La empresa química Atanor cerró ayer las dos plantas de Baradero y Munro, en la provincia y el conurbano bonaerense. Unos 160 trabajadores se enteraron a las cuatro de la mañana al llegar a los establecimientos productivos. Había una notita que anunciaba el cierre y les solicitaba comunicarse a los teléfonos de recursos humanos. “Se llegó a un límite. Se está rompiendo con el contrato social. La empresa tenía otra forma de avanzar si tenía tantos problemas. Los trabajadores siempre estuvimos dispuestos a escuchar y a tratar de generar soluciones que no sean el cierre sin previo aviso”, dijo a este diario Néstor Carrizo, del sindicato de petroquímicos de Zárate. El Ministerio de Trabajo de Buenos Aires anunció la conciliación obligatoria, lo cual obliga a la firma a restituir el personal por 15 días. Atanor tiene otras tres plantas que, según el gremio, corren peligro. 

Atanor, controlada por el grupo estadounidense Albaugh, se dedica a la producción de sustancias químicas. La compañía es el único fabricante del país de agua oxigenada, acetato de etilo, triacetina, ácido acético y anhídrido acético. Los fitosanitarios de la empresa se utilizan para los cultivos de soja, maíz, cereales y algodón. El establecimiento de Munro era una reliquia de la localidad con unos 80 años en operaciones. “En las dos plantas que buscan cerrar se hacen insumos que después se emplean para el resto de los establecimiento de Atanor. Esto nos hace pensar que la empresa tiene un plan no declarado para reconvertirse en importadora. Y pueden incluso avanzar en el cierre del resto de las fábricas, donde los trabajadores dicen que las cosas no marchan bien”, planteó Carrizo. En Pilar (Buenos Aires), Córdoba y San Nicolás (Santa Fe) están las otras plantas de la firma.

“Lamentamos informar que la planta (de Baradero) cesará su actividad productiva. Entendemos el impacto que esta decisión tendrá. No obstante, en el marco de dicha decisión, Atanor respetará y cumplirá con la legislación vigente. Para mayor información, comunicarse con el área de recursos humanos”. Estas fueron las únicas palabras de la nota que dejó la empresa y recibieron los trabajadores por la madrugada cuando llegaron para iniciar la jornada. Desde hacía semanas los operarios venían solicitando reuniones con los directivos y consultando si había alguna situación comprometida. Pero, si bien no habían sido recibidos, la empresa nunca adelantó la intención de sacar de producción dos de sus establecimientos productivos. 

Los ejecutivos de Atanor aseguraron ayer que “la decisión de cerrar las plantas es definitiva, se enviaron telegramas de despidos y se pagaron las indemnizaciones correspondientes”. Pero los trabajadores de la compañía desmienten esa versión, ya que fueron notificados de la situación al llegar a los puestos de trabajo. 

Con un comunicado oficial, la química argumentó la decisión de desafectar a las dos plantas para concentrar sus esfuerzos en el resto de sus fábricas. “Continuamos con un proyecto de inversiones en el país para promover sinergias que permitan seguir ofreciendo un servicio y productos de alta calidad a sus clientes, con el objetivo de fortalecer año tras año el posicionamiento de la compañía en el mercado de protección de cultivos”, indicó. Sostuvo que para esto invertirá 70 millones de dólares en los próximos cinco años. “La idea es mejorar los segmentos de herbicidas, funguicidas e insecticidas, estimando lanzar más de 5 nuevos productos por año hasta el año 2021”. El gremio descree del programa de inversiones y considera probable que la firma busque reconvertirse en una importadora de productos químicos.