Como una superheroína en tiempos feministas, la artista visual y artivista Lala Pasquinelli lucha contra los estereotipos de género que se replican sobre todo en revistas. Sus súper poderes son la observación sistemática y la mirada aguda, y los muestra en Mujeres Que No Fueron Tapa (MQNFT), un proyecto que tiene una versión virtual --en un blog y en redes sociales-- donde “escracha” desde hace casi cuatro años los contenidos sexistas de los medios. Pero también otra pata, que llega a las escuelas y que puede ser encuadrable dentro de las actividades de Educación Sexual Integral: un “Festival de Hackeo” de estereotipos, dirigido a alumnes, en el que les propone desnaturalizar los modelos de belleza hegemónica y maternidad que imponen revistas pero también canciones, influencers y youtubers. Ya se sumaron más de quinientas escuelas a su iniciativa. En una extensa charla con Página/12, Pasquinelli contó sobre sus propios dolores infantiles por no “encajar” en los estereotipos de género, sobre los inicios de MQNFT, las recientes declaraciones del presidente Mauricio Macri sobre las mujeres y las tarjetas de crédito y analizó otras imágenes estereotipadas sobre mujeres en la política.

“Estuve muy atravesada por todos esos modelos, estereotipos, siempre sentía un profundo malestar con la cultura, un desasosiego por no sentirme bien haciendo lo que se supone que tenía que hacer, pensando que el problema era mío. Me costó mucho salir de ese lugar y deconstruirme, salir de la heterosexualidad, y darme cuenta de que mi malestar tenía que ver con eso, con que esos modelos no eran para mí. No era que yo estaba mal sino que lo que estaban mal eran los modelos. Fue un esfuerzo enorme para mí”, cuenta Pasquinelli.

Tiene 43 años, y nació en La Emilia, una pequeña localidad del partido de San Nicolás, en el extremo norte de la provincia de Buenos Aires, casi al límite con Santa Fe. Estudió Derecho en la UBA pero dejó las leyes para convertirse en artista visual y poeta. “Soy artivista”, se define. Mujeres Que No Fueron Tapa surgió en 2015 primero como una serie de obras, de mujeres que no salían en las tapas y le hubiera gustado ver en ellas, construidas con pedacitos de esas revistas. Después el proyecto se fue transformando y hoy trabaja junto a Mara Granado, Sandra Martínez, Laurta Albertini, y Desiree Ramírez, en distintas iniciativas para insistir en esa idea de “hackear” las representaciones de la cultura masiva. “Las revistas son una metáfora de lo que pasa con la imagen de las mujeres”, dice. A aquellas que le gustaría ver en las tapas de revistas, las entrevista en el Podcast de MQNFT. Por ese trabajo, acaba de recibir en la categoría “podcast” el Premio Lola Mora que entrega la Dirección de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires, a medios y otras expresiones comunicacionales que “transmiten una imagen positiva de las mujeres que rompe con los estereotipos de género, promueve la igualdad de oportunidades y sus derechos”.

--¿Cómo nació la idea de Mujeres Que No Fueron Tapa? 

--Este proyecto nació, literalmente, pasando revistas, buscando imágenes de producciones de moda, porque quería hablar de eso, cómo nos muestra la moda. Buscaba en una revista que se publica los domingos en uno de los dos diarios más importantes de Argentina. Me llamó la atención que en la mayoría de las tapas aparecían hombres. Empecé a mirar con más atención y me di cuenta de que aproximadamente siete de cada diez tapas eran ocupadas por hombres; con otra particularidad: los hombres que aparecían en las tapas de esas revistas eran diversos, distintos visualmente. Había jóvenes, viejos, gordos, flacos, pelados y con pelo largo; y también eran diversos los intereses que representaban, había cocineros, médicos, deportistas, científicos, artistas. En cambio cuando en esa misma revista aparecían mujeres en la tapa, lo que veía, era homogéneo. Mujeres similares en su apariencia y en los intereses que representaban. Jóvenes, flacas, semidesnudas, mujeres relacionadas con el mundo del espectáculo o la moda. Seguí mirando revistas y me encontré con un modelo homogéneo de mujer, un modelo único. Imágenes que se repiten siempre iguales, mujeres jóvenes, con cuerpos dispuestos como objetos para el consumo. Cuerpos irreales, torneados por el Photoshop o el bisturí. Pieles iguales, cabellos iguales, gestos iguales. Muchos centímetros de piel. Pero lo que más me llamó la atención en esta propuesta homogénea fue que no se limitaba a lo visual, lo homogéneo es todo. Estas mujeres aparecen aquí interesadas sólo por tres temas: el amor de un hombre, de quien vendrá la felicidad o la desdicha; la maternidad, tener hijos, desear tener hijos, mostrar a los hijos que nacen; y el cuerpo, mantener y preservar una apariencia joven de sus cuerpos, plantear una batalla a la naturaleza como si eso fuera algo valioso. Claro que hay más revistas, están las revistas “serias” importantes, donde casi tampoco aparecen mujeres, o sólo aparecen para ser denostadas. Y hay revistas donde nunca aparecen, revistas de negocios, política, economía.

