Desde Berlín

Aún en las mejores circunstancias, ser migrante nunca es fácil. El mote de “no pertenecer” tiene sus estigmas siempre con más o menos atenuantes. La diseñadora gráfica Florencia Young y la artista Marula Di Como, residentes en Alemania desde el 2002, lo experimentaron en carne propia. Así surgió el proyecto Migrantas, experiencia que fue creciendo y madurando con los años.

“Marula, que venía haciendo pictogramas como parte de su obra, me pide que vectorice unos dibujos que tenía sobre el ser extranjero. El tema me era totalmente afín. Al poco tiempo, la invitan al evento Berlín-Buenos Aires en el marco de la hermandad entre ciudades y decide presentar esos pictogramas firmando las dos con el nombre de ‘Proyecto ausländer’. Ese proyecto se presentó sólo en carteles luminosos en las calles de Buenos Aires en diciembre de 2003”, contaba Young en el 2013 precisamente para este mismo diario.

Así arrancan con esta iniciativa acerca de las experiencias de ser extranjero. En 2004 invitan a la socióloga Estela Schindel para abordar el fenómeno de la migración en Berlín, y extender la invitación a cientos de mujeres de diferentes orígenes, culturas y estatus social. En 2005 comienza Kollektiv Migrantas.

El objetivo es siempre el mismo: reflexionar con diferentes grupos de mujeres –turcas, kurdas, españolas, entre muchas otras nacionalidades– sobre el significado de la casa, donde está el hogar. “Básicamente, qué quieren contarle al otro, a los otros, de ellas. Del país del que vienen y del que viven, cómo se sienten, qué les gusta o qué les molesta, qué necesidades tienen. En los talleres les pedimos que lo dibujen, de forma simple, sencilla, sin miedo. De hecho tenemos hasta un paso a paso con consejos claves para que no se inhiban porque el saber dibujar no es impedimento para expresarse, que para nosotras es lo más importante. Todos los dibujos los seleccionamos por temas y algunos los transformamos en pictogramas que exponemos luego junto con todos los dibujos originales, además de las fotografías de las participantes, el audio y fotos de la acción urbana que exponemos luego con todo el grupo participante. Sin dudas esa parte es la más emocionante. Los proyectos siempre concluyen con una exposición que brinda un espacio de intercambio. Al ver sus dibujos expuestos, las participantes de los talleres se ven legitimadas y reconocidas. A la vez, los visitantes tienen la oportunidad de acercarse a dichas experiencias y reflexiones”, detallan.

Los sentimientos vinculados a la vida en un nuevo país, la movilidad, la transculturalidad, los prejuicios, la discriminación, los miedos, son puestos a la luz para generar conciencia. Las acciones interpelan a los transeúntes y les proponen un estímulo para la reflexión.

“Los pictogramas son el lenguaje visual de Migrantas. Son imágenes simples que combinan síntesis con alta capacidad de expresión, cuyo diseño transmite una multiplicidad de emociones. Las personas de identidades y procedencias diversas pueden reconocerse en los pictogramas o, a partir de ellos, modificar sus propias perspectivas”, señalan.

En la actualidad, además de desarrollar infinitas acciones en Berlín, sumaron iniciativas en otras ciudades alemanas y otras temáticas. Talleres con adolescentes que sufrieron violencia doméstica que presentaron a través de una animación que se dio en la televisión del subte berlinés y en la Alice Salomon Hochschule Berlín. Para la celebración del 25 aniversario de la hermandad Berlín-Buenos Aires,realizaron un workshop en la Universidad Torcuato Di Tella en la licenciatura de diseño y otro en la universidad de diseño de Berlín. 

Y la más reciente: “El ayuntamiento de Pankow junto a las organizaciones sociales, de mujeres y de migrantes del mismo barrio de Berlín, realizaron junto con nosotras la acción conjunta para presentarse en la "semana contra el racismo y por los derechos humanos" y para el aniversario Nro 50 de la fiesta callejera 'Pankefest'”, cuenta Young.


Joyería, indumentaria y artesanía en Mitte

Diseñadora de Imagen y Sonido por la Universidad de Buenos Aires, María Stuhlman, arribó a Alemania crisis del 2001 mediante. El destino fue elegido porque su pareja de entonces era alemán. Así, se arriesgó a abrir un pequeño local en una ciudad del interior, Unico Karlsruhe, con las piezas de diseño y sobre todo joyería de autores argentinos como Gabriela Horvat, Marina Callis, Laura Patrón y Perfectos Dragones (que venden al día de hoy) que llevaba de Buenos Aires.

Unico es un proyecto nacido del y con amor así que empezó a funcionar desde el primer día. La gente en Karlsruhe, desconcertada y muy agradecida de que entre todas las marcas grandes e impersonales que llegan al interior de Alemania, surgiera un proyecto tan diferente, respondieron enseguida. Tanto que en pocos años teníamos tres exitosas tiendas. Y en Navidad colas de cien metros. Yo me dedicaba a armar las vidrieras y comprar y diseñar productos”, cuenta ahora desde su bello local en el corazón neurálgico para el diseño, el barrio de Mitte, en Berlín.

¿El secreto del éxito? “Sin dudas pasa por ese ADN argentino, de combinar buen diseño con una decoración cuidada donde siempre se prioriza el placer visual. Algo genuino de tener que expresarse mas allá de un público, quizás más ligado al arte que al comercio, pero con una mirada muy comercial al mismo tiempo”, detalla.

¿Otro ADN de Unico, que en Berlín se llama Unico Buenos Aires? La convivencia de antiguo y contemporáneo, viajes y flea markets mediantes y la búsqueda para cada pieza de un contexto, microcosmos, como si cada pieza y objeto tuvieran un lugar intrínseco. Además de aprender un montón de cosas para mi como emprendedora o empresaria. De pronto una extranjera en Alemania tratando de parir un proyecto con cosas que conocía bien y otras que no conocía para nada como las leyes impositivas de Alemania. Además de adaptar mis propuestas a un público más hipster y minimal que el provinciano. Unico para mí no es sólo una tienda, es una lugar de expresión donde los objetos y las piezas viven, respiran, creo que tiene que ver con mi historia audiovisual, un poco con la deuda con el cine y la escenografía”, remata.


De Palermo a Berlín

La de Lucila Biscione, es otra historia de amor con final laboral en Alemania. Conoció a quien es hoy su marido, un alemán que estaba de viaje por primera vez a Sudamérica, en un bar en Palermo y nunca más se separaron. Eso significo que él primero intentara radicarse en Buenos Aires y luego, en el 2014, ambos decidieran hacerlo en Alemania.

Biscione estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires y se formó profesionalmente en ilustración. En 2009 creó el proyecto Marta y Alberto, una línea de productos de cuero estampados en serigrafía para las que diseñó las estampas ilustradas de cada colección.

“Junto con infinitos desafíos como aprender el idioma y dejar a mi familia y país, Berlín me propuso nuevos caminos profesionales. Al no poder conservar mi proyecto de Argentina, si bien por un tiempo lo intenté, me dediqué de lleno a dibujar y luego a especializarme en el arte del calado en papel, dos técnicas que combino para desarrollar mi obra personal y encargos de trabajo”, cuenta.

Actualmente trabaja de manera independiente, impartiendo talleres en diferentes países y desarrollando proyectos artísticos en papel como vidrieras o grandes instalaciones. Bellísimas y virtuosas creaciones que dan cuenta de su sutil imaginario.

“Esos proyectos me encantan, sobre todo porque me permite trabajar bien grande y transformar el espacio”, comenta en la puerta de una vidriera enorme en el corazón de Mitte en Berlín.