Dijo: “La política es el arte de administrar la realidad”. Y también: “La gente sigue pidiendo que el Estado esté presente”. Fueron dos de las frases de Alberto Fernández en un debate internacional celebrado el 3 de abril de 2017. En su momento la participación de AF tenía la gracia de que justo se aproximaba otra vez a Cristina Fernández de Kirchner y a dirigentes peronistas que no habían roto con CFK. Página/12 acaba de tener acceso a los registros de aquella discusión a puertas cerradas. La gracia hoy es otra: hay altísimas probabilidades de que aquel panelista se convierta en el nuevo Presidente y deba lidiar con una Sudamérica en movimiento.

El encuentro fue organizado por la Fundación Novos Paradigmas de Brasil y la Fundación Ebert, de los socialistas alemanes, en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo.

Delante de dirigentes trasandinos que no lo desmintieron, Fernández dijo que “en Chile nunca se acabó la distorsión social”. Al definir mejor su idea de que la política administra la realidad trazó distinciones. “Los conservadores administran sin alterar la realidad. Los reformistas cambian la realidad sin alterar las reglas. Los revolucionarios cambian también las reglas.” Fernández se ubicó entre quienes deben mantener las reglas y al mismo tiempo “transformar las estructuras en las que se fundan las sociedades”. En aquel seminario la voz más escuchada fue la de Marco Aurélio García. Ex asesor internacional de Lula y de Dilma Rousseff, casi dejó allí su testamento analítico. MAG, como lo llamaban sus amigos, moriría tres meses después, en julio. Algunas de sus definiciones:

*”Hay que entender que el mundo es imprevisible. La Historia siempre lo es, pero quiero decir que hoy la imprevisibilidad es un rasgo esencial”.

*”En parte la imprevisibilidad es porque los Estados están cada vez más subsumidos dentro del poder del capital financiero.”.

*”Por fortuna para los progresistas, o para los movimientos nacional-populares, la imprevisibilidad es un problema también para los conservadores, porque el estigma de la desigualdad cobra fuerza pero no hay espacio para un retorno puro y duro a las políticas de los ‘90”.

*”Es cierto que no hicimos muchas de las transformaciones que debimos haber hecho. Pero a la vez sepamos que las cosas realizadas constituyeron una memoria. En la Argentina el peronismo es una memoria fuerte. En Brasil hay una memoria de Lula que, pase lo que pase, será un factor hacia el futuro”.

*”Hay fenómenos políticos que algunos tratan de descalificar cuando los llaman ‘populistas’: el peronismo, el cardenismo, el varguismo... Hay que rescatarlos por su carácter de plebeyos, porque son la respuesta no solo a la explotación de los trabajadores sino a la dominación”.

*”El proteccionismo de los Estados Unidos bajo Donald Trump no significa que el imperio dejará de ser imperio. El aislacionismo no implica renunciar a la capacidad de intervención, sea directa o sea sutil”.

Nosotros

Tal como informó Página/12 en ese momento, cuando aún los registros estaban vedados, además de Fernández y MAG participaron del debate, entre otras y otros, el rector de la UMET Nicolás Trotta, el presidente del PJ porteño Víctor Santa María, el ex ministro de Educación Daniel Filmus, el historiador uruguayo Gerardo Caetano, el director de Novos Paradigmas y ex gobernador de Rio Grande Tarso Genro, la directora de la Ebert en la Argentina Dörte Wollrad, el presidente del Frente Amplio Javier Miranda, el secretario del Partido Socialista chileno Pablo Velozo, el presidente del Partido Socialista de la Argentina Antonio Bonfatti, la diputada por Libres del Sur Victoria Donda, la diputada del Parlasur por el Frente Renovador Fernanda Gil Lozano, Ricardo Canese del Frente Guasú de Fernando Lugo, la ex presidenta del Banco Central Mercedes Marcó del Pont, los diputados del Frente para la Victoria Guillermo Carmona y Cristina Álvarez Rodríguez y la ex embajadora en los Estados Unidos Cecilia Nahón. Un dato notorio entonces: incluso en las discusiones más agudas todos usaron la primera persona del plural. Primó el “nosotros”. Otro dato que se hace notorio ahora: salvo Bonfatti, el resto de los participantes argentinos integra el Frente de Todos.

