“Una no escribe ni para recordar ni para olvidar, ni para encontrar alivio ni para curarse de una pena”, advierte la narradora y protagonista de La luz negra, una crítica de arte que trabajó con Enriqueta Macedo en el Banco Ciudad, una tasadora acostumbrada a frecuentar falsificadores de cuadros, que presentaba como originales obras falsas. “Una escribe para auscultarse, para entender qué tiene adentro. Así, por lo menos, he escrito yo, como si un endoscopio recorriera mi cuerpo”, confiesa la narradora de esta novela de María Gainza, ganadora de la edición 27° del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz, un reconocimiento al trabajo literario de las mujeres en el mundo hispano, otorgado por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que lo recibirá el próximo 4 de diciembre en la FIL. Entre las escritoras argentinas que han obtenido este reconocimiento en ediciones anteriores están Sylvia Iparraguirre, Ana Gloria Moya (1954-2013), Tununa Mercado, Claudia Piñeiro, Inés Fernández Moreno y Perla Suez.

La luz negra (Anagrama) “se trata de una obra con una trama absorbente y casi detectivesca, una prosa lúcida e impecable, innovadora y no carente de ironía, con personajes bien construidos, que aborda el tema de las falsificaciones artísticas y que además pondera la presencia de las mujeres en el mundo del arte”, planteó el jurado integrado por la escritora boliviana Giovanna Rivero, la escritora mexicana Ana García Bergua y el escritor mexicano Rogelio Guedea, que decidió otorgarle de forma unánime el premio por “la riqueza y la diversidad de nuestras literaturas”. El jurado también precisó que es “una novela que se nos impone como una gran metáfora de la identidad barroca que caracteriza a América Latina” y que Gainza “plantea una pregunta muy actual: la posibilidad de realmente conocer la verdad en un mundo en el que todo nos parece ya superficial y falso”.

La narradora y protagonista de la novela, que fue considerada como un alter ego de Gainza, se embarcará en la búsqueda de la mítica Negra, una excéntrica falsificadora y musa de la vanguardia de los años 60, que eligió huir del mundo “con mucha decisión” y nadie sabe dónde está. “Enriqueta no guardaba nociones románticas sobre las personas, pero creía en el arte con una fe al límite de lo esotérico. Aunque hablaba poco de eso, ella parecía venir de una civilización más antigua que no necesitaba poner todo en palabras”, afirma la narradora de La luz negra, que recuerda una frase machista que se decía en el ambiente de la falsificación: "los hombres crean, las mujeres copian". La novela de Gainza parece subvertir ese “sentido común” y sugerir que “las mujeres crean, los hombres copian”. Pero además postula una perspectiva estética desde la trama: “A mí nunca me han interesado los hechos que suceden a plena luz del día, en medio de una avenida, a la vista de todos. No, esas situaciones no me atraen en absoluto. A mí me gusta el callejón, el pliegue, el recoveco”.

Gainza (Buenos Aires, 1975), escritora y crítica de arte, trabajó en la corresponsalía de The New York Times en Buenos Aires, y fue editora de la colección de arte argentino de la editorial Adriana Hidalgo. “Esto es completamente inesperado, me agarró en medio de la sordidez cotidiana”, dijo la escritora cuando le avisaron que había ganado el Premio Sor Juana Inés de la Cruz. “Estoy muy contenta. Siento una enorme responsabilidad de formar parte del grupo de autoras argentinas, que, como Sylvia Iparraguirre, Ana Gloria Moya, Tununa Mercado, Inés Fernández Moreno o Claudia Piñeiro, han obtenido este Premio, porque estas escritoras son enormes para mí”, reconoció la escritora que durante diez años fue colaborador del suplemento Radar y la revista Artforum, y es autora de Textos elegidos (Capital Intelectual, 2011) y El nervio óptico (2014), su primer libro de ficción publicado por Mansalva, que fue reeditado por Anagrama y ha sido traducido a más de diez idiomas. “Agradezco haber nacido en este momento para poder ver esta revolución que se ha llevado en los últimos años, me parece que queda un camino largo por hacer, pero la verdad es que hemos avanzado”, señaló la ganadora, quien reconoce que el trabajo de las mujeres se acepta más ahora que hace 20 años. “Estoy más que contenta por estar en Guadalajara, conocer gente es la parte que más me gusta del Premio”, finalizó Gainza.