En una jornada marcada por la emoción, las lágrimas, la alegría y la música, la Madre de Plaza de Mayo Sara Rus y León Gieco recibieron el premio "Alicia Oliveira", que entrega todos los años la Defensoría del Pueblo de la ciudad. “Como sobreviviente del campo de concentración y como madre de Daniel, detenido y desaparecido por la última dictadura cívico militar, quisiera compartir este reconocimiento con aquellos que nunca bajamos los brazos”, dijo la histórica luchadora. “Cuando una vida se nos escapa, solo la alcanzamos cuando ella salva a mil vidas más. Y esas mil vidas más, son aquellas que pueden salvar un país, tal como pasó el 10 de diciembre”, reflexionó Gieco. La alusión, claro, se vinculaba con la asunción de Alberto y Cristina Fernández.

Los premios fueron entregados por el defensor del pueblo, Alejandro Amor, y por la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Además, estuvieron presentes Taty Almeida; Vera Jarach y Clara Weinstein de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Lita Boitano de Familiares; el juez Daniel Rafecas; la doctora Lucila Larrandart; las agrupaciones Conduciendo a Conciencia y el proyecto Mundo Alas, integrado por músicos y músicas discapacitados y creado por Gieco. Se sumaron adhesiones de Nora Cortiñas y el premio nobel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel.

Silvina Pennella, secretaria general del Consejo de Derechos Humanos de la defensoría, detalló aspectos de las biografías de los homenajeados. “Sara es una doble sobreviviente, sobrevivió al genocidio nazi de la Segunda Guerra Mundial y también le tocó vivir en carne propia el genocidio que llevó a cabo el golpe cívico militar en Argentina”, subrayó. La primera historia de Rus comenzó en Polonia, cuando siendo una niña de 12 años tuvo que enfrentarse al horror de la guerra. Vivió tres años en el Gueto de Lodz, donde vio morir a sus dos hermanos. También estuvo en los campos de concentración de Auschwitz y Mauthausen. Allí perdió a su padre. 

“Lo único bueno que le pasó en ese tiempo, dice, fue haber conocido y haberse enamorado de Bernardo Rus, su esposo y padre de sus hijos”, detalló Pennella. Luego de casarse la pareja vino a Argentina, pero llegaron hasta Formosa y ya no pudieron continuar el viaje. “Bernardo había escuchado hablar de Evita, entonces decidió escribirle una carta para pedirle ayuda. Evita no solo le contestó sino que también les facilitó el viaje a Buenos Aires, donde Sara pudo instalarse junto a su madre y esposo para comenzar una nueva vida”, siguió el relato. En 1950 nació Daniel, su hijo, y cinco años más tarde Natalia. “Parecía que la página del horror había comenzado a darse vuelta. Pero no fue así, el 15 de julio de 1977 su hijo Daniel, que tenía 27 años, fue secuestrado por una patota de la dictadura a la salida de la Comisión Nacional de Energía Atómica, donde trabajaba”, repasó. Allí Sara se unió a Madres de Plaza de Mayo y “comenzó a luchar por la verdad, la justicia y por no olvidar. Asumió siempre la memoria como un imperativo”.

La jornada estuvo además acompañada por momentos artísticos. Al inicio hubo una recepción y muestra de fotos denominada “100 años de Evita” donde varias actrices y actores, entre ellos Fabio “Mosquito” Sancineto, representaron a "la defensora de los más humildes". También la actriz Cristina Banegas leyó un poema de Ana María Ponce, detenida desaparecida, y cantó el grupo La Tranquera El cierre estuvo a cargo de Gieco y sus canciones himno: “El país de la libertad”, “Todo está guardado en la memoria”, la flamante "Las Ausencias”, dedicada a las Madres y Abuelas. Hubo un pronunciamiento contra el golpe de Estado en Bolivia, y entonces llegó "Cinco siglos igual”.

Otro de los oradores fue Daniel Rafecas, que además de felicitar a los premiados, dijo que “nunca estuve tan honrado de compartir una mesa como lo estoy hoy”. Emocionado, miró a Rus y confesó: “perdí a mi madre hace muchos años pero encontré a Sarita, la adopté como si fuera mi mamá y a Nati como si fuese mi hermana”. “Hay algo que nunca dije, --agregó-- siento en el alma que cuando abrazo a Sara, dentro mío aparece el otro Daniel, su hijo, que está dando vueltas y aprovecha ese momento para abrazarla. Eso es una demostración de que no los han vencido y que están presentes”.

También hubo dos videos, uno dedicado a Gieco en el que hablaron Víctor Heredia -quien anteriormente fue premiado-, Lito Vitale, y padres y madres de la agrupación Conduciendo Conciencia, creada tras la tragedia del colegio Ecos en la que perdieron la vida en un choque en la ruta estudiantes solidarios. Otro video fue dedicado a Rus, a cargo de sus nietas, Vera Jarach y Clara Weinstein. También tuvo la oportunidad de leer un discurso la hija de Alicia Oliveira, María José Sarrabayrouse, quien hizo una descripción muy emotiva y detallada de su madre, una luchadora incansable por los derechos humanos que fue defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires hasta el 2003 y quien le da nombre al premio.

Luego de Almeida y Boitano, Carlotto expresó unas palabras a los premiados: “estar hoy acá me da ganas de gritar ‘gracias a la vida’”, manifestó la presidenta de Abuelas. Se jactó de haber bailado con León Gieco, a quién le agradeció por su lucha y militancia junto a la institución, y destacó la importancia de la lucha por la memoria que lleva adelante Rus.  “Estar hoy acá es muy importante porque es el día número uno, la inauguración de una nueva etapa de vida, lucha, amor, y bienestar”, finalizó emocionada Carlotto. 

Informe: Melisa Molina.