Empezó hacia fines del 2015. Tal vez, piensa ahora, alcanzada por esa onda expansiva que significó la irrupción del movimiento Ni Una Menos. En el detrás de escena estuvo siempre esa incomodidad y el sufrimiento que la acompañaron durante la niñez y la adolescencia por sentir que no encajaba en los moldes que le exigía la sociedad por ser su condición femenina.

Los cabellos cortos, agrisados, muestran también su rebeldía frente a la imposición de la tintura.

--Entonces… ¿el trabajo de MQNFT tiene que ver con ese esfuerzo para encajar?

--Si. Y el hecho de que cuando logré salir de esos lugares sentí un alivio tan grande…, que lo que queremos compartir tiene que ver con aliviarnos compartiendo las experiencias, que lo que está mal es el modelo y no somos nosotras y nosotres. Al principio me interesaba mostrar cómo la moda va disciplinando los cuerpos y sobre todo las subjetividades de distinta maneras, y buscando imágenes de la gráfica de moda, que tiene mucha incidencia en esa construcción, me encontré con las tapas de las revistas, y me di cuenta de que esas tapas me permitían hablar de muchas más cosas y me daban una síntesis que no había otro recurso que me lo diera. Ahí empecé a mirar todas las tapas, empezar a ver lo que se repetía, y a usar ese recurso de la acumulación, cómo aparecen las mujeres, cómo aparecen los varones, cómo son esas identidades, de qué hablan las mujeres, y de qué hablan los varones. Y cómo está presente eso no solo en las revistas, también en los juguetes, por ejemplo. De lo que hablan esas mujeres, la maternidad, el cuerpo y el amor heterosexual, se ve reflejado en los juguetes que nos regalan de chiquitas, bebitos, cocinitas, escobitas, y eso de encajar en un modelo de belleza y la apariencia está también presente en los juegos, antes en las pinturitas que te regalaban, en los collares, ahora en las aplicaciones de cirugías estéticas por ejemplo. Los temas son los mismos, lo que cambia son las plataformas de acuerdo a la época y cada etapa de la vida.

--¿Cómo le cayeron las declaraciones del presidente Macri sobre el estereotipo de la mujer gastadora y consumista?

