El metano burbujea…

“Estar concentrado en la caza de burbujas y encontrar patrones de hielo es una actividad edificante, como una búsqueda del tesoro”, ofrece con palpable entusiasmo el fotógrafo Ryota Kajita, que lleva ya una década recorriendo pacientemente la tundra ártica a la pesca de peculiares formaciones blancas. O Ice Formations, como ha bautizado a su serie de fotografías, que precisamente capturan burbujas de metano --liberadas tras descomponerse la materia orgánica-- atrapadas justo bajo la superficie de los lagos congelados de Alaska, donde RK vive. Cierto es que los motivos son preciosos (“misteriosos y maravillosos, también muy delicados y efímeros”, en palabras del artista), pero todo hay que decirlo: esconden sonado peligro, riesgo altamente dañino. Siendo un gas de efecto invernadero, un temor latente de la comunidad científica es que, a medida que la tundra del Ártico se descongele, se multiplique la cantidad de metano en atmósfera, lo cual calentaría aún más --mucho más-- la tierra. De allí que, para Kajita, sus imágenes sean un recordatorio “de cómo todo, aún lo que aparenta ser insignificante, se conecta a aspectos más grandes y significativos de nuestro planeta”. Por lo demás, vale decir que trabaja el varón principalmente en octubre, cuando las temperaturas bajan, y encuentra sus fascinantes burbujas en estanques, ríos y lagos. Trabaja con una cámara de formato medio, sin trípode, usando una velocidad de obturación lenta, amén de eternizar el más ínfimo detalle de sus tesoritos que, en general, miden entre 25 y 75 centímetros de diámetro. Cuenta además que cada vez que gatilla está muy nervioso… ¿Por qué? No hay aclaración. Acaso sea muy exigente. Acaso tenga mal pulso. Acaso tema que un chispazo inesperado lo mande a volar por los aires. En fin.

Tu cara me suena

El japonés Yuri Suzuki es un multipremiado artista sonoro, diseñador y compositor de música electrónica conocido por sus variopintos proyectos, que van desde instrumentos a medida para will.i.am hasta apps de realidad aumentada que convierten cualquier papelito en un kit para hacer canciones. Como socio del reputado estudio de diseño Pentagram, que tiene por costumbre despedir el año por todo lo alto, acaba de lanzar un obsequio a internautas del globo para que inauguren el 2020 con un “antídoto musical para la gravedad de nuestros tiempos”, en sus propias palabras. Se trata de una simpatiquísima web interactiva llamada Face The Music, especialmente atrayente para humanos melómanos sin talento alguno para tocar piano, guitarra, flauta traversa, armónica, cello, batería… “Guardá tu banjo. Escondé tu trombón. Este sitio te permite hacer música con tu rostro”, son las instrucciones de la flamante plataforma, creada a partir de tecnología de reconocimiento facial. Que justamente lee la cara de los usuarios para capturar los cambios en sus expresiones (el modo en que mueven la boca, cómo levantan las cejas, la inclinación de la cabeza, etcétera), traduciendo cada pequeña modificación en notas. El movimiento, en resumidas cuentas, altera los sonidos que van generando (no es lo mismo sonreír que bostezar, sobra decir). Lo hacen a partir de cuatro opciones distintas: dubstep, ópera, blues o sci-fi, a partir de cuatro pistas elaboradas por el susodicho y su dream team. “Face the Music es el resultado de un feliz experimento, que espero amenice vuestras vacaciones”, dispensa Suzuki, cuyas propias pruebas con su criatura pueden verse en la web.

La verdad sobre ciertos mitos del rock

Para celebrar los 40 años de la edición de The Wall, la revista británica especializada en rock progresivo bautizada sencillamente como Prog entrevistó a algunos de los responsables tanto del disco como de la película para su nota de tapa de este mes de enero. Prestan sus voces tanto el dibujante Gerald Scarfe como el productor Bob Ezrin, entre otros, pero el que se lleva las palmas es Bob Geldof, que obtuvo el papel de Pink luego de que Roger Waters no cuajara en las iniciales pruebas de cámara para el personaje. “Parecía más Albert Speer que Albert Finney”, confesó alguna vez Parker, o sea más un ministro de Hitler que un legendario actor británico. Geldof cuenta en la nota firmada por Daryl Easlea —biógrafo de Sparks y Peter Gabriel, entre otros— que cuando se conocieron con Waters tuvieron un diálogo bien británico: “Me dijo que le había gustado realmente mi canción ‘I Don´t Like Mondays’, que había grandes ideas ahí y que debería haberlas desplegado en un formato más extenso. Mi respuesta fue que The Wall era realmente un buen disco, pero que tal vez lo deberían haber resumido en un simple de tres minutos”. El que por entonces aún era el cantante de The Boomtown Rats también recuerda que cuando era chico pensaba que Pink Floyd era un grupo hippie, y él se consideraba mod, así que no los respetaba. Pero la mejor de todas sus revelaciones es una que deja en claro la distancia que hay entre la realidad un músico en ascenso —como era Geldof entonces— y los excesos de las estrellas de rock. “Cuando llegó el momento de hacer una escena en la que tiro un televisor por una ventana le pregunté a Alan Parker: ‘Si no se rompe, ¿me lo puedo quedar?’ Dijo que podía hacerlo, así que puse dos colchones bajo la ventana. En la toma parece que estuviésemos en un rascacielos, pero eran apenas unos metros sobre el suelo. Si te fijás en la escena , vas a ver que tiro el televisor muy cuidadosamente. Cayó sobre los colchones, así que todavía tengo ese Sony Trinitron en mi hogar en Kent”