El hambre, los desmontes y las fumigaciones que contaminan las fuentes de agua en el Chaco salteño, fueron denunciados en el Primer Manifiesto Wichi, dado el 20 de septiembre de 2009. Diez años después, el pronunciamiento “tiene actualidad”, aseguró Leonardo Pantoja, referente de la Comunidad Misión Chaqueña, ubicada en el municipio de Embarcación, en el norteño departamento San Martín. La descripción tiene actualidad, pero el aniversario los encuentra con algunos avances, como el proyecto de la Universidad del Monte.

Este fin de semana, en Misión Chaqueña, donde se construye la Universidad del Monte, hubo un recordatorio de este Manifiesto. Entre otros, participaron estudiantes de las escuelas locales de nivel primario, secundario y terciario, además de autoridades y visitantes de Salta Capital y de Córdoba. “Es un orgullo para los dirigentes que ahora se festeja como un aniversario”, destacó Pantoja en charla con Salta12.

Como testigo de esos días y noches de debate para producir este documento, Pantoja dedica mucho tiempo, con la calma característica de su pueblo, a contar detalles de ese momento: “Me acuerdo cuando los dirigentes de la Misión Chaqueña dieron una discusión sobre el tema del desmonte, tala de madera, parte de problemáticas de la necesidad de salud, educación, tema de agua y tema de trabajo”.

“Juntaron todas las necesidades• para el intercambio de los dirigentes principales, entre los que el testigo recuerda especialmente al cacique Domingo Vaca, un sabio que “dejó el camino marcado para sus nietos, para todas las comunidades”.

Discutían desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la madrugada. De los 30 dirigentes que habían empezado el debate, “quedaron cinco o cuatro y cumplieron los 22 días, y ahí entonces han finalizado el documento Primer Manifiesto Wichi”.

El texto es casi una oración. Parte del reconocimiento de la desunión como debilidad propia y “fuerza de los opresores”, para concluir en un pronunciamiento propositivo: “Nuestra desunión es nuestra y porque es nuestra hoy decimos basta”.

Convoca a la unidad para “que se termine el hambre”, “perdure el monte, al que le debemos nuestra vida”, y “el agua del río no sea contaminada con el veneno de las fumigaciones y podamos seguir viviendo de la pesca y beber el agua cristalina de su fuente”. También, para preservar el idioma y la cultura wichi, mantener la salud y “conservar y difundir el conocimiento medicinal tradicional de los pueblos originarios”.

“(Quienes produjeron) el Primer Manifiesto Wichi marcaron el camino”, sostuvo Pantoja. Tras eso surgió una asamblea nacional en 2010, el origen de congresos nacionales de pueblos originarios que todos los años se hace en Misión Chaqueña y que produjo el Documento TIERRA (Tratado Interétnico para la Refundación de la República Argentina), en el que se exige al Estado argentino la devolución y escrituración efectiva de los territorios ancestrales.

Valorizar los saberes

La Universidad del Monte es un proyecto que lleva años ya. De a poco, va logrando apoyos, incluso de fuera de la Comunidad.

La Fundación Deuda Interna, de Córdoba, sigue acompañando. También aportan profesores, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Salta (UNSa). El aniversario del Primer Manifiesto fue la excusa para un intercambio de ideas con el fin de ver de qué manera la Universidad puede ayudar en este iniciativa, contó Martín Formía, licenciado en desarrollo local regional y becario doctoral del CONICET, que viene realizando un análisis territorial a través de mapeos colectivos y participativos, en el que comuneros participan aportando sus conocimientos.

La Universidad del Monte “es un espacio alternativo de valorización de los saberes del pueblo wichi, centrado en la educación y en la salud. Por ahí cada tanto ellos se juntan en el monte a charlar o a dar talleres los mismos abuelos y abuelas de la Comunidad sobre diferentes temáticas, por ejemplo, sobre las danzas ancestrales, sobre el uso de árboles y plantas tanto para uso medicinal como para artesanías o para alimentos. El proyecto está centrado en valorizar todo ese conocimiento del pueblo wichi que cada vez se ve más afectado por diferentes situaciones, y una de ellas tiene que ver con el gran avance de los desmontes que les ha quitado gran parte de ese monte que ellos tanto valoran y que forma parte de toda su vida”, explicó Formía.

Con el tiempo la Universidad del Monte se convirtió en un centro de defensa territorial.

Por ahora la Universidad funciona en un espacio abierto, pero el edificio está en construcción. Es el Proyecto Quirquincho, un animal típico de la zona “que está por perderse también por temas de desmonte, contaminación. Entonces con eso los abuelos no quieren que pierdan el monte”, explicó Pantoja. Un arquitecto cordobés colaboró para armar el prototipo del domo universitario, que se construye con adobe de barro y madera de la zona.

“El proyecto se hace artesanalmente y recuperando las historias. El armado de este domo va a llevar mucho significado. Las maderas que va a llevar son de la zona nuestra, hay palo santo, guayacán, quebracho colorado, la mora, el chañar, el algarrobo, palo amarillo. Palo cruz, mistol, toda madera de colores de la zona”, detalló el referente wichi, quien destacó que la Universidad será intercultural bilingüe y será nacional, “de todos los pueblos”. Pantoja es el presidente de la Comisión Nacional de Investigación del Genocidio para la Reparación Histórica de los Pueblos Originarios.

Del intercambio con la UNSa surgió también la posibilidad de hacer un libro sobre usos de árboles y plantas, que está en elaboración y se espera que “muy pronto” se edite, contó Formía.