--Lo que dijo Macri refleja ese paradigma que está profundamente arraigado: las mujeres no solo como un objeto más --tu mujer, tu casa, tu tarjeta--, sino también que denota que el mundo de la plata, de la economía, de las finanzas, nos es ajeno, como si no supiéramos generar ni administrar dinero. Por otra parte, no tiene ningún reflejo con la realidad: las economías familiares han sido administradas históricamente por las mujeres, bien administradas, si hay algo que sabemos administrar bien es la economía del hogar. Pero está muy instalado todavía, sin embargo, que hablar del dinero, saber generarlo, no es un tema de minas. Y no es inocente que exista este estereotipo en el que las mujeres somos infantilizadas. Hay una educación que tiende a sostener que esos temas no nos interesen. Desde chica somos educadas en que esos temas no son para nosotras. Pensá en las secciones de las revistas para mujeres o contenidos digitales: la administración de la plata no es algo que se nos proponga. Nos ofrecen secciones como hogar, belleza, pareja, maternidad, viaje, cocina. Esos son siempre los temas. Tienen que ver con que el ámbito nuestro supuestamente es el de lo doméstico, donde nos hacemos cargo de ese trabajo que no es valorado y por tanto es invisible, y por tanto, no se paga. Tampoco es inocente la infravaloración del trabajo doméstico y de cuidados. Si fuera valorado, deberíamos ser valoradas nosotras y debería ser pagado. Expresa algo que está en la raíz de la reproducción social, económica y política de este sistema que necesita de ese trabajo gratuito para seguir reproduciéndose. Y para seguir así, toda la sociedad tiene que estar convencida de que esto es así: de que ese laburo no tiene ningún valor. El trabajo remunerado es de los varones, la plata es de ellos, la propiedad también y la tarjeta también. No es muy distinto de la publicidad del Banco de Galicia, es el mismo modelo que muestra a esa mujer como compradora compulsiva y que lo único que sabe hacer es gastar la plata.

--¿Cuáles son los estereotipos de género que se repiten en el mundo de la política?

--La mujer bastante infantilizada, madre, abnegada, enamorada. Los mismos que se reproducen en otros lados. También se expresan en los hechos: ¿Va a tener paridad el gabinete de Alberto Fernández? Histéricas, conventilleras o locas son otros estereotipos que aparecen cuando las mujeres se meten en los espacios de decisión, de poder. Si las mujeres tienen un liderazgo fuerte, por ejemplo, son autoritarias. Cuando los medios masivos hablan de las mujeres en la política se expresa mucho de esto. Las tapas de la revista Noticias sobre CFK lo reflejan: hablar de la ropa, de sus consumos vinculados a su apariencia, si estaba loca, si era autoritaria. En revistas como Hola vemos el posicionamiento de los candidatos a través de sus mujeres y ahí se muestran a Juliana Awada y a Isabel Macedo --esposa de Juan Manuel Urtubey-- reflejando la “familia perfecta”, “blanca”, de clase “media alta”, donde ellas son lindas y cumplen el rol de buenas madres, encarnan el estereotipo de la mujer abnegada que dejan su trabajo por esos varones, que las hacen felices.

--¿En qué consiste el Festival de Hackeo de estereotipos?

--Es una acción que hacemos desde agosto hasta el 31 de noviembre. Nuestra propuesta es encuadrable en la Educación Sexual Integral, y está pensada para les docentes que quieran hablar de estereotipos de género en sus aulas. Les ofrecemos materiales que pensamos y diseñamos para el contexto de la escuela, y que durante 2016 y 2017 usamos nosotras en todos los contextos posibles y en 2018 decidimos compartir con quienes quisieran llevar esta conversación a sus aulas. Así abrimos la inscripción tímidamente y terminaron participando 500 escuelas secundarias de todo el país. Este año decidimos sumar propuestas de actividades de hackeo de estereotipos que fueran diferentes entre sí para que les docentes pudieran tener un menú de opciones, y elegir la que se adecuara mejor a su grupo o a su estilo. Entonces además del hackeo de revistas tenemos hackeo de canciones, de influencers, de youtubers, una propuesta con fotografía, una con collage, y para tener esta diversidad de opciones nos aliamos con Chicas en Tecnología, Fundación PH15, Editorial Chirimbote / Antiprincesas y Wikimedia Argentina. Participar del Festival es muy fácil, entrás a un link, llenás un formulario, y vas a recibir inmediatamente un mail de bienvenida con los links al material donde te vas a encontrar con dos carpetas: una tiene la presentación en la que vas a abordar con los estudiantes el análisis de los estereotipos en los medios de comunicación, se usa en la primera parte y es común a todas las actividades; en la otra vas a encontrar siete actividades diferentes para llevar al aula a través de las cuales les estudiantes puedan identificar de qué manera esto lxs atraviesa a ellxs, y cuestionar sus propios consumos culturales.

Este es el link de inscripción al Festival de Hackeo.

https://drive.google.com/file/d/1Z58qLsFW4OiSdj-hAwDaVcG_8pAvqZSD/view?usp=sharing