Este miércoles se escuchará por primera vez la voz de Lázaro Báez en la causa que los medios oficialistas llamaron "la ruta del dinero K", pero terminó sin ningún K imputado ni sentado en el banquillo de los acusados. Báez, asistido por su abogada, Elizabeth Gasaro, declarará ante el Tribunal Oral Federal 4. Los puntos altos del expediente son dos. Por un lado, los fondos encontrados en cuentas en Suiza a nombre de sociedades armadas en Panamá y una fundación también originada en el país centroamericano, con movimientos totales de 60 millones de dólares y un saldo de alrededor de 25 millones. En segundo lugar, Báez deberá hablar sobre aquellas imágenes en la financiera SGI, en que se contaron alrededor de cinco millones de dólares, con la presencia del hijo de Lázaro, Martín.

Hay otros aspectos que tendrán su importancia como un campo comprado en Uruguay, otro en Mendoza y se lo acusa de haber comprado facturas falsas en Bahía Blanca para simular gastos, ocultar el dinero y enviarlo al exterior.

En principio, Cambiemos trató de vincular el dinero de Suiza con Cristina Fernández de Kirchner y la Cámara Federal le puso toda la presión al juez Sebastián Casanello para que involucre a la ex presidenta. Sin embargo, el magistrado señaló que los únicos beneficiarios de las cuentas en Suiza eran los cuatro hijos de Lázaro, de manera que, según la documentación, el dinero era del santacruceño. También se demostró lo mismo con el testamento de Báez: todo se lo dejaba a sus hijos. O sea no apareció ni una sola evidencia de que el constructor fuera testaferro de los Kirchner, aunque siempre dijo que era amigo de Néstor.

Un dato de importancia es que la justicia suiza le devolvió el dinero a Lázaro, es decir que consideró que no había --en términos de la legislación de ese país-- ningún delito que justificara la incautación de los fondos.

Es muy posible que Báez explique el origen de su empresa constructora, los contratos que tuvo y que el dinero de Suiza fue una evasión cambiaria, pero que no proviene de ningún ilícito, como sostiene la acusación. O sea que se llevó dinero al exterior --como buena parte de los empresarios-- y que incluso volvió a traer gran parte. Ahí estará la clave de su defensa.

Báez está detenido desde abril de 2016, es decir que lleva más de tres años y medio con prisión preventiva. En su momento, Casanello lo detuvo con un argumento falso: que se subió a su avión y no tenía plan de vuelo. La realidad fue que venía a Buenos Aires a declarar a Comodoro Py. Pero el gobierno y, en especial Patricia Bullrich, armaron un show para detenerlo, incluso paseándolo en aquella oportunidad por toda la Capital Federal: del aeropuerto de San Fernando a Plaza Italia y luego a la dependencia de la Policía Federal en la avenida General Paz, siempre exhibiéndolo a los fotógrafos y camarógrafos.