La disputa política por los espacios de poder, la conducción partidaria, su estrategia y su futuro rol dentro de Cambiemos hace crujir a la UCR en su regreso al llano. Un escenario que por ahora tiene dos protagonistas centrales: el gobernador jujeño Gerardo Morales y el gobernador mendocino --que termina su mandato en diciembre-- y diputado nacional electo, Alfredo Cornejo. Ambos, con la intención de comenzar a acumular poder para catapultar sus propios proyectos personales y políticos con la mira puesta en las presidenciales de 2023, donde el radicalismo ya no estaría dispuesto a reeditar su condición de furgón de cola del macrismo. Una pelea que tiene varios frentes abiertos: la Cámara de Diputados, el Senado, un asiento en el Consejo de la Magistratura y el Comité Nacional.

La idea de acercar posiciones, para evitar problemas en el Congreso, terminó mal. El almuerzo que compartieron el miércoles Morales y Cornejo tuvo de postres gritos y portazos. La discusión se recalentó cuando Morales le comunicó que Mario Negri reunió las firmas de la mayoría de los diputados radicales (30 de 47) para continuar al frente del bloque. Un lugar al que aspira Cornejo en su desembarco en el Congreso.

El mendocino había reunido una tropa incipiente de 13 correligionarios: 5 mendocinos, 3 porteños que responden al “Coti” Nosiglia, 1 puntano y 4 cordobeses alineados con Ramón Mestre. La oferta para Cornejo fue continuar al frente del Comité Nacional de la UCR para intentar disipar los rumores de ruptura en Diputados. Un lugar, donde el mendocino no tenía intenciones (por ahora) de seguir. Para Morales, el Comité Nacional tampoco figuraba en sus planes inmediatos. Pero ayer lanzó una advertencia para Cornejo: “Tengo legítimas aspiraciones para ocupar la presidencia del Comité Nacional", dijo Morales y tendió un puente al sostener que confía en poder "lograr un acuerdo" con Cornejo.

En el Senado, Cornejo también corre desde atrás. La idea que pergeñó con Nosiglia de promover a Martín Lousteau al frente del bloque no prosperaría. Para la mayoría de los senadores, el porteño es un recién llegado al partido. La opción del pampeano Juan Carlos Marino no incomoda al formoseño Luis Naidenoff, un aliado de Morales, para continuar al frente de la bancada. Allí se abrió otro conflicto: el asiento en el Consejo de la Magistratura que deja vacante la senadora Inés Brizuela y Doria, electa intendenta de la capital riojana. Morales quiere sentada ahí a la jujeña Silvia Giacoppo, y Cornejo al catamarqueño Oscar Castillo. Si la disputa deja marginado a Cornejo de estos lugares, la posibilidad de ruptura parlamentaria en la UCR se acrecienta.