Alberto Fernández jurará este martes
pero viene gestionando desde el día posterior a las Primarias Abiertas (PASO). Todo lo que estaba a su alcance (que no es tanto) y muy bien dentro de lo disponible. El Plan Argentina Contra el Hambre es el ejemplo de una gran movida que se vino pensando, articulando y que arrancará mañana. Otras requerirán más tiempo, debates, elaboraciones.
Las dos primeras fortalezas de Fernández son su legitimidad de origen y un aceptable poder relativo en el Congreso. Contará con mayoría propia en el Senado, le pasará muy cerca en Diputados. Rosqueando un poco, concediendo, pactando está en condiciones de lograr aprobación de las leyes y hasta rondar los dos tercios de la Cámara Alta necesarios para conseguir Acuerdos.
Los bloques de Juntos por el Cambio (JpC) seguramente perderán algunos legisladores pero seguirán siendo potentes.
Cuesta imaginar, sin embargo, que se den maña para obstruir o frenar las iniciativas del Ejecutivo. Los números no le dan y, tal vez, tampoco exista voluntad unánime de las facciones de la coalición. El PRO de Mauricio Macri se radicalizó en campaña y en el calvario post derrota. Encarna un bolsonarismo argentino, confirmado por las monsergas de Macri y la designación de Patricia Bullrich como presidenta del partido. Más a la derecha y con cierta aquiescencia social… en la Argentina no se consigue. La intransigencia, todo lo indica, será lo suyo. Su respeto a las reglas democráticas… habrá que ver.
En paralelo es imaginable que dirigentes radicales y hasta algunos de PRO opten de movida por ser menos confrontativos y rústicos. Por convicciones, acaso. O eligiendo un perfil para diferenciarse en la interna que ya arrancó y se irá definiendo en 2021.
Es bien factible que los gobernadores e intendentes de JpC mantengan mejores vínculos con la Casa Rosada. Los precisan para sostener la economía de sus distritos. La relación, supone este cronista, tendrá semejanzas con la que sostuvieron los “gobernas” peronistas con Macri entre 2015 y fines de 2017. Conveniencia mutua, manejo de recursos coparticipables en Nación. Más allá de algún arrebato discursivo, eso sería racionalidad instrumental para las tres provincias gobernadas por radicales (Corrientes, Jujuy, Mendoza) y el territorio de PRO, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La primera reunión entre el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y AF insinuó el futuro proveyendo una imagen que refleja-simboliza el cambio en ciernes: el levantamiento de las vallas que afrentaban la Plaza de Mayo .
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Las leyes primeras: Las primeras leyes, de nuevo, podrán tramitarse con velocidad en el Congreso tras el año sabático electoral. Se prorrogará el risible y anacrónico Presupuesto 2019 dibujado por el macrismo. Ex Jefe de Gabinete entendió que es mejor arrancar con ese dibujo que apurarse a diseñar el nuevo antes de haber delineado las líneas maestras de la política económica.
Pintan como más veloces y accesibles las reformas del Poder Judicial, razonables, reformistas, trabajadas en años previos. Por dar los ejemplos más evidentes:
* La puesta en vigencia del Código procesal penal, con procedimiento inquisitorio que distribuye funciones entre jueces y fiscales. De modo tal que aquellos hagan de jueces y estos de fiscales. Parece Perogrullo pero no lo es en Comodoro Py donde los jueces hacen de todo, permitiéndose hasta manipular los sorteos.
* La ampliación de competencia de jueces penales nacionales que, ahorrando detalles acá, ampliaría en gran medida el número de magistrados que podrán atender las causas que monopolizan los jueces federales generando poder arbitrario para ellos y gran lentitud en los trámites.
El presidente prometió que no habrá operadores judiciales durante su gestión. El fin de personajes que se mueven en las sombras, con impunidad, comisionados desde el Ejecutivo. Claro que habrá acción política pero dentro del sistema institucional: el funcionamiento del Consejo de la Magistratura y la designación del Procurador General, por ejemplo
La develación de las tropelías cometidas en el cuatrienio tal vez induzca a magistrados y funcionarios célebres a dejar sus cargos y acogerse a los beneficios de la jubilación.
Fernández es reacio a reformas judiciales ampulosas sin bases consensuales sólidas. Por convicción y porque son imposibles si no incluyen una reforma constitucional que suena inviable para todo lo que dure su mandato.
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El arranque: Los refuerzos a jubilaciones, Asignación Universal por Hijo y sueldos estatales --confían quienes desembarcarán en la Casa Rosada-- promoverán una reactivación nítida aunque no espectacular. La “plata en el bolsillo” se trasformará en demanda inmediata, consumo en el mercado local.
El arranque de la gestión contará, se confía, con la transigencia de los gremios enrolados en la CGT, que le darán respiro a Fernández como (mayormente aunque con excepciones) se lo concedieron a Macri en sus primeros años.
De cualquier modo, un calendario veraniego típico apura a la Nación, las provincias y los sindicatos: las paritarias docentes que incluyen el debate sobre la Paritaria Nacional abolida de prepo por Macri.
En un contorno adverso, siendo el único presidente progresista en demasiados kilómetros a la redonda, Alberto Fernández señalará nuevos rumbos, un modelo productivo sustentable e inclusivo, propuestas igualitarias.
Apelará a la templanza del pueblo argentino cuyos intereses pondrá por encima de todo, hasta de los imposibles pero perentorios vencimientos de la deuda externa. Primero crecer redistribuyendo, pagar después. Primero los más humildes. Las Plazas llenas lo auparán, estimularán y, ojalá, inspirarán.