Álvaro García Linera, el vicepresidente de Bolivia asilado en México, reveló que el titular de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, intimó al gobierno de Evo Morales a ganar las elecciones por una amplia diferencia porque “si no iban a haber problemas”. El funcionario depuesto, además, calificó la actual administración de facto como “una pandilla de golpistas que está destruyendo Bolivia”. “Es un gobierno que chorrea sangre.”

“Cuando vino el de la OEA, supuestamente apoyando la reelección, nos mandó un mensaje encriptado en ese momento: ‘Efuércese por ganar con la mayor distancia posible porque si no va a haber problemas’. Literalmente, lo decía Almagro”, relató el ex vicepresidente boliviano en la AM 750.

La denuncia pública fue hecha durante una entrevista en la que relató cómo él y Morales percibieron el intento de derrocar al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) “desde antes de las elecciones” que la OEA recomendó repetir con el argumento de supuestas “irregularidades” en el escrutinio.

En los días previos, contó García Linera, se percibieron datos y hechos que mostraban que había “cosas que estaban mal, que algo se estaba gestando”, que había “cosas detrás” en la oposición, en los mandos policiales y en los mandos militares. El problema de esto, reconoció, es que “no teníamos ni un dato ni una prueba fáctica para comprobarlos” y actuar al respecto.

“Luego uno se va enterando de que sí (las sospechas) eran verdad. Por ejemplo, los candidatos opositores habían acordado entre ellos que si Evo no lograba más del 50 por ciento, habría que desconocer las elecciones”, afirmó en diálogo con Alfredo Serrano Mancilla. 

Contó también que hubo reuniones entre sectores que respondían al líder golpista de Santa Cruz, Fernando Camacho, “con gente del mando policial y militar” y que, inclusive, “había circulado plata”.

Por esos días, “el mando policial y militar ya ni nos miraba a los ojos, actuaba con desidia, daba información a medias, procesaba información defectuosa”, enumeró durante la conversación con el programa La Pizarra.

Por otra parte, agradeció las gestiones del presidente electo Alberto Fernández ante el mandatario de México, Manuel López Obrador, para proteger la integridad de Morales y sus colaboradores. “Me conmovió la sencillez y la generosidad de Fernández” para “salvarnos la vida”.

También dijo haberse conmovido por los “esfuerzos” de Fernández y de la vicepresidenta electa Cristina Kirchner para contactarse “con Evo y conmigo cuando estábamos escondidos en una zonas de Chapare”. “Eso me cautivó y me generó una deuda muy grande con él y con Cristina”, así como también “la posición firme de López Obrador” para ayudar. “Es algo que pase el tiempo que pase no vamos a dejar de recordar”, expresó.

Luego, al referirse a la situación de violencia que atraviesa su país, coincidió con la voluntad de Evo Morales para regresar a Bolivia y colaborar en la pacificación del país. “Estamos dispuestos a regresar hoy mismo, mañana mismo si eso ayuda a un diálogo para que pare la violencia, para que pare la masacre”.

La persecución y la represión en Bolivia

Afirmó que está al tanto de la situación por noticias e informes sobre “asesinatos y persecuciones” contra los sectores que protestan contra el golpe. “La sensación que tenemos es de indignación por esa injusticia, por lo que le están haciendo a los campesinos, obreros y jóvenes”, lamentó y denunció “la brutalidad” en el ejercicio de la fuerza por parte del gobierno interino.

“Lo que pasa en Bolivia es una barbarie. Están matando campesinos e indígenas –agregó-. En los cinco días de gobierno de la impostora Jeanine Áñez ya se contabilizan 18 muertos, todos pobladores humildes. Es un gobierno que chorrea sangre.”

También responsabilizó al ex candidato presidencial por la oposición, Carlos Mesa, “un mediocre liberal convertido en un consumado golpista” de haber sido uno de los “artífices” del golpe. Lo mismo hizo con el líder cívico cruceño Fernando Camacho.

“Ellos son los que tienen las manos manchada de sangre trabajadora y están dispuestos a más. El lugar que le depara la historia a Carlos Mesa es el de un sanguinario golpista”, insistió.

En el gobierno, agregó, “hay una impostora y una pandilla de golpista” que enfrenta a “un pueblo digno, sencillo humilde que resiste y defiende la igualdad, la democracia y una vida digna”.

Además, calificó al gobierno de Áñez de “trucho” y advirtió que, pese a ello, “nadie puede decir cuánto tiempo durará”. De la misma manera los acusó de cometer “delitos de lesa humanidad” al concretar un golpe y torturar y matar opositores. “No importa el tiempo que pase, esos delitos van a ser juzgados”, concluyó.