Fernández se reencontró en la Umet con Marco Aurélio después de varios años. Había tejido una buena relación con él en su período como jefe de gabinete de Néstor Kirchner y de CFK, entre 2003 y 2008. Otro de los lazos brasileños del pasado sigue vigente. Es Celso Amorim, el canciller de Lula entre 2003 y 2010. Juntos, Fernández y Amorim, acompañados por la jurista brasileña Carol Proner, le transmitieron al Papa su preocupación por la persecución política contra Lula y Cristina.

Amorim sigue activo. Acaba de llegar a Buenos Aires para acompañar las elecciones. Jair Bolsonaro parece buscar que Fernández vuelva a contestarle a pesar de su decisión de no personalizar más. Pero en sintonía con AF, el ex canciller de Lula trata de racionalizar el nexo entre los dos Estados. En declaraciones a “UOL Noticias” de Brasil dijo que para analizar el Mercosur “no importa si uno es de izquierda o de derecha”. Y agregó que en 1991 “el Mercosur fue firmado por el gobierno de Fernando Collor de Mello, luego institucionalizado con Itamar Franco, continuado por Fernando Henrique Cardoso y profundizado por Lula, y su origen fue la integración de la Argentina y Brasil con Raúl Alfonsín y José Sarney”. Para todos, según Amorim, “el Mercosur no solo está identificado con el progreso económico sino con la democracia, y abandonarlo es como anunciar que estamos abandonando la democracia”. Opinó: “Creo que es correcta la actitud de Alberto Fernández de preservar la posibilidad de una relación entre los Estados que debe ser mantenida”. Desde su lado, añadió que “beneficia a Brasil en general y a la industria brasileña en particular”.

Igual que en 2017, AF habló esta semana sobre Chile. “El aumento del subte fue la causa que hizo salir la bronca contenida porque Chile es el país más desigual de América Latina y el que tiene la brecha más amplia entre ricos y pobres”, dijo a C5N.

El viernes a la noche un terceto formado por el diputado nacional Felipe Solá, el ex canciller, referente del grupo Mundo Sur y secretario de política exterior del Partido Justicialista Jorge Taiana, y Trotta, el rector de la Umet que ahora es, además, uno de los coordinadores de los equipos técnicos de Fernández, recibió a los invitados extranjeros a las elecciones. La acción por primera vez corrió por cuenta del PJ y fue tramitada por Francisco Cafiero. En un salón de México al 300, frente a las oficinas del candidato a Presidente, 40 dirigentes de toda América Latina intercambiaron informaciones y preocupaciones. Por ejemplo la ex embajadora boliviana en la Argentina Leonor Arauco, muy cercana a Evo Morales, dijo que de ninguna manera habría segunda vuelta después del conteo final y que era un disparate pensar en una auditoría de resultado vinculante por parte de la OEA.

Este diario pudo saber que nadie se animó a vaticinar qué ocurrirá en Chile pero que todos estaban impactados por el millón largo de personas reunidas en Santiago, el equivalente de tres millones en Buenos Aires si se toma en cuenta la población de cada país. Taiana repitió un concepto que declaró a Jefferson Miola, de la web brasileña 247: “La realidad chilena muestra que la profundización de la crisis y la desigualdad alcanzan no solo a los sectores vulnerables sino también a las franjas medias, que viven asfixiadas por la falta de políticas públicas de salud, vivienda y jubilación”. El ex canciller 2005-2010 rescató tres valores en el Frente de Todos: “Unidad, diálogo y consenso”. Algo que empezó en aquel abril de 2017.

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