La participación de vehículos fabricados por la industria nacional en el mercado brasileño está en los mínimos valores desde que funciona el sistema de comercio complementario bilateral. Los números acumulados hasta septiembre muestran que apenas el 5,4 por ciento de los autos cero kilómetro que se venden en el mercado vecino provienen desde la Argentina. Hace una década, la participación nacional era del doble en un mercado de Brasil más próspero. Está situación junto a la crisis del mercado interno explica el grado de deterioro de la industria local, que trabaja con niveles de producción similares a los de 2005 y con la mitad de la capacidad instalada sin utilizar. Los datos fueron recolectados por Pablo Besmedrisnik, director de Invenómica. 

El último informe de Adefa muestra que la producción acumulada de autos entre enero y septiembre es de 241.330 unidades, lo cual implica una baja interanual del 34,9 por ciento. Hay que remontarse a 2005, cuando en nueve meses se produjeron 230.609 unidades, para encontrar una marca peor. Desde aquel momento, el sector tuvo una fuerte expansión, al punto de llegar fabricar un récord de 627.558 unidades entre enero y septiembre de 2011, lo cual implica 2,6 veces el nivel de actividad actual. En nueve meses de 2015, la producción se ubicaba en 417.551 unidades. Este derrotero de la producción automotriz tiene su correlato en la cada vez más baja utilización de la infraestructura, máquinas y personal ocupado por parte de las empresas, con despidos, retiros voluntarios, suspensiones masivas y recorte de horas extra.

Una de las razones para explicar el retroceso automotriz es la dinámica del mercado interno, que se derrumbó desde el año pasado a raíz de la crisis cambiaria y la incertidumbre económica. Pero también las exportaciones cumplen su papel en la crisis. Entre enero y septiembre se vendieron al exterior 168 mil unidades, lo cual implica una caída de 15,3 por ciento frente al año pasado. Si bien el dato está por encima de 2016 y 2017, supone una caída en relación a 2015 (197 mil unidades exportadas), 2014 (252 mil unidades) y una merma todavía más profunda en relación a años previos como 2013 (332 mil) y 2012 (277 mil). El factor definitorio es el mercado de Brasil, hacia donde se dirige en la actualidad el 65 por ciento de los vehículos, muy por encima del segundo puesto, que es de América central, con el 7,4 por ciento.

Besmedrisnik calculó que en lo que va del año las exportaciones argentinas de autos a Brasil cayeron un 21 por ciento frente a 2018, a pesar de que en el mismo período el mercado del país vecino tiene un crecimiento del 10 por ciento. En parte, la caída de las entregas argentinas tiene que ver con una dinámica general de las importaciones que hace Brasil, que bajaron un 3,5 por ciento a pesar de la expansión del mercado. Sin embargo, en el caso argentino la caída es más importante. Si se comparan los datos frente a 2010, la baja de las exportaciones de autos argentinos a Brasil es del 60 por ciento. “Las terminales argentinas atraviesan una crisis compleja y necesitan del mercado brasileño pero no encuentran una respuesta satisfactoria en el país vecino. Los autos argentinos explican tan sólo el 5,4 por ciento de las ventas en el mercado brasileño, menos de la mitad que una década atrás”, dice el economista.

Desde Adefa, que nuclea a las automotrices instaladas en el país, indican que “vemos con cierta preocupación el hecho de que el mercado de Brasil está con crecimiento y nosotros no lo podemos aprovechar”. “Esto se produce porque el segmento de vehículos medianos de alto valor agregado, que es donde se especializó la industria argentina, pierde peso en el mercado de Brasil, ya que los consumidores optan por los SUV. Está cambiando la demanda y nosotros tenemos todavía un modelo de negocios orientado a un segmento que retrocedió”.

Los autos más desfavorecidos en las ventas a Brasil son el Cruze y el Cronos, que golpearon mucho en el modelo de negocios de General Motors y Fiat, respectivamente. GM y FIAT tienen esquema de alta complementación con Brasil (venta de autos medianos y compra de vehículos chicos). Renault tampoco está exportando, aunque no tiene un sistema de tanta dependencia bilateral. La otra lectura que hacen en el sector es la falta de inversiones por parte de estas empresas para acoplarse a las nuevas condiciones de mercado. En una línea parecida, Volkswagen discontinuó la producción de la Surán y Ford hizo lo propio con el Focus, ambos con buena inserción en Brasil.

Sin embargo, Volkswagen y Ford pusieron énfasis en la producción de la Amarok y la Ranger, utilitarios con salida al mercado externo. El segmento de las pick-up viene creciendo y domina las nuevas inversiones de las terminales en el país. Por eso las empresas con mayor especialización en ese rubro como Toyota (Hilux), Mercedes Benz (Sprinter) y Nissan (Frontier) son las que mejor capean la crisis de las exportaciones. “Hay problemas vinculados a las inversiones de las empresas terminales en el país y también temas de competitividad global de la industria”, advierte Juan Cantarella, de AFAC, que agrupa a las autopartistas.