La desconcentración de un jugador suplente y la rigurosidad del VAR se conjugaron en la segunda división de Alemania para que se pitara uno de los penales más insólitos de la historia. 

La jugada en cuestión sucedió durante el primer tiempo del partido que el Kiel Holstein le ganó 2-1 al Bochum. Cuando se jugaban 36 minutos y el conjunto local ganaba 1-0, el delantero del Bochum Silvere Ganvoula sacó un remate cruzado que se iba por la línea de fondo. Sin embargo, antes de que la pelota saliera del campo, Michael Eberwein, suplente del Kiel que se encontraba calentando detrás del arco, paró el balón para dárselo a su arquero. 

Ante la curiosa situación, el árbitro Timo Gerach recurrió al VAR y comprobó que la pelota no había salido en su totalidad. Por eso, de acuerdo a un cambio reglamentario de la temporada 2016/2017, que indica que "en caso de una interrupción en el juego debido a una intervención en el campo de un integrante del equipo, un suplente o un futbolista reemplazado, el juego continuará con un tiro libre directo o un tiro penal", el árbitro señaló el penal, ante la incredulidad de todo el público local. 

Sin importarle demasiado, Ganvoula anotó el gol de penal, que dejó el partido 1-1. Para suerte de Eberwein, que sufrió la amonestación por haber tocado la pelota dentro del campo, su compañero Janni Serra convirtió el gol del triunfo a los siete minutos del segundo tiempo. Eberwein tiene ahora el triste récord de haber hecho un penal y recibido una tarjeta amarilla sin haber ingresado ni un segundo al partido.