“Quisiera que el debate no sea una disputa entre progresistas y conservadores, entre revolucionarios y retrógrados, es un problema de salud pública que debemos resolver y hay que asumirlo así”, dice Alberto Fernández sobre la legalización del aborto. Está conmovido por el libro de Ana Correa Somos Belén, que narra la historia de una joven tucumana que fue presa luego de haber tenido un aborto espontáneo. “No podemos seguir condenando a mujeres como le pasó a Belén, que ni siquiera sabía de su embarazo. ¿Cómo podemos vivir en esa sociedad? ¿Cómo podemos ver eso y no reaccionar?”, dice el presidente electo y anuncia: “Va a haber un proyecto de ley mandado por el Presidente. Tan pronto lleguemos”.

--Hay una demanda para que en el gabinete haya paridad entre mujeres y varones ¿Se está pensando en eso?

--Estoy tratando de convocar a muchas mujeres, algunas estarán en la primera línea otras en la segunda. Definitivamente creo que hay que terminar con la discriminación a la mujer. Es una rémora que hay en la Argentina que nos devuelve a siglos muy pasados. Quiero que haya muchas mujeres debatiendo a la par de los hombres. El gabinete paritario no es una cosa fácil de hacer ahora pero tiene que ser un objetivo a lograr. Voy a empezar convocando a muchas mujeres porque hay muchas y estoy muy contento de que las haya. Reivindico el reclamo feminista. Y por eso también creamos el ministerio de la Mujer, la Igualdad, la Diversidad. Por eso estuve en la presentación del libro de Ana Correa.

--¿Este año sale la ley de legalización del aborto?

--Voy a intentar que salga cuanto antes. No depende solo de mí.

--¿Eso implica que el Ejecutivo puede tener una actitud como la que hubo cuando se trató la ley del Matrimonio Igualitario?

--Yo soy un activista de ponerle fin a la penalización del aborto.

--¿Pero va a haber una instrucción a los legisladores?

--Va a haber un proyecto de ley mandado por el Presidente.

--¿Cuándo?

--Tan pronto lleguemos.

--Se puede pensar que sería en este período de extraordinarias

--Pero tenemos que encarar el tema de otro modo. No se puede convertir en un elemento de disputa entre nosotros. Debemos respetar tanto a la mujer que siente que es un derecho sobre su cuerpo como a la mujer que siente que Dios no le permite hacerlo. Y cuando uno despenaliza y legaliza el aborto no lo hace obligatorio. Por lo tanto, el que sigue teniendo la convicción de que Dios no lo permite que no lo haga. Y respetémoslo. Y respetemos a los otros. Hay que quitarle esa dosis de pañuelo celeste y pañuelo verde. No tiene que haber dos pañuelos, tenemos un problema. Fui a la presentación del libro de Ana Correa, Somos Belén. Lo leí a las corridas y le pregunté a Vilma (Ibarra) "¿cómo es esto?" porque no lo podía creer. Lo que cuenta es tremendo. Cuando terminó el acto me llevaron atrás del escenario y estaba Belén, que no se llama Belén, y solo me daba las gracias y yo no había hecho nada. Pero no es posible que pasen esas cosas, no es posible que la Argentina siga viviendo esas cosas. Y esto no lo digo en contra de nadie, lo digo a favor de todos. Quisiera que el debate no sea una disputa entre progresistas y conservadores, entre revolucionarios y retrógrados, es un problema de la salud pública que debemos resolver y que hay que asumirlo así. No podemos seguir condenando a mujeres como le pasó a Belén, que ni siquiera sabía de su embarazo, tuvo un aborto espontáneo y terminó presa 29 meses solamente porque tuvo un aborto espontáneo. No lo podía creer. Lo que más me impresionó es que cuando Belén recupera la libertad pide que no la reconozcan porque no sabía cómo la iban a recibir y la jefa de la cárcel le dice que tenía que salir con la cara en alto porque no era culpable de nada, ella no quería que la reconocieran. Y todas las que salieron ese día salieron con una máscara para no ser reconocidas. ¿Cómo podemos vivir en esa sociedad? ¿Cómo podemos ver eso y no reaccionar? Estoy muy convencido de lo que digo respecto de los derechos de la mujer.