El Ministerio de Hacienda y el Banco Central deberán avanzar en alguna medida para frenar la presión sobre el dólar y la caída en las reservas. En esto coinciden economistas de distintas ideologías, desde Carlos Rodríguez, ex viceministro de Carlos Menem, hasta Alejandro Vanoli, ex presidente del Central durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, como cualquier medida de política económica, tendrá ventajas y desventajas. Aumentar las restricciones cambiarias o establecer tipos de cambio diferenciales bajarían la demanda de dólares y traerían cierta calma al mercado financiero. Pero también, el desdoblamiento cambiario podría derivar en inflación y problemas con el comercio exterior, además del costo político de un cepo para la clase media. Así se desprende del análisis de investigadores, consultores y ex funcionarios consultados por PáginaI12.

Los especialistas coinciden en que el Gobiernode Macri deberá tomar medidas económicas. “Espero que el lunes se desdoble el mercado cambiario, no es lo ideal pero es lo único posible para empezar a ordenar el resto de la economía”, escribió en su twitter el ultraliberal Carlos Rodríguez. Aunque ubicado en las antípodas de la teoría económica, Alejandro Vanoli dijo a este diario que “este mismo domingo el Gobierno deberá anunciar restricciones”. Sólo en septiembre, la fuga de dólares fue de 2891 millones, según el Banco Central. 

Según el ex titular del Central, hay un desequilibrio en la oferta y en la demanda de dólares, y no alcanzarán las reservas para contener al tipo de cambio; y a la vez, liberar el dólar significaría una espiralización de la inflación. “Las restricciones no son agradables, pero tienen como ventaja limitar la presión cambiaria”, aseguró, pero al mismo tiempo, afirmó: “Podría aumentar la brecha con otros tipos de cambio”. 

La compra mensual de dólares, que hoy es hasta 10 mil para las personas humanas, podría bajar a menos de la mitad, aunque para Vanoli eso dependerá en parte de los resultados de las elecciones en la Ciudad. “Estas medidas, por más que sean necesarias, tienen un costo político en la clase media. No serán bien vistas por Horacio Rodríguez Larreta si no gana en primera vuelta y va a ballotage”, agregó. 

Victoria Giarrizzo, directora ejecutiva de la consulta Elypsis, aseguró que los controles no resuelven el problema estructural de falta de dólares, pero son necesarias en este contexto de caída en las reservas. “Se dolarizan los inversores institucionales que mueven el mercado, y detrás van los minoristas, la gente está pasando a dólares hasta sus saldos corrientes”, indicó. En este sentido, aportó que los controles podrían traer calma. “No podrías liberar el dólar porque seguiría subiendo y ya la inflación proyectada para fin de año es del 60 por ciento, sería muy perjudicial”.

Sin embargo, Giarrizzo dijo que las medidas también podrían tener desventajas. “En la práctica podría traer complicaciones para la operatoria diaria de las empresas que necesiten dólares, pero tampoco se puede trabajar con la tensión de tener que salir a dolarizarse por temor a lo que va a venir”, afirmó. En el caso de los ahorristas que pudieran comprar más que el nuevo cupo que sea establecido, dijo que “el peso pierde valor y restringe la posibilidad de sostener el valor adquisitivo”. Giarrizzo estima que habrá controles más agresivos, pero no así un desdoblamiento del tipo de cambio. “Es complicado instrumentarlo y Argentina no tiene tiempo para eso, tiene que salir a exportar ya”, aseguró.

Desdoblar el tipo de cambio podría implicar en la práctica que haya un dólar para los exportadores e importadores, de alrededor de 60 pesos, y uno liberado para el turismo y los ahorristas, que podría ascender a los 80 pesos. El impacto que este tipo de cambio tendría en la inflación tiene distintas respuestas. “Por más que la importación sea al tipo de cambio oficial, en Argentina cada vez que hay una devaluación todos los precios de la economía se ajustan automáticamente por un ajuste en las expectativas”, aseguró Giarrizzo. Por su parte, Martín Burgos, del Centro Cultural de la Cooperación, resaltó: “Con el cepo de 2011 no hubo un salto inflacionario, si lo hubo en 2014 cuando el tipo de cambio oficial fue el que subió. Las remarcaciones siguen el oficial, no el financiero”. Burgos se mostró a favor de la toma de medidas en el mercado cambiario, aunque resaltó que el establecimiento de varios tipos de cambio puede derivar en incentivos para que las empresas realicen subfacturaciones en importaciones y exportaciones.

Por su parte, Magdalena Rúa, doctora en Desarrollo Económico, agregó que en caso de que se lleve a cabo un desdoblamiento, debería estar acompañado con límites a la compra de moneda extranjera. “La salida por vía financiera afectaría las reservas, y con la escasez de divisas, no podemos darnos el lujo de sostener la fuga de capitales para la especulación de determinados sectores”, aseguró. 

El mes pasado, el 66 por ciento de las personas que compraron dólares adquirieron menos de 1000, y representaron el 16 por ciento del monto de compras. El 34 por ciento compró más de 1000 y adquirió el 84 por ciento de las divisas. Por un lado, Rúa dijo que un desdoblamiento podría contribuir a cerrar la brecha entre un dólar productivo y uno especulativo, pero a la vez aseguró: “Uno de los efectos negativos de los controles cambiarios es el surgimiento de una brecha entre el tipo de cambio oficial y el ilegal”. Informó que en épocas anteriores donde se implementó, el volumen operado en ese mercado fue marginal y la fuga de capitales se redujo.