Cuadros que se mueven, un tender de ropa que vibra, lámparas colgantes que tiemblan y vasos con agua que se agita. Estos son algunos de los efectos que producen las vibraciones de los recitales del estadio Movistar Arena en la casa de los vecinos que viven en las inmediaciones del centro de eventos cubierto que se alza en Villa Crespo. Los pequeños sismos en las viviendas fueron filmados por los vecinos para acompañar las denuncias correspondientes ante la Agencia de Protección Ambiental (APRA), según detalló Gustavo Perrone, integrante de Vecinos Autoconvocados del barrio. Esta organización viene denunciando que desde que se inauguró, en noviembre, el estadio, los shows musicales produjeron caos de tránsito, controles policiales y vallados de calles, proliferación de estacionamientos truchos, basura, ruido excesivo y una marea constante de gente que ha alterado la vida del barrio.

A través del Twitter NoalMegaestadioArena los vecinos difundieron las filmaciones donde se ven los efectos que producen los vibraciones de los recitales. “El tender q camina! Parece un chiste, pero no lo es. Video es de un vecino de Padilla al 600 en #villacrespo. Le sucede en todos los días de recital en el #movistararena del diario @LANACION. Q nos deparará el día de hoy? Cuándo el @gcba y @horaciorlarreta harán algo al respecto?”, dice el primer posteo, donde se ve un tender con ropa colgada que se mueve.

El segundo video muestra un cuadro colgado en una pared que se agita como si lo moviera el viento. “Recibimos este video q una vecina de frente al #movistararena tomó durante el recital de Shawn Mendes”, aclara la publicación.

En otra filmación se ve cómo se balancea una lámpara que cuelga del techo de una habitación durante uno de los recitales, y una cuarta grabación expone como se mueve el agua de un vaso que está apoyado sobre una mesa. “Una vecina nos manda el vídeo de las vibraciones en su casa durante el recital de #Calamaro. El #MovistarArena produce esto en el barrio y en los edificios de la zona debido al sonido y a las vibraciones que emite”, dice el texto que la acompaña.

“Hay gente a la que le vibra el departamento, a la que se le mueven las cosas. En mi caso no son las vibraciones sino el ruido, que llega casi al límite de lo permitido”, dice a este diario Perrone, que vive frente al estadio. Y agrega que “el Apra estuvo en mi casa y registró los decibeles en mi dormitorio. Dio 46 decibeles, que está un poco por debajo del límite punible (50 por la noche en zona residencial), pero 46 decibeles de tonos bajos es como una patada en el pecho. Además, esa medición fue en un solo recital. El Apra dijo que este sábado va a hacer un operativo integral, veremos qué pasa”. De todas formas, explica que está cambiando todas las ventanas de su casa para minimizar los ruidos.

Sin embargo, los problemas de Perrone no se agotan en el sonido. “Como vivo justo enfrente, tengo que bajar las persianas porque tienen las luces encendidas todo el tiempo. Durante el día no es tan problemático, pero cuando oscurece sí. Eso es todo los días, y los días de recital se suma que prenden la pantalla led, que publicita el estadio y las bandas”.

“Las vibraciones las sufren los que están más cercanos, pero el megaestadio nos desordena la vida a todos. El caos de tránsito, el ruido de los silbatos, la circulación masiva de gente, todo ha complicado al barrio. Si tengo que salir con el auto tengo que ver primero si hay recital porque cuando vuelvo no tengo dónde meterlo”, agrega Laura, vecina e integrante de los Autoconvocados

Según explicó Perrone, los vecinos se reunieron con el subsecretario de Vinculación Ciudadana, Juan Pablo Arenaza, y le dejaron una lista de reclamos que incluye, en primer lugar, el rechazo a los cien recitales por años que programa el estadio; el caos de tránsito; los vallados que se instalan; el rechazo al pedido de DNI que los vecinos deben presentar para poder volver a su casa con el auto; el ruido constante que generan los agentes de tránsito con sus silbatos; el rechazo al uso de megáfonos; los estacionamientos truchos y el ingreso de contramano que se habilita para que los conductores accedan a esas plazas ilegales; la venta selectiva de alcohol (mientras se prohíbe que los autoservicios vendan alcohol, se permite el alcohol en el estadio y en los bares de alrededor); la contaminación lumínica y los problemas de limpieza, entre otros. De acuerdo a un vecino que se comunicó con un asesor del subsecretario, recién en febrero las autoridades darían una respuesta a los reclamos.

Aunque los vecinos consultados querrían que el estadio no existiera, saben que es una realidad. Por eso insistirán con el proyecto de ley presentado en la Legislatura para que en el terreno cedido por Estado al Club Atlanta sólo se efectúen espectáculos deportivos.