Las caries son un mal muchas veces invisibilizado que afecta a una gran parte de la población y si bien los métodos de prevención son para todos, hay que poner la lupa especialmente en los niños. Florencia Romero, Cecilia Garbarino y Lucrecia Antequera son especialistas en odontopediatría pertenecientes a la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Rosario e investigan la incidencia de esta enfermedad en la infancia temprana. "Las caries son un problema de salud pública a nivel global, hay lugares donde está un poco más controlado y otros que no. En nuestro país la situación es muy delicada y alarmante", advirtió Romero.

Las especialistas se ocupan de pacientes pequeños e investigan lo que se denomina "caries de la infancia temprana." Explicaron que se observan muchas caries en la atención a nivel público y si bien históricamente se veían menos en los consultorios privados, actualmente aumentó la cantidad de pacientes con esta patología y cada vez más chicos.

Las causas de este aumento tienen su principal factor en que la primera consulta se hace de manera tardía. Las profesionales marcan que el promedio de la consulta es a los tres años y en esa instancia ya es tarde. "Los odontopediatras sugerimos que la primera consulta debe hacerse a partir de los seis meses. De este dato surgió otro proyecto que se basa en una encuesta a pediatras para ver cuándo ellos recomiendan esa consulta inicial porque vemos que llegamos tarde. De esa manera no podemos prevenir el riesgo a enfermarse. Hay pacientes de tres años con ocho lesiones de caries, lo que es un número fuera de los parámetros normales", expuso Garbarino.

Prevenir es curar

Las investigadoras subrayan que las caries son una enfermedad que se puede prevenir a partir de adoptar comportamientos tanto en la alimentación como en el cepillado dental. Se apunta en primera instancia a informar a las madres desde que están embarazadas para que este cuidado comience desde el momento mismo del nacimiento y se busca trabajar en conjunto con los pediatras. "Uno de los grandes cambios debe ser de comportamiento, porque si hay higiene, no hay enfermedad. Se apunta a la prevención porque el comportamiento es el mejor tratamiento y disminuye el riesgo", comentó Romero.

¿Qué comprende un comportamiento adecuado? En primera instancia la visita temprana al odontólogo, ya que este es el que va a brindar los distintos datos de cuidado a base de una dieta saludable y de higiene. "Muchas veces los padres creen que una consulta en los primeros seis meses es innecesaria, pero todo lo contrario. La primera visita al profesional pasa más por el hecho de dialogar con los padres sobre estos métodos de cuidado. Lo ideal es que las visitas al odontólogo vayan a la par a la de los pediatras para seguir la evolución del niño y poder complementar cuidados", indicó Antequera y agregó que las caries no son producidas por una sola causa, por eso es importante el seguimiento cotidiano del odontólogo porque la mejor manera de evitarlas es encontrar esas causas a tiempo.

"Las caries son un problema de salud pública a nivel global. En nuestro país la situación es muy delicada y alarmante". Florencia Romero

La Academia Americana de Odontología Pediátrica recomienda que la lactancia se prolongue hasta el primer año, mientras que la Organización Mundial de la Salud da como límite los dos. "En el proyecto vimos valores superiores a lo recomendado, nos dió un promedio de 36 meses. Aunque las madres nos decían que les cepillaban los dientes, observamos que la higiene no era buena y que algunos niños conviven con más de seis momentos de azúcar por día. Es decir, un combo que produce caries y nace justamente de la falta de información y del llegar tarde al momento de la prevención", confesó Garbarino.

Desde el principio

Los dientes primarios, comúnmente llamados "dientes de leche", comienzan a salir a los seis meses y se completan aproximadamente a los tres años. A veces se piensa que por ser reemplazados por los definitivos, el cuidado no es extremadamente importante, cosa que no es así. Los dientes de leche tienen nervios como los permanentes, en estructura ambos son iguales. Sólo que en el primario las caries avanzan más rápido, pero duelen igual que los definitivos: se hacen flemones, se hincha la cara, etc.

"Atendemos muchos niños en la Facultad a los que tenemos que terminar internando por complicaciones causadas en dientes de leche. Si los pierden, disminuyen su capacidad de masticar y espacio para los permanentes. Además, se pueden mover el resto de los dientes y al momento de intentar salir el definitivo, no tendrá lugar", describió Antequera.

"Es como ir a cualquier médico. Es necesario que se hagan controles pero también entablar algún lazo con el paciente". Lucrecia Antequera.

Las profesionales cuentan que, llegando a la edad de seis, se suele pedir una radiografía panorámica que da una imagen certera de la boca del paciente y cómo van a salir los dientes permanentes, permitiendo observar a qué pieza dental van a reemplazar. "Los dientes primarios, como los permanentes, tienen funciones que están establecidas, los chicos que están con dolor no comen, y si no lo hacen, no crecen. Por ende genera una especie de bola de nieve que trae aparejado distintos problemas", subrayó Romero.

Un infante con dientes afectados suele ingerir alimentos blandos a causa del dolor. Casi siempre estos tiene un exceso de hidratos de carbono, lo que produce que se comience a fallar en el desarrollo tanto físico como social: afecta al crecimiento pero a su vez le impide realizar actividades propias de su edad, como jugar. "Está comprobado que cuando los chicos desarrollan en gran medida caries en la infancia temprana, tienen altas posibilidades de repetirlo en los dientes permanentes. Lo que hay que revertir es el comportamiento, que no es tan fácil lograr de grande. De ahí la importancia de la primera consulta", desarrolló Garbarino.

Muchas veces se desconoce, pero que se caiga un diente primario no significa necesariamente que el permanente salga y ocupe su lugar. "Durante el proceso de gestación del futuro bebé, específicamente en el momento de formación de la cabeza, este tiene 32 gérmenes. La primera involución fueron las muelas de juicio, ya que no todo el mundo las tiene. Eso se llama agenesia, que es básicamente la falta de germen. Se puede tener agenesias individuales o múltiples, es decir, dientes de más o de menos. Es una cuestión genética que puede ser transmitida de una generación a otra. Entonces, con más razón, cuidar los dientes es esencial porque si algún permanente no va a salir, el primario puede llegar a quedar en su lugar", admitió Romero.

Las profesionales afirman que llevar frecuentemente a los niños al odontólogo hace también que los más pequeños le pierdan el miedo. Suele verse que muchos chicos se ponen nerviosos o directamente están negados al momento de visitar al especialista. "Es como ir a cualquier otro médico. Es necesario que se hagan controles rutinarios pero también que se pueda entablar algún tipo de lazo con el paciente. Eso evita muchos inconvenientes y causa que estén más predispuestos y atentos a su salud bucal", señaló Antequera.