“Salir al escenario es traspasar un límite que provoca inquietud y peligro.” Que sea una actriz experimentada y todo terreno la que dice esta frase sorprende, y desde la platea reconforta. Cuarenta años de carrera en cine, teatro y televisión y aún su oficio entraña peligro para Mirta Busnelli, quien después de dos años retomó la obra La savia, de y dirigida por Ignacio Sánchez Mestre. “Estar frente a un grupo de espectadores es una barbaridad. Qué demencial, qué locura… ¿Por qué nos ponemos ante esta situación? ¿Qué es eso de ponerte para que te observen, para llevar a cabo una acción de una magnitud por lo menos intensa?”, se pregunta la actriz de rabiosa cabellera roja.

A medida que avanza la entrevista en un café cercano a su casa, ella misma se devuelve respuestas. “En realidad es una cosa conmigo. Actúo para desconocerme. O para conocerme de nuevo”, descubre la artista. En La savia es Elsa, una mujer “jodida”, de carácter impredecible y con mucho “resentimiento”, que afrontó una separación y el alejamiento de sus hijos, y sabe que su ex va a volver a casarse pronto. Pero no todo es resentimiento en su vida. Dos grandes amores la sostienen: las plantas y los libros. Elsa, además, escribe. Tiene miedo de olvidar, por eso lo hace. Entre lo real, lo imaginario y lo onírico transita esta bella pieza que puebla el escenario de plantas de todo tipo y de diferentes tonos de verde. Actúan, también, Agustín García Moreno y Constanza Herrera.

Este es un trabajo que estrenó en el Teatro Cervantes en abril de 2017 e hizo giras, hasta que en un momento Busnelli enfermó de cáncer de útero y debió ser reemplazada por Stella Gallazi. Habló mucho en entrevistas sobre esto. Ya no quiere meterse en el tema, aunque sutilmente aparezca en gran parte de sus respuestas. “En los últimos años casi todos los reportajes giraron alrededor de eso. Prefiero dejar esa experiencia en el pasado. No la dejo en mí: en mí está”, expresa.

Pero no cierra este capítulo sin antes agregar algo sobre una poderosa sensación que le entrega La savia (ahora en el circuito independiente, viernes 20.30 en la sala Dumont 4040, Santos Dumont 4040). No parece ser para ella casual que la obra lleve el título del líquido que circula por los vasos conductores de las plantas transportando su alimento: “Este renacimiento es reparador, pero no quiero que lo pongan en el título”, define y pide Busnelli. Además, asegura que actuar es una “adicción muy vital” y pondera el vínculo con cada uno de los compañeros que forman parte de este espectáculo, con quienes han construido “un mundo propio”.

La savia me fue entrando de a poquito. Cuando la leí, al principio, me gustó, pero nunca imaginé que iba a tener la dimensión de lo que después nos pasó. Incluso momentos antes del estreno, aparentemente estábamos perdidos. Pero rápidamente la obra tomó vida. Y sigo teniendo descubrimientos. En esta segunda temporada, todos los componentes son los mismos. Hubo un renacimiento. Es curioso porque la obra habla de eso. Ya no somos los mismos que éramos antes. Funcionó a favor. No necesariamente estaba destinada a eso, pero fue así, y estamos muy contentos”, celebra la actriz, que obtuvo el premio Trinidad Guevara en la categoría Actuación Protagónica Femenina por su labor en esta obra.

-¿Qué le gusta de este texto?

 

-La poesía que tiene. Y hacer un personaje tan hegemónico. Trabajo con dos jóvenes muy buenos actores, éste está entre sus primeros trabajos. Juntos fuimos descubriendo cómo era la obra. Ignacio es un director que intercambia permanentemente. Hay una multiplicidad de sentido en los textos y situaciones. Esta mujer quiere escribir para no olvidar e invoca, no sé si conscientemente, a unos personajes imaginarios, buenos interlocutores para escribir. La obra consiste también en la manera en que va escribiendo sobre su recuerdo. A su mundo ingresan estos personajes y también sus hijos que se han ido lejos a estudiar, a hacer su vida. La vienen a visitar por un acontecimiento muy fuerte para ella que es el casamiento del exmarido. Se suceden varios planos: la fantasía, los sueños, la realidad entre comillas, porque nunca se sabe cuál es. Hay un renacer de Elsa, de la obra y de todos nosotros al volver a encontrarnos después de haber pasado las cosas que pasamos.

