En esta nueva edición del Superclásico, que además de ser controlado por el árbitro brasileño Wilton Pereira Sampaio estará otra vez monitoreado por el VAR, hay un recuerdo que todavía permanece latente. Un Boca-River disputado en la Bombonera hace 44 años por el Campeonato Metropolitano, en el que el defensor local Roberto Rogel le aplicó un tremendo codazo al delantero Carlos Morete, sin que el árbitro Roberto Goicochea lo advirtiese. Claro que por entonces no existían las cámaras de videoarbitraje, y por su acción el jugador xeneize mereció la tarjeta roja. Sin embargo, fue Morete, que ya había abierto el marcador para el conjunto millonario, quien debió dejar la cancha para luego ser trasladado a un hospital. Esto trajo como consecuencia el primer "informe de oficio" para un futbolista. Pero lo cierto fue que el recio zaguero boquense siguió como titular hasta el final de la primera rueda de aquel torneo, y luego fue transferido a los Tigres de México.

Con casi 40 mil populares vendidas en la Bombonera, el 17 de abril de 1975 fue un punto de inflexión para River, porque el equipo que dirigía Angel Labruna volvió a celebrar de visitante ante el rival eterno luego de nueve años, sacaba chapa de candidato, y al final del torneo rompería el maleficio y obtendría la ansiada corona tras 18 temporadas sin salir campeón.

Ese Superclásico por la 15ª fecha del Campeonato Metropolitano fue uno de los cinco más vistos de la historia, aunque no el único que se disputó en la temporada, dado que River y Boca se cruzaron cuatro veces, con dos triunfos para cada uno y el dato curioso de que las victorias obtenidas fueron de visitante.

Por lo demás, el Millonario estuvo entre los tres equipos que más entradas vendieron en aquel agitado 1975. Y ese 17 de abril tuvo numerosa presencia en una Bombonera con entradas totalmente agotadas. De hecho, Isabel Perón, a cargo de la presidencia de la Nación tras la muerte del General, había bajado la orden de transmitir el partido en directo por televisión.

Corrían apenas seis minutos del encuentro y luego de un centro, Morete metió un cabezazo inalcanzable para el arquero Rubén Sánchez y abrió la cuenta en la visita. Poco después, a los 23 minutos, Norberto Alonso la clavó de tiro libre en el ángulo del arco que daba a espaldas de la popular xeneize. Sánchez voló, pero su intento por desviar el balón fue estéril. Era el 2-0 parcial, para delirio de los simpatizantes de la banda roja.
Pero el local, que por entonces dirigía Rogelio Domínguez, después tuvo dos penales a favor. En el primero, sobre el final de la primera parte, Marcelo Trobbiani convirtió desde los 12 pasos y puso las cosas 2-1. A la larga fue el resultado final, ya que al minuto de comenzado el complemento a Boca le dieron otro penal, volvió a ejecutar Trobbiani, aunque esta vez el volante desaprovechó la chance de igualar el encuentro porque su disparo fue atajado por el Pato Fillol.

"Pasan los años y no me olvido del codazo que me metió Rogel. Nunca salí dormido de una cancha como aquella vez en la que me llevaron al hospital. Me desperté en el vestuario con mi viejo llorando al lado de la camilla." Morete.

Pero aquella fue una época del fútbol argentino en que había cierta tolerancia al juego fuerte. Los jueces parecían cultores del "siga, siga". Fue así que sobrevino la acción en la que Rogel dejó fuera de combate a Morete. Acaso para cuidar la ventaja, Labruna metió un cambio defensivo y Reinaldo Merlo entró en reemplazo del golpeado Morete. De esta manera, Rogel zafaba de la tarjeta roja, pero no su compañero de zaga, el también áspero Miguel Nicolau, quien a dos minutos del final se iría expulsado por una fuerte entrada a Alonso.

Morete, que empezó a jugar en River desde los 12 años, marcó 105 goles oficiales en 195 partidos y fue vendido a Las Palmas por 400 mil dólares, aún guarda "recuerdos negativos" de aquel Superclásico en el que quedó tendido en el césped. "Pasan los años y no me olvido del codazo en la sien que me metió Rogel en la cancha de Boca. Si bien fue una cosa del partido, nunca salí dormido de una cancha como aquella vez en la que me llevaron al hospital. Había hecho un gol en el primer tiempo y después, cuando vino esa acción, sentí el impacto y me desperté en el vestuario con mi viejo llorando al lado de la camilla", dijo el único futbolista que ganó torneos de AFA con cuatro camisetas distintas: River (1975), Boca (1981), Independiente (1983) y Argentinos Juniors (1984 y 1985).

Crónicas de la época relataron que, al final del partido, la inefable hinchada de Boca se retiró cantando "Pan y vino, pan y vino, pan y vino, pan y vino; preguntale a Morete cómo pega el mendocino". Precisamente, el temperamental Rogel, que jugó 281 partidos en Boca, ganó tres títulos y señaló 17 goles, afirmó hace poco no recordar bien el incidente. "¿La piña a Morete? No me acuerdo. Una parte del periodismo me mataba y entonces me dieron sanción de oficio 20 días después del partido. Aún así, tuve pocas expulsiones en todos los años que jugué en Boca", asumió el autor del primer gol del seleccionado argentino en la etapa de César Luis Menotti.

Consolidada la victoria 2-1 ante Boca, el Metropolitano de 1975 quebraría la racha de 18 años sin títulos riverplatenses, con la base del gran equipo que conformaban Fillol; Héctor López, Perfumo, Passarella, Comelles, Juan José López, Merlo o Raimondo, Alonso; Pedro González, Morete, Más. Y, por supuesto, el sello del inolvidable Labruna.