“El camino de las flores” denomina tanto a un libro sobre ikebana como a un proyecto, tienda itinerante y desarrollo que Cecilia Costantini aplica fusionando sus estudios de bellas artes en la escuela Prilidiano Pueyrredón con las premisas del paisajismo incorporadas en  la Escuela Argentina de Espacios Verdes.

Pero lejos de trabajar con puesta en escena de arbustos, prefiere ahondar en arreglos florales, urdir ramos que exalten flores exóticas y antiguas, pero que no necesariamente sean las más caras del mercado. “Me gusta usar la palabra inconspicuo para hablar de mi trabajo, porque intento que mis puestas de flores simulen que siempre estuvieron en el lugar o bien que a diario en esa casa o locación se hacen arreglos semejantes. Me opongo al clima  ficticio de arreglos florales para un evento. Por regla general prefiero fotografiarlas cuando interactúan con los vasos y según el uso que los invitados hacen de los espacios” dice Cecilia Costantini. Sus ramos pictóricos participarán en marzo de una apuesta sobre estética ideada para el estreno del film La bella y la bestia, denominado “Artesanas de la rosa” del que también participan la experta en ikebanas Felisa Sakata, el florista Gerardo Acevedo, la decoradora Gloria César y el creador de la tienda Florece; fotografiado por los expertos Luciana Val y Franco Musso, se va a exhibir en una acción celebratoria del film.

Acerca de la construcción de su particular escultura floral y la procedencia de las flores,  señala la artesana de las rosas: “Decidí  trabajar con lo efímero y el concepto del tiempo y para ello recurrí al artista y experto en rosas Rafael Maino, quien me mandó las rosas antiguas que cultiva por encomienda desde su casa de Bariloche. Como en enero no se consiguen buenas rosas en ninguna parte del mundo, le pedí que las pusiera a secar, y así fue como me las envío, forradas entre papeles. Las rosas antiguas son las que catalogaron  antes de 1867, tiene historias fabulosas, vinculadas con castillos, tramas amorosas y con piratas. En los seminarios que Rafael suele dictar en la Sociedad de Horticultura aprendí acerca de las tramas implícitas en las rosas damascenas, las rosa persas, las gálicas, las Old Garden roses, la apodada `Comtesse de Cayla´ en honor a una amante de Luis XVIII, la variedad ‘Duc de Cambridge´ a la que se refirió Goethe y también las rosas centifolia que provienen de Holanda en el 1600 y fueron representadas en la pintura flamenca. También supe de la existencia de rosas persas y del catálogo de rosas de la Royal Society. Desde entonces las rosas de cultivo ya no me atraen, después de conocer los pétalos, los perfumes y las formas de las antiguas no puedo considerarlas”. 

A semejante experiencia poética suele aplicarla en los encargos para banquetes junto al cocinero Francis Mallman, ya para enólogos, cocineros o embajadores, celebraciones urdidas por decoradoras– Gloria César le encomendó los ramos para la extensa boda de Tévez– , y también algunos ramos de novias que le encargan diseñadores de la escena local. En relación a los cruces con la moda, además de sus constantes observaciones de estampas y de texturas en los texiles, por encargo de la firma Adrian Brown, desarrolla ramos para novias que no siempre siguen el protocolo de las flores blancas y románticas.

Acerca de su modus operandi, devela: “Cuando empecé creí que iba a hacer jardines, me copaban las orquídeas y lo más ornamental de las plantas, pero no me interesa tanto el cuidado de  las plantas, voy al lugar, miro las mesas, los materiales y el estilo arquitectónico y luego armo en consecuencia”. Su catálogo de flores rara avis admite a las Gloriosas, flores rojas de apariencia tropical que aplicó a la ambientación de la mesa de una boda y las matizó con frutos de madera, en su afán de usar lo que abunda en cada lugar. Para una celebración de Mallman para el Primer Ministro Chino, su artificio floral tomó forma de pirámide de brócolis y ¡plantas de acelga! Sus artes aplicadas se hicieron públicas desde una puesta que hizo en Arte BA, por encargo de una clienta en su inicial y pequeña tienda en Nordelta, circa 2008. 

Cecilia no olvida la conmoción que le provocaban los puestos del Mercado de flores que avistaba temprano en la mañana cuando se dirigía a sus estudios. “Aprecio la representación de la naturaleza en la pintura de los artistas modernos y los románticos, hay mucho de la naturaleza. Me encanta trabajar con objetos vivos pero en piezas efímeras”.