-Es una obra que también se pregunta por las estructuras, ¿no?. A nivel formal y temático.

 

-Estaba en el aire, casi. Se buscaron diferentes estructuras hasta que llegamos a ésta, que nos resultó flexible, intercambiable. Las situaciones posibilitaban expresar múltiples cosas. Se encontró la estructura en el camino. No sabíamos lo que íbamos a hacer. Un día nos sentamos en unas reposeras o sillones con Constanza (Herrera). Ese ensayo, que parecía totalmente inocente -estábamos haciéndolo casi para memorizar la letra-, Ignacio lo tomó como una imagen que posibilitaba contar muchas cosas. Así también pasó con otros momentos.

 

-¿Tiene, como Elsa, una relación amorosa con libros y plantas?

-Con las plantas tenía, después las abandoné, por motivos personales. Estoy reencontrándome ahora. Con los libros también. Me gusta mucho todo el proceso de ver cómo cambia la vida de las plantas. Estoy con una sensación medio new age, hermanada, no sé si por el personaje. Tengo dos plantas de orquídeas. Una me la regalaron; otra era simplemente una maceta con un tipo de hojas muy finas, largas, verdes. Hace años que estaba ahí. Durante un tiempo no abrimos un balcón chico de casa. De pronto lo abrimos y estaba llena de orquídeas. Fue como un shock. No sólo por la belleza, sino porque había hecho todo un proceso del que no estábamos al tanto. Lo quise tomar como un símbolo de lo que pasaba ahora con todos nosotros. Porque esa planta sí que vino de la muerte, digamos. Es curioso: nunca le hubiera dedicado tiempo a las plantas en un reportaje. Ahora ocupan un lugar.

 

 

-Cuando compuso a Elsa, ¿apeló a aspectos de su propia personalidad?

-Siempre. Soy yo. Trabajo con mi sangre, mis ojos, mis manos y lo que la cultura hizo conmigo. Con este todo. No en forma literal… No soy como Elsa pero la savia que le damos forma parte de lo que soy como persona, lo que he vivido, estudiado, reflexionado sobre la vida, el teatro, las personas. En esa cosa tan innombrable que es pararte delante de una gente y compartir un pedazo de tu vida, armando un mundo nuevo. Algo que no conocías que estaba y que a través del camino que hicimos irrumpe, se presenta. La savia camina con nosotros. Este renacimiento es reparador, pero no quiero que pongan eso en el título.

 

 

-Habiendo transitado todos los terrenos del oficio, ¿el teatro es su lenguaje favorito?

-Depende más del actor. En ese sentido, es muy excitante. Pero también me gusta el cine. Y encuentro motivos para trabajar con esa otra arte. El teatro empieza y termina en un tiempo determinado, mientras que tanto el cine como la televisión atomizan, dividen y se cuenta de a pedacitos. Por otro lado, en el cine tenés una pantalla que invade toda la platea y te captura, es más pasivo para el espectador. En este momento de la historia, este tipo de teatro íntimo hace que el espectador esté metido en ese mundo, que sea parte del mundo donde unos actúan y otros miran. La tele es algo hermoso cuando se logra un buen programa o producto... Vamos a sacar la palabra “producto”, vamos a eliminar todas las palabras económicas de nuestro lenguaje como “voy a capitalizar” o “esto me suma” (risas). Ahora Polka va a hacer algunas cosas. Tanto en cine como en televisión la cosa es difícil. Y hay tantos teatros que me parece un milagro que la platea esté llena. Hay bastantes teatros alternativos llenos. Al darse las funciones una o dos veces por semana tienen posibilidad de agrupar más gente. También cobran menos la entrada. Lo que pasa en Buenos Aires es una locura. No sé cuál es el porcentaje, pero… de cada tres personas, ¿cuántas son actores? Es una ciudad muy intensa, con mucha variedad de obras. En los últimos 20, 30 años, el teatro fue creciendo en progresión geométrica. Es lindo ver como los jóvenes se unen en diferentes trabajos simultáneamente. Dirigen, actúan, escriben.

 

 

-¿El teatro independiente es el lugar ideal para experimentar?

