“La mujer empoderada no es respetada porque es libre, y es motivo de chiste o repudio”, comienza Una banda de chicas, con una voz en off que encierra acaso la razón de la película. Una banda, en el hablar callejero, es un montón, una unidad de medida grande, excesiva. Y lo que refleja este documental es justamente eso: un montón de mujeres haciendo música. ¿Pero dónde están? ¿Dónde estuvieron todo este tiempo? ¿En serio existían sólo Runaway y the Slits?, se pregunta Marilina Giménez, ex bajista de Yilet y directora, que buscó la respuesta y la expone en casi 80 minutos de registros de recitales y entrevistas a músicas mujeres, lesbianas y trans.

“Me propuse hacer realmente este documental, me puse a investigar cómo era esto de presentación de carpeta al INCAA y tratar de conseguir subsidios. A fin de 2015 conocí a Florencia Jaworowski, que después devino en productora ejecutiva de la película. Con ella empezamos a tratar de conseguir subsidios, a hacer todas estas presentaciones. A medida que se iban dando, pudimos empezar a armar un equipo. Mi objetivo era la visibilidad de estas mujeres, lesbianas y trans. Sabía que si hacía una cosa muy chiquita no iba a trascender”, reconoce Marilina.

Al comienzo se ven imágenes de Yilet, banda de pop rock que lideró la directora junto a Ani Castoldi y Marina La Grasta. La historia del trío se desarrolla en la trama y también se van sumando otras como Paula Maffia, quien parece pensar en voz alta: “Rock star, define el sistema solar. Las mujeres son los pequeños satélites que giran alrededor de los astros: las coristas, las musas. Pero en ese sistema solar no hay astros mujeres”.


Las Taradas, She Devils, Kumbia Queers, Chocolate Remix, Yilet, Las Kellies, Liers, Miss Bolivia, Ibiza Pareo, Sasha Sathya, Kobra Kei, que son apenas una elección arbitraria de los personajes principales, ya que el primer deseo de la directora era abarcar todas las bandas de Latinoamérica. Viendo que era imposible, se circunscribió a la escena porteña; y aun así no podía contenerla, justamente porque eran un montón. “Lo que más me interesaba cuando salí a grabar era que fueran mujeres, lesbianas o trans que rompieran con esta cosa de que la mujer tiene que ser suave, tocar la guitarra despacio, tener una voz dulce y en general tender a hacer melódico”, dice Marilina.

La película es valiosa porque pone en imágenes aquello que se sabía pero no se consolidaba. Se visualiza y se repasa, entre registros de shows en vivo y entrevistas, varios tópicos, como el del famoso tocás re bien, tocás como varón. ¿Por qué no ejecutaría bien un instrumento una mujer? Y otro tema, que puntualiza Ludmila Guerzoni, de Liers, es que “si hay un chabón atrás, no es una banda de mujeres”. Es cierto. No es lo mismo y se siente. Cuántas de nosotras hemos estado en espacios “libres de hombres”, por decirlo de alguna manera, y nos hemos sentido seguras y felices. Recojo el guante y también el atrevimiento de proclamar nuestro “privilegio” el hecho de reconocer y disfrutar la energía en una multitud de mujeres, lesbianas y trans. La marea, le llaman, como en las marchas del 8M, que propician el derecho de sentirnos en sororidad.


“Hemos sufrido muchísimo las consecuencias de ser mujeres, nos han tirado de todo, piedras, botellas. Tenías que ser dura y fuerte, pelear”, dice Patricia Pietrafesa, que integra Kumbia Queers y She Devils, acaso la banda de mujeres de culto argentina, que se creó en 1995. Un tema que también es exclusivo en los registros femeninos, es el de los hijos y las hijas. Pilar Arrece habla de la maternidad, tema en el cual no pensaba ni siquiera cuando salía con chicos: “Hace tiempo queríamos tener un hijo pero siempre teníamos que calcular que no te nazca en medio de una gira”, dice la guitarrista de She Devils y Kumbia Queers. Se ven entonces a las mamás, Pilar e Inés Laurencena, con su hija en medio de una gira de las Kumbia.

El documental muestra y visibiliza el mundo de la música tocada por mujeres, lesbianas y trans. Da cuenta de que faltan conquistas, como mujeres a cargo de la técnica, y también enfatiza el sentido de pertenencia: “A mí me re divierten las chicas, me gusta que se armen fechas con bandas de chicas”, dice Silvia Costa de Las Kellies. “Pienso que retrata la fuerza que tenemos las mujeres, lesbianas y trans cuando nos unimos y hacemos lo que deseamos, en este caso música”, reflexiona Marilina y profundiza en el nombre del documental: “En general lo describen como un tour de bandas de chicas por la escena under de Buenos Aires. A mí me parece que es más que eso. Es acerca de bandas de chicas, no siempre sólo de chicas, sino que se acerca a la sumatoria de todas estas chicas. Por eso solo se sabe en Argentina: somos una banda, una banda de chicas”.

* Una banda de chicas tendrá proyecciones los jueves 14 y 21 de noviembre a las 20.30 en el Malba, Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415.