Carolina Chavarria, de 41 años, trabajaba como auxiliar de maestra jardinera, en el Centro de Primera Infancia (CPI) Armada Argentina, de la ciudad de Salta. Está desaparecida desde el 26 de agosto a las 21. Su esposo, Juan Carlos Campero hizo la denuncia en la Sub Comisaría del barrio Castañares. Hasta ahora no surgió ninguna novedad de su paradero.

La referente del Instituto Nacional de las Mujeres en Salta (INAM), Isabel Soria, recalcó que “según la Policía, se cumplió el protocolo”. Soria dijo que nunca obtuvo por parte de la familia la autorización para registrar la búsqueda a nivel nacional, que llamó en reiteradas oportunidades al marido de Carolina y no le aportó lo que le solicitaba, como la denuncia y fotos. Responsabilizó al Ministerio de Seguridad de Salta, “que no adapta el protocolo nacional de búsqueda de personas extraviadas”. También dijo que “aparentemente, ella (Carolina) era víctima de violencia de género”.

Sin embargo, el informe de la Policía de Salta aportado por su jefe, Ángel Mauricio Silvestre, detalla: “Aparentemente mantenía una buena relación con el esposo, siendo una persona tranquila”. La pareja tenía tres hijos de 22, 20 y 18 años y una hija de ocho años.

Las compañeras de trabajo de la guardería organizaron una marcha por la aparición con vida de Carolina. Accedieron a hablar con Salta/12 pero con la condición de que se reserven sus identidades: dijeron que vecinas y vecinos de Carolina dicen haber escuchado discusiones la noche de la desaparición, y también sospechan que era víctima de violencia de género.

“Del trabajo se fue antes del horario de salida como a las 12.30 o 13, de una manera muy extraña. A mí me dijo que se iba a hacer un estudio médico; a mi jefa, que ya volvía, que iba hasta la esquina. No volvió. Mi jefa le consultó por teléfono y ella le dijo que estaba teniendo problemas, que tenía que renunciar. Le preguntó qué problemas estaba teniendo y no contestó más. La familia asegura que ella fue a su casa”, afirmó una de las trabajadoras del CPI.

El hijo de Carolina, Franco Campero, quien reside por razones de trabajo en Buenos Aires, dijo a Salta/12: “Lo último que supimos fue de una aparición en Rosario de la Frontera, al parecer fue falsa. No se sabe nada. El lunes tuvo una discusión con el marido, mi papá, aparentemente ella salió y se fue al barrio Autódromo, pasó la noche ahí”. Supuestamente la mujer se quedó en la casa de un primo de sus hijos. “Salió a las 8 de la mañana diciendo que volvía a la casa, fue la última vez que se la vio”, contó Franco.

El joven describió a su madre como alguien que “no era de hablar mucho”, pero “era alegre”. Negó conocer situaciones de violencia familiar y de género.

Para las compañeras de trabajo resulta extraño que el marido de Carolina haya pedido en el vecindario “que no peguen carteles” ni colaboren en la búsqueda.

Las compañeras dijeron que Carolina era muy responsable en su empleo. Una de las trabajadoras indicó que el 26 a la jefa del CPI “le llegó un mensaje de whatsapp” del teléfono de Carolina en el que decía que renunciaba. Esta empleada sostuvo que nunca se probó que fuera ella quien envió ese mensaje y que tienen dudas porque Carolina “no era una mujer ignorante y sabía que no se puede presentar una renuncia de esa manera”.

La hipótesis policial

El informe policial dice: “Solicitó préstamos de varios, quienes al correr de los días se presentaban a cobrar. Registra cuenta por mora en el Banco de Servicios Financieros SA”. Las compañeras dijeron que no se debe distorsionar y justificar la desaparición de Carolina, ya que no creen que pueda haber decidido irse por deudas.

La causa está a cargo de la fiscala penal Gabriela Buabse. La hipótesis policial apunta a que Carolina “ya tenía previsto retirarse del domicilio. Como así también se puede presumir como hipótesis que la toma de decisión de la señora Chavarría estaría relacionada a la situación económica”.

La Policía, sin embargo, también informó que el 29 de septiembre, “las actuaciones pasaron a cargo de División Homicidios y se recomendó la activación nuevamente del protocolo de búsqueda de personas y rastrillajes”

La última vez que vieron a Carolina vestía una calza negra, campera negra tipo chorizo y zapatillas. Mide alrededor de 1,50, tiene cabello ondulado, castaño y es de tez morocha.