-Sí, porque a veces las producciones comerciales tienen un tiempo para crear algo que funcione. No por eso hay poca creatividad. Estoy relacionada con el teatro independiente desde toda mi vida. Hay un momento en que la gente te conoce más, sos parte de un elenco que convoca, alcanzás la fama, etcétera. En ese camino, me fue pasando que iba haciéndome más conocida y valorada, más premiada, pero empezaron a no gustarme las cosas que estaba haciendo. Cuando descubrí que alguien me preguntaba qué estaba haciendo y le dije “no vengas”, me di cuenta de que estaba haciendo algo que no iría a ver. Ahí cambio mi ruta totalmente. Entonces, sin ser con esto esquemática, dogmática, pienso que mayormente las propuestas del teatro comercial no me estimulan tanto. Ahora es distinto: hubo un entrecruce de directores y actores excelentes. Antes estaba mal visto para los artistas independientes trabajar en el ámbito comercial. Pero de muchos directores me gustan más sus trabajos independientes que los comerciales. Igual estoy generalizando. Yo no tengo otro remedio que buscar el riesgo. Soy actriz por eso, por la posibilidad de descubrir cosas nuevas mías. Es una cosa conmigo. Actúo para desconocerme. Para conocerme de nuevo. Porque estoy fijándome, todo el tiempo, tranquila, no obsesiva, que lo que hago no sea algo que ya está contado por mí de cierta manera. Ya no me despierta interés. Quiero enterarme de otras cosas mías, como si desconociera adónde voy.

Busnelli en

 

 

El estallido del feminismo

 

Busnelli es una de las caras visibles del colectivo Actrices Argentinas, conformado en 2018 en torno al reclamo por la legalización del aborto. Sobre el avance del feminismo en la actualidad, la actriz expresa: “Es muy intenso, fuerte, ver a las mujeres en la calle luchando por la legalización del aborto y la educación sexual integral, contra los femicidios, pensándose en el camino. Está tan vivo el movimiento. El camino a seguir no está escrito, siempre se está repensando, después de tantos años de la mujer en un lugar subalterno, desde los comienzos de la humanidad. Hace relativamente poco se precipitó algo que había estallado en diferentes momentos del siglo pasado y del anterior. Un estallido que se expande alrededor del mundo”.

-¿Siempre se consideró feminista?

-Soy hija de una madre feminista pero con la contradicción enorme de que fue coartada en muchísimas y enormes cosas, en cada cosa que quería iniciar siendo joven. Habiendo tenido un brillante desempeño en el colegio, lo que más quería era estudiar y no se lo permitieron. No supo encontrar el camino. Entonces quería que nosotros no viviéramos lo mismo. Consideraba que el de ama de casa era un lugar de reclusión, al ser el único destino para la mujer. En muchas cosas yo estaba de acuerdo y las he puesto en la práctica. No decía “soy feminista”, pero lo era en los hechos. No le daba valor a la familia como único lugar, no me interesaba tener un hijo, no sabía si lo iba a tener o no. Defendí la independencia en muchos aspectos, en trabajar, mantenerme a mí misma. Igual, a través de mi vida hubo montón de cosas en las que naturalizaba una conducta patriarcal. Este es un momento interesante, complicado e intenso.

 

 

 

Las obsesiones de una familia

 

Luego de Noche de paz Noche de amorBusnelli participará de una tercera temporada de esta miniserie producida por Macaco Films, Mil Grullas Cine y Cont.ar que llegó a la competencia oficial de Cannes. Los autores son Agustina y Pedro Levati (también director). Tanto la primera como la segunda temporada están disponibles en Cont.ar, plataforma gratuita de contenidos públicos. “Tiene algo ágil el formato. Son dos semanas de trabajo. No tiene situaciones como las esperas del cine o la organización de escenas como en la televisión. Esta serie tiene un humor que no es tonto ni superficial, da cuenta de las obsesiones, las fobias, el amor y lo raro que es tener una familia ”, dice Busnelli, y anticipa que la tercera parte tratará sobre las vacaciones. En las anteriores, las situaciones planteadas eran la Navidad y un casamiento, siempre en “una familia absolutamente dislocada y tóxica”. Este material fue reconocido en el exterior: Noche de paz ganó los premios a Mejor Guión y Grand Prix del jurado en el Festival CinemaJove de Valencia y Mejor Elenco en el Bilbao Series Land, en tanto que Busnelli fue reconocida como Actriz Protagónica en el Festival de Cine de Fuengirola.