La sede de la Asociación Amigos del Arte amaneció ayer tapiada con bastidores de chapa y sus salas vacías recorridas por obreros de casco y maza en ristre que ignoran el conflicto latente. Es la señal de que la demolición ya comenzó para dar lugar a la construcción de una torre de departamentos, tal el motivo que enfrenta a la comisión directiva con socios, ex socios y allegados convencidos de que hay un negociado encubierto y la incertidumbre acerca del patrimonio artístico que atesoraba la casa de 3 de Febrero 755, donde la entidad existe desde 1961.

Los prolegómenos del pico, la maza y las palas mecánicas fueron la escena siguiente de la reunión que el martes mantuvieron ediles de la comisión de Cultura del Concejo con el presidente de la comisión directiva de la AAA, Rubén Pedalino. "Ha sido una mala noticia que nos ha hecho pasar la noche en vela", se amargó el artista Edgardo Juárez, uno de los más acérrimos opositores al rumbo dispuesto para la AAA.

El titular de la conducción que asumió el año pasado insistió con que el inmueble corre peligro de derrumbe y expuso a los concejales las dificultades que tuvieron para mantenerlo en condiciones. Consideró que de seguir abierto iba camino a ser "otro caso como el de Café de la Flor". Además presentó la constatación realizada por un escribano público de los 104 cuadros y el piano canadiense que fueron trasladados a una casa cultural ubicada a la vuelta de la sede de la asociación. Habló Pedalino de abandono edilicio y de jóvenes y nuevos miembros que no llegaron y que hizo de la AAA una suerte de "ghetto", según transmitieron desde el Concejo.

Hoy la entidad tiene solo 22 socios. Según los detractores de la comisión directiva, estas autoridades dejaron de cobrar las cuotas y, por ende, forzaron el achicamiento del cuerpo societario para consumar con mayor soltura el negocio inmobiliario. La AAA cedería el terreno y tomaría un salón en planta alta para su nueva sede.

"Esta reacción garantizó la continuidad del patrimonio artístico de la asociación", señaló el concejal Carlos Cardozo (Cambiemos), autor de una iniciativa aprobada hace unas semanas para que la municipalidad realice gestiones para una adecuada conservación y guarda de las obras de arte y el patrimonio cultural de dicha entidad, hasta tanto la ONG disponga su exhibición definitiva.

Juárez, el que más se opone al desarrollo económico en ciernes entre los amigos del arte, exhortó a sus pares a no callar: "Esta gente (por la comisión directiva) tiene una organización que por detrás le facilita la pátina de legalidad necesaria para hacer esto". "Nos impulsa el deseo de transparencia y esta es una banda que se apropió de la asociación, con 22 socios y los que dejaron caer y no llamaron para que vuelvan, querían llegar a esta situación y llegaron", cargó Juárez. Y reveló que evalúa iniciar acciones judiciales.