Cuatro años para el olvido que no debemos olvidar (para que esta política no se vuelva a repetir).

El Pro y Cambiemos vienen gobernado distritos importantes hace tiempo. Un punto en común de las distintas gestiones es que su relación con el mundo de la cultura y sus políticas para ese sector han sido más bien pobres (en CABA ha habido excepciones). Cuando el presidente Macri abandone el poder estará dejando un sector empequeñecido (menos producción de libros, menos venta, menos exportación, empresas achicadas, menos librerías) y en una situación de fragilidad que afecta de manera “democrática” a los grandes grupos, a las editoriales pequeñas y a las medianas.

Es duro decirlo, pero la Argentina hace varios lustros que no tiene una política clara y potente para el sector editorial. Durante los gobiernos kirchneristas sí se fomentó la compra estatal de libros, y fue muy bueno, pero no alcanzó para volver más fuertes los cimientos de la industria ni para hacerla crecer. Tal es así que, cuatro años después, el sector está en un estado calamitoso, aunque no se le puede achacar este daño a la política cultural (o a la falta de ella). El principal problema que tenemos es el daño profundo que causó la política económica general del gobierno a toda la estructura productiva del país.

Una muestra de lo mal que estamos es que me hubiera encantado que esta nota fuera una lista de reclamos al Secretario de Cultura pidiéndole tal o cual medida. La política general de Cambiemos fue tan desacertada y dañina que ni el mejor ministro o secretario del área nos podría haber ayudado.

*Director editorial de Siglo XXI Editores