayor y mejor distribución de un cine argentino que, por su potencial de audiencia pero también por las condiciones en las que se maneja un mercado muy desregulado, no podía costear un estreno. Su derogación, mal reemplazada por un nuevo proyecto del Incaa, impide que el público tenga la oportunidad de acceder a una oferta de cine más diversa y propia, quedando la cartelera reservada para muy pocas películas, muy comerciales y distribuidas por empresas extranjeras.

-¿Las distribuidoras independientes fueron consultadas para esta medida?

-Las empresas que forman parte de la Cámara no fueron consultadas ni avisadas de esta medida. De haber sido así, podríamos haber evitado esta situación en la que, además de todas estas empresas que quedan al borde del cierre, decenas de películas ya anunciadas corren el riesgo de no estrenarse.

-¿Qué porción del mercado del cine independiente argentino se ve complicado por esta modificación?

-Si excluimos las películas argentinas más taquilleras, que no son más de 5 a 10 por año, y los documentales digitales, estamos hablando de casi un 100% de los estrenos nacionales.

-¿Cuántos estrenos pendientes había para lo que resta del año y se ven ahora amenazados?

-Quedan 40 películas por estrenarse de acá a fin de año, que ya fueron ofrecidas a las salas, incluso a través de los mecanismos del Incaa. Son 40 películas financiadas por el Incaa, que el Incaa mismo pone en riesgo con esta medida.

-¿Cuáles son los principales puntos que afectan al cine independiente argentino?

-Deja de darle al cine independiente un apoyo que garantiza distribución y pantallas para la gran parte de la producción, impidiendo o complicando el acceso de este cine a pantallas grandes y el encuentro de decenas de películas nacionales con su público. Pierden las distribuidoras, que se verán forzadas a cerrar, pero también pierden las películas y las audiencias que les dan sentido.

-¿Aspiran a que se abra un canal de diálogo?

-El objetivo de este reclamo es que el Incaa abra una mesa donde trabajar en conjunto no sólo apoyos como estos, en su versión más virtuosa, sino también otras políticas públicas que ayuden a una mayor y mejor presencia del cine argentino en las pantallas grandes, y el trabajo para la formación de una audiencia más amplia y diversa. Esperamos que eso pueda concretarse pronto.

-¿Cree que en el fondo estas medidas favorecen a las grandes productoras?

-Como cualquier medida que atente contra la igualdad de oportunidades en cualquier negocio, una resolución que impida el funcionamiento de una actividad como la nuestra, que difunde y promueve un cine más diverso, favorece a la concentración: películas grandes para públicos grandes. La obligación del Estado, uno diría, es justamente equilibrar esto que es una tendencia de mercado, interviniendo a favor de la diversidad de películas y la inclusión de más públicos, y no al revés.