El pan dulce peronista, un producto con el sello de la economia autogestiva y un packaging con las caras de Eva y Juan Domingo Perón más Néstor y Cristina, se convirtió el producto más celebrado de la mesa de este fin de año. Fue una idea de Eduardo Montes, presidente de la Federación de Trabajadores de la Economía Social (FETRAES). En su elaboración participaron una empresa recuperada y dos panificadoras cooperativas, a las que sobre la marcha, por la enorme demanda que recibieron, se fueron sumando emprendimientos productivos del territorio. Entre el día de la asunción de Alberto y Cristina, cuando lanzaron el pan dulce peronista en la plaza del Congreso, y el 31 de diciembre, vendieron más de 25 mil unidades, todo un número para una iniciativa que empezó con un reducido grupo de 20 trabajadores. “Fue algo muy fuerte… vimos que en estas fiestas, luego de haberla pasado muy mal en los últimos cuatro años de políticas neoliberales, con la alegría de volver a tener políticas públicas que impulsen a los más desposeídos, muchos quisieron este pan dulce para festejar, para hacer el cierre de una etapa. Creemos que esa fue la razón de que haya tenido tanta demanda. Para nosotros fue un volver a respirar: somos trabajadores y queremos vivir de nuestro trabajo”, dice Montes.

-¿Cómo surgió la idea?

-La veníamos pensando desde mediados de año. Hicimos muchas pruebas desde julio a diciembre, tuvimos que ir viendo qué empresas cooperativas podían elaborarlo, qué recuperadas gráficas podían hacer las cajas, cómo armar la lógística…

-¿Que cambiaron en esas pruebas de julio a diciembre?

- En principio la calidad de pan dulce, pero sobre todo el packaging. Ese color ocre que tienen las cajas para aludir a la cuestión histórica del peronismo... porque nosotros habíamos empezado con un diseño más de esta época, que estaba bueno pero que  no llegaba a expresar lo que queríamos.

-¿Cómo eligieron el tono y las imágenes ?

-Lo hizo un gran compañero de La Plata, Sebastián Falcon, que pertenece a la FETRAES y es diseñador. Él las fue buscando. Hizo un camino hasta conseguir ese mix entre la época de Perón y Evita y los años de Cristina y Néstor.

-¿Qué le parece que consiguió expresar la caja?

-Muestra que hay una concepción ideológica del festejo de la navidad y las fiestas. La palabra compañero viene de compartir el pan. Para las fiestas, en la navidad, implica ascender esto un poquito más y compartir en la mesa el pan dulce. Lo que nosotros hicimos fue agregarle a esas ideas la cuestión autogestiva, asociativa.

-Decía que además, con el ocre buscaron aludir a la cuestión histórica del peronismo. 

-Sí, porque del 45 al 55 hubo una resignificación de la Navidad, sobre todo por el trabajo de Eva Perón, que a través la Fundación se acercó a los más humildes, a los que no tenían, para entregarles un pan dulce y una sidra. Se llegaba así los sectores más desposeídos para que tuvieran algo en la mesa para festejar la navidad. A esto lo reflejaron sobre todo los medios extranjeros, con  una visión bastante romántica de esa parte de la historia, que es la de sectores que no entienden al peronismo.

-¿Cuántas cooperativas participaron del proyecto?

-Una cooperativa gráfica, Gráfica Suárez, del barrio de Liniers, hizo todo el packaging. Al pan lo elaboraron las cooperativas 4 de agosto, que es una panadería de Lanús, y La Super Liga, de Floresta. Después se agregaron emprendimientos productivos con trabajadores y trabajadoras de la economía social en La Plata y José C. Paz. 

-Empezaron en el Congreso y la Plaza de Mayo. ¿en qué ciudades lo terminaron vendiendo?

-En un montón de localidades del conurbano, en La Plata, en Brandsen. Llegó a Jujuy, está en Córdoba, nos lo piden de Rosario… es algo que nos superó.

-Desde los 20 trabajadores iniciales, ¿a cuántos pasaron? 

-Ahora estamos en 94. Se agregaron compañeros de logística, con una trafic y una camioneta para trasladar el producto y, principalmente, para la producción. Es que  hicimos inicialmente tiradas chicas con las panificadoras cooperativas, y luego debimos ir sumando emprendimientos en el territorio. También se agregaron muchas personas  para la venta. Los compañeros pudieron llevarse un buen retiro y eso fue maravilloso. Fue un volver a respirar.

-En la caja aparece impreso el nombre de la FETRAES. ¿Qué es?

-La FETRAES es una federación de cooperativas y empresas recuperadas que nacimos en 2014. Tuvimos que transitar del 2016 a hoy en resistencia, fueron cuatro años en que la pasamos muy mal. Nosotros pertenecemos a un sector de la militancia, de los trabajadores autogestionados, que no percibimos el salario social complementario ni planes sociales del programa Hacemos Futuro.

-¿Qué esperan del gobierno de Alberto Fernández?

-Que nos convoque para participar de las políticas públicas. En la FETRAES conviven metalúrgicas recuperadas, textiles, gráficas, gastronómicas… somos muchas empresas recuperadas y cooperativas, y aun no fuimos convocadas. Esperamos que nuestro gobierno pueda asumir políticas públicas para el sector.

-¿No fueron convocados al Plan Argentina contra el Hambre?

-No, no fuimos convocados todavía. Tampoco al Plan de Lectura Nacional, y tenemos cooperativas gráficas. Obviamente creemos que eso está al llegar, porque entendemos que somos parte de este gobierno y luchamos para que Mauricio Macri no fuera reelecto..

-¿Qué políticas esperan del nuevo gobierno?

-Necesitamos una suspensión de los desalojos de las cooperativas y recuperadas que están judicializadas; eso incluye al Hotel Bauen, al Bar Dorrego y a muchas otras a lo largo del país. Pedimos además la suspensión de los cortes de los servicios públicos, y queremos volver a tener la Línea Uno del Ministerio de Trabajo, para el trabajo autogestionado.

-La Línea Uno era un programa que completaba el salario mínimo.

-Sí, era una ayuda económica que completaba los retiros de nuestras compañeras y compañeros. Necesitamos, sobre todo, el compre cooperativo. Es imprescindible que el Estado haga parte de sus compras a recuperadas y cooperativas, porque estamos en condiciones y podemos cumplir con todas las normativas.

                                                                                           Foto: Bernardino Avila