La Coca Sarli en pleno orgasmo; la cola de Julieta Prandi en el programa de Guillermo Francella; “la Bebota” de Adriana Brodsky junto a Alberto Olmedo y la tapa de la revista Gente con Nicole Neumann con el título “sexy a los 12”, son algunas de las imágenes de la cultura popular argentina que la artista plástica Jessica Sharon plasmó en las obras de su muestra Carne, que pasó por Tel Aviv, Israel. “Yo tengo una meta clara que es concientizar, decir ‘miren lo que vimos, lo que teníamos en la cabeza’ y que nos formulemos preguntas para cambiar esa realidad. Yo quiero que cambien la tele y los contenidos y que se respete a la mujer”, dijo Sharon a Página|12.
--¿Cómo es que comenzó a retratar estas escenas de películas y programas televisivos y tapas de revistas con mujeres semidesnudas?
--Empecé a hablar de un intento de abuso y de otras situaciones que viví con personas de mi entorno y, cuando yo les cuento eso, me dijeron que les pasaron cosas parecidas. Ahí me empiezo a cuestionar cómo crecimos, qué vimos en la tele cuando éramos chicos. Con mis amigos nos juntábamos a ver películas de la Coca Sarli y los chicos en el secundario hablaban todo el día de esas películas. Cuando vi Carne por primera vez me causó una sensación horrible. Es una mujer a la que encierran en un camión y un grupo de hombres la violan. Cuando uno se aleja del lugar donde está, ve las cosas de otra manera. Yo entendí que crecimos en una sociedad enferma, con una televisión que reproduce un orden patriarcal. No sé si hubiera hecho este trabajo si me quedaba en Argentina.
--Su muestra se llama Carne en honor a la película que protagonizó Isabel Sarli, ¿qué representa para usted la figura de la Coca?
--Es un ícono argentino. Pero creo que también fue una víctima de todo, no sé si era consciente de lo que pasaba. Pienso que estas mujeres fueron usadas como objetos, que las consideraron un pedazo de carne y yo en mis obras trato de hacerlas con otras connotaciones y resignificarlas. Por ejemplo, hay un cuadro de la tapa de una revista con Pampita y el título “Hacelas debutar” -la nota daba sugerencias a hombres adultos para seducir y mantener relaciones con adolescentes “sin ir preso”- y a ella la hago como una madona renacentista. Les doy el respeto, el lugar que merecen en la sociedad en los cuadros porque para mí son heroínas. Yo tenía mucha admiración por la Coca y hoy le tengo un poco de compasión. Algunos me critican por eso, pero lo veo así.
Sharon nació en 1981 y se crió en Villa Martelli, ciudad de Buenos Aires, alejada de la colectividad judía porteña. A los 15 años, empezó a participar de los escraches de H.I.J.O.S a represores de la dictadura cívicomilitar y, cuando estudiaba Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires, militaba en Franja Morada. “En diciembre de 2001 yo estaba al lado de las Madres de Plaza de Mayo -quienes aparecen retratadas en algunos cuadros expuestos en Carne- y sufrí una golpiza brutal, tengo marcas hasta el día de hoy. Llegué a mi casa tan golpeada que mis viejos decidieron mandarme a Cuba unos meses y después a México”, contó la artista.
En 2002, ya de regreso en Argentina, los padres de Sharon le sugirieron ir a vivir a Israel por un año. “Mi familia estaba en la ruina y me dijeron que viniera -recordó Sharon-. La mayoría de los que venían (a Israel) eran sionistas y yo estaba muy alejada de eso. Venía de Argentina a un país donde hay una guerra. Me sentía sapo de otro pozo, no entendía qué estaba haciendo acá y me arraigaba a mis cosas”.
Al llegar a Israel, Sharon se instaló en Jerusalén y empezó a estudiar ciencia política en la Universidad Hebrea, pero abandonó y decidió aplicar para ingresar a la Academia de Arte y Diseño Bezalel. “Yo pintaba desde chica y en la escuela era la artista del curso. Siempre quise estudiar eso, pero quería una academia de arte clásica en la que se estudie seis horas de pintura por día”, afirmó la artista que se recibió en la Academia en 2010. Sus proyectos en Bezalel, agregó, también estaban vinculados a las imágenes de los medios de comunicación argentinos.
--¿Cómo fue trabajar en Israel con personajes y productos culturales que son famosos en Argentina?
--Me costó muchísimo. Yo contaba mis historias de Argentina. En una exposición en tercer año puse a la Coca Sarli adentro de una caja (en referencia a la escena de Carne). En la tele de los '90 veías todo el tiempo los culos de las mujeres e hice una videoexposición con esas imágenes en tamaño gigante. Los profesores criticaron mucho mi trabajo, me dijeron que esas cosas en Israel no pasaban. Yo me deprimí, me vine abajo porque no entendían lo que quería decir. Ahí me tomé un recreo de diez años.
--¿Y cómo fue que volvió a pintar?
--En 2015, después de que se hizo la primera marcha de NiUnaMenos, algunos se acordaron de mi exposición. Incluso algunos profesores se conectaron conmigo. Entendí que tenía que retomar todo y rehacer lo que había empezado. Así nacieron los trabajos que están en esta muestra.
--¿Y qué recepción tienen ahora sus obras?
--Es muy interesante, hay muchas visitas de israelíes en la muestra. En la galería organizamos una charla con Jessica Nevo (judía israelí y activista por los derechos de los palestinos) en la que habló de cómo en las tapas de revistas israelíes en los ‘80 se mostraba a la mujer como un objeto.
Cuando fue el caso de una violación de una niña en el interior (de Argentina), Página|12 sacó una tapa con la protagonista de El cuento de la criada. A mí me impactó mucho el caso y me inspiré en esa tapa para una obra. Ese cuadro en Israel fue un boom.
La obra de Sharon también denuncia la trata de mujeres. Dos de los cuadros expuestos en Carne hacen referencia a Raquel Liberman y otras mujeres víctimas de la Zwi Migdal, una organización judía que traía mujeres de Europa a Argentina con promesas de casamiento y, al llegar al país, las obligaba a prostituirse. “En Israel no se habla mucho del tema, es una mancha negra de la comunidad”, opinó la pintora.
El 25 de noviembre, Día Internacional de la No violencia contra laMmujer, Carne será inaugurada en Haifa. “Siempre decía que ese mensaje que nos mandaban los medios estaba mal y me tildaban de conservadora. Nada que ver -aseguró Sharon-. Esos mensajes que siembran los medios de comunicación se reproducen en la sociedad”.