Alberto Fernández dio a conocer a los integrantes de su equipo económico, y la primera señal, aunque pareciera obvia, es de tremenda importancia política: sus integrantes son, realmente, un equipo. No hubo reparto de cargos entre distintos sectores, sino que se apuesta a un sólido grupo de funcionarios que combinan experiencia en la función pública con prestigio académico y conocimiento de mercados locales e internacionales. Se conocen entre sí, han trabajado juntos en el sector público y en organismos de investigación. Expresan, además, una línea de intervención estatal diametralmente opuesta a la ejecutada en estos últimos cuatro años. No sólo se manifiestan en contra de políticas a favor de la especulación financiera ("la financiarización de la economía", tal cual dicen sus trabajos), sino que además creen firmemente en un desarrollo económico impulsado por el Estado, con carácter inclusivo y sustentado en una estrategia productiva pre definida. 

Mercedes Marcó del Pont, la más experimentada y calificada del equipo, ocupará la titularidad de la AFIP. Pero su relación con el resto del equipo excede largamente la formalidad de la interrelación entre los cargos. A Matías Kulfas y Cecilia Todesca los ha tenido como integrantes de los equipos que comandó como presidenta del Banco Nación, primero (2008/2010), y del Banco Central posteriormente (2010/13). Desde la investigación, han sido firme defensores de las políticas de desarrollo industrial y de la necesidad de un cambio en la estructura productiva. 

Kulfas, en un atractivo trabajo, "Los tres kirchnerismos", hace lo que constituye uno de los pocos análisis críticos del período de doce años que encabezaron Néstor y Cristina Kirchner. No es el típico trabajo en los que, en las tres primeras líneas de texto, ya queda definido si hablarán "en contra" o "a favor" del período analizado, sino que se introduce en los claroscuros para fijar posición sobre cuáles aspectos rescata y en qué considera que se falló por malas políticas o ausencia de las mismas. Lo más trascendente de destacar, ahora, quizás sea subrayar que caracteriza el momento de llegada del kirchnerismo al gobierno, como la culminación de un cuarto de siglo de retroceso sostenido en el desarrollo industrial (después de la etapa de industrialización por vía de sustitución de importaciones, que llegó hasta 1974), y el inicio de una nueva etapa de recuperación que fue exitosa en sus políticas distributivas y de recuperación de la centralidad del Estado, pero no así en la redefinición de la estructura productiva. 

Esta conceptualización es consistente con la sostenida por Marcó del Pont, cuando en sus análisis se centra en la "restricción externa" o las crisis de divisas recurrentes en la historia económica argentina. La dependencia externa por falta de un desarrollo productivo integrado (un país que exporta materias primas, pero altamente dependiente de la importación para sostener el crecimiento industrial) y la permanente amenaza de la fuga de capitales, son dos factores que condenan a la economía local a quedar sometida a los vaivenes del mercado cambiario si no logra desconectar el circuito económico local de los desequilibrios en el precio del dólar.  La directora de FIDE es, probablemente, la especialista que más indagó en el tema y mayor aporte puede hacer a enfrentar el problema. Sus capacidades exceden largamente las de ser la "recaudadora jefa", y Kulfas lo sabe mejor que nadie. 

El tercer integrante de ese trípode que viene trabajando junto desde el Banco Central es Cecilia Todesca, designada vicejefa de Gabinete, lo cual garantiza la presencia permanente de un integrante del equipo en la Casa Rosada. 

El elenco se completa con un aporte externo, pero no extraño, al equipo como Martín Guzmán, economista radicado hasta ahora en Nueva York pero de trato frecuente con Kulfas. Un conocido, además, de Marcó del Pont. Un investigador con vasta experiencia en reestructuración de deudas del Tercer Mundo y que conoce, podría decirse, "a la bestia desde adentro". Su postura para hacer frente a una deuda impagable, en las condiciones en que fueron pactadas por el gobierno de Macri, sonaba rígida y utópica hace unos meses y hoy es asumida como "razonable" por los propios acreedores. Ayer, incluso, hubo un repunte de los bonos de la deuda argentina como reacción a la confirmación de Guzmán como nuevo ministro.

"No hay que aceptar más dinero del FMI ni se puede pagar un sólo dólar de capital ni intereses de la deuda por lo menos por dos años, si no se quiere seguir en la recesión". Así lo planteó Guzmán, sin vueltas, cuando Alberto F. ya apuntaba a ser el futuro presidente. Y decirlo así, tan claro, parece haber sido el gran mérito para que hoy se discuta en esos términos. Guzmán viene con el prestigio de ser un economista reconocido en Nueva York (sin ser "uno de ellos") y en los organismos internacionales. Es, se diría, el complemento perfecto del proyecto de desarrollo y reestructuración del aparato productivo que sostienen Mercedes-Kulfas-Todesca: una respuesta sólida ante el otro frente abierto, el de la deuda externa. 

Quienes acompañarán a los cuatro referentes económicos nombrados son, algunos de ellos, funcionarios experimentados. Ariel Schale en la secretaría de Industria, Paula Español en Comercio Interior y Raúl Rigo en Hacienda serán alfiles clave de la gestión. Otros nombres del equipo: Guillermo Merediz en la secretaría Pyme y Sergio Lanziani en Energía. Habrá que verlos actuar. Lo que es indiscutible, es que si se reclamaba una idea económica clara, consistente y con un equipo económico que la expresara, la respuesta es